A pocos días de recibirse de profesora, Ivana Puel Catriel -una joven de 35 años oriunda de Neuquén- consiguió modificar su documento de identidad como el acta de nacimiento, y de ese modo evitó que su título universitario lleve el apellido de su progenitor, el hombre que la abusó sexualmente cuando era una niña.
“Es algo que te hace recordar todo el tiempo que pasaste por eso, más allá de que hay otras manifestaciones, el apellido es algo muy importante para las personas, es con lo que te reconoce el resto de la sociedad”, aseguró Ivana, joven oriunda de Cutral Co, que está a punto de conseguir el diploma de profesora de Química, en la Universidad Nacional del Comahue (UNC).
Este hecho fue crucial para que en 2021, Ivana realice una presentación judicial y pida una nueva acta de nacimiento y documento, porque llevar el apellido de su progenitor, Víctor Nicolás Pino, la dañaba profundamente. “Fue duro asumirlo, hacerme cargo de que era algo que no quería, obvio como cualquier carrera profesional cuesta muchísimo y al final resignarme a que llevara ese apellido el título era una carga bastante fuerte”, expresó la joven en una entrevista con el portal Río Negro.
La jueza de Familia, Silvina Arancibia Narambuena, lo entendió del mismo modo y autorizó el cambio. El trámite fue virtual debido a la pandemia y eso resultó un alivio inesperado. “No me tuve que exponer tanto, al menos físicamente, ante la jueza o abogados”, sostuvo Ivana.
Asimismo reconoció que dudaba si lograría la rectificación, porque ella nunca pudo denunciarlo penalmente, y si bien no es un requisito exigido para formular esta solicitud, podía ser gravitante.
“Tenía ganas de hacerlo, pero bueno lo dejé de lado para cuidarme a mí. Lo pensé mucho, lo pensé muchísimo, de adolescente ojalá hubiera tenido las herramientas para poder hacerlo, quería hablar, quería decirlo, y ni siquiera podía decírselo a mi entorno familiar, me costó mucho romper el silencio. Lo hice en ambientes de confianza, con mis amistades y desde la primera vez que lo dije, ya escuché la respuesta: “denuncialo” o “hacé algo” y es muy difícil accionar cuando estás en este lugar”, afirmó.
Al momento de definir qué apellido llevaría, Ivana escogió el materno, y el de su abuela Luisa Anita Puel “una figura de cuidado en mi vida, que estuvo en mi infancia, en parte de mi adolescencia, que representaba el disfrute. En la búsqueda de mi identidad también supe y asumí mis orígenes mapuches”, aseguró.
Justos motivos
El Código Civil prevé la posibilidad de cambiar de prenombre o apellido siempre que existan “justos motivos”. En este caso la jueza de Familia de Cutral Co, Silvina Arancibia Narambuena, planteó que en el informe de las profesionales tratantes de la joven se menciona que al día de hoy ella presenta “sintomatología asociada a trastorno de estrés postraumático coincidente con las afecciones psíquicas de quien ha padecido abuso sexual durante su infancia”.
También, expuso que el apellido Pino es para Ivana “un sello que arrastra y que conlleva marcas en su subjetividad y en cuerpo siendo necesario la desafiliación” para poder “elaborar el trauma generado”.
Por esta razón, la magistrada hizo lugar a la petición y en la sentencia le ofreció la posibilidad a Ivana de explicarle los fundamentos de su decisión en una audiencia privada virtual “en aras de garantizar el acceso a la justicia y la tutela judicial efectiva que deben ajustarse a cada persona en concreto”, con la aclaración de que si no quería conectarse podía hacerlo, sin que eso le significara ninguna sanción.
Ivana asistió al encuentro por Zoom y sintió ese acto como “un pedido de disculpas de la justicia por no haber estado en otros momentos de mi vida, fue una sorpresa grata y me dejó tranquila”, concluyó.