“Siempre decimos que no podemos avanzar porque es cultural lo de los wichis. Pero es cultural lo que decimos de que no podemos avanzar”. Esa fue la evaluación que realizó el gerente del Hospital Materno Infantil, Federico Mangione, en una entrevista que dio a Salta/12 sobre el operativo realizado en el municipio de Santa Victoria Este (SVE, de Rivadavia), en la última semana de enero.
Los 10 profesionales del Hospital divididos entre SVE y Tartagal (ciudad cabecera del departamento San Martín), para hacer las derivaciones y atenciones según la criticidad de cada caso, atendieron a unos 1200 pacientes, algunos de ellos con problemas de desnutrición o bajo peso, y gestantes sin controles de embarazo. Pero entendió que más que hablar de muertes por desnutrición, que reconoció como una causa que acarrea las demás enfermedades y desenlaces que terminan en muertes, “es necesario hablar de mortalidad infantil”.
Para especificar sobre este punto, ejemplificó que un niño con bajo peso que empieza con diarrea y se encuentra en medio del monte sin posibilidad de atención médica alguna “se deshidrata y muere”. Por eso dijo que hay que apuntar al índice de decesos en la población infantil según las zonas. “Si a mi me dicen que en Rivadavia hay muchas muertes por deshidratación tengo que ir a investigar porque tal vez es el agua. O si me dicen que en otra zona hay mas casos de linfoma determinado también me tengo que fijar para poder además prevenir”. El problema es que hasta este momento, y pese a los pedidos que afirmó, realizó ante el Ministerio de Salud, no hay números concretos de la Mortalidad Infantil en la zona por causas específicas. “No tenemos números en Salta sobre las estadísticas que necesitamos”.
El gerente, que hace 28 años ejerce la medicina, sostuvo que estos resultados son parte de un problema estructural que se acarrea en Salta desde siempre. Y en donde una de las causas es la falta de agua segura para las comunidades, o “que no acceden a educación para poder cocinar”. “Vi hasta latas de conservas sin abrir tiradas” en las comunidades, indicó al añadir que en el pueblo wichí “está además la costumbre de comer todo hervido”. Se manifestó “molesto” con la falta de articulación entre las fundaciones que hace 20 años están en la región y el Ministerio de Salud o los Hospitales de referencia para plantear soluciones y evitar el flagelo de la mortalidad. “Las fundaciones van al lugar, hacen su casuística, y después la presentan en Congresos de Buenos Aires”, añadió.
En cuanto a la interculturalidad del sistema sanitario dijo estar “convencido de que tiene que ser así”, por lo que refirió a la necesidad de “cuidar como oro” a personal de Salud como Tujuayliya Gea Zamora, médica wichí, dado que puede ser un puente entre los pacientes de las comunidades y el sistema sanitario hegemónico. A ello añadió que tras volver del operativo, “estoy impulsando entre el personal a que aprendamos a hablar wichi porque es importante conversar con las personas”.
Rescate de 47 niños y niñas
En el operativo sanitario de enero, sostuvo que se rescataron 47 niños y niñas “que si no los veíamos se morían”. Al ser consultado sobre las resistencias de las comunidades a la atención sanitaria, afirmó que en algunos casos sucedió pero por eso se llevó un “equipo hecho de mujeres”, dado que suelen ser “más gauchas” al momento de afrontar estas situaciones. Incluso mostró preocupación por el estado de mujeres embarazadas dado que, detalló, “hemos llegado a ver a una de ellas que pesaba 45 kilogramos”.
En cuanto a las acciones a seguir indicó que el operativo se hará nuevamente en esta o la otra semana y “va a ser durante todo el año”. Este trabajo, indicó, se está ideando entre las asociaciones civiles, el Hospital y el Ministerio de Salud a fin de que se turnen en la visita al territorio, al momento de compartir los informes que surjan de cada una de las visitas, estableciendo también “un seguimiento a través de historias clínicas, como corresponde”.