La caravana contra las restricciones anticovid-19 llegó el domingo a Lille, en el norte de Francia, antes de viajar el lunes a Bruselas, donde las autoridades prohibieron cualquier manifestación motorizada para evitar "un bloqueo" de la ciudad. Los autodenominados "Convoyes de la libertad", inspirados en la movilización que mantiene paralizada Ottawa, la capital de Canadá, reúnen a opositores al pase de vacunación, pero también al presidente Emmanuel Macron, e incluso algunos retoman las reivindicaciones de los "chalecos amarillos" frente al incremento del costo de vida.
Movilizados por la "libertad"
Unos 300 vehículos con banderas francesas se plantaron en el estacionamiento de un centro comercial en las afueras de Lille, una ciudad cercana a la frontera con Bélgica. Algunos policías estaban presentes mientras seguían llegando vehículos.
"Iremos a Bruselas para intentar bloquear, para luchar contra esta política de control permanente", dijo Jean-Pierre Schmit, un desempleado de 58 años de Toulouse, que se manifestó el sábado en París. Sandrine, una jefa de producción de 45 años que no quiso dar su apellido, llegó desde Lyon porque "estamos perdiendo nuestras libertades poco a poco, de forma muy insidiosa". Sostenía un cartel en el que se podía leer: "Amo la libertad".
Las autoridades belgas han prohibido cualquier manifestación en Bruselas "con vehículos motorizados" y anunciaron que tomaron medidas "para impedir el bloqueo" de la ciudad y sus afueras. Unos 850 vehículos (camionetas, casas rodantes y autos) salieron de las afueras de París el domingo en dirección a la capital belga, según una fuente policial.
Se mantiene el dispositivo policial
Llegados de toda Francia, los vehículos confluyeron hacia París este fin de semana. Pero, aunque la policía dijo haber contabilizado el viernes tres mil vehículos y cinco mil manifestantes en los alrededores de la capital, no todos los convoyes entraron en la ciudad. De la misma manera, no todos los participantes tenían la intención de seguir la marcha hacia Bruselas, según una fuente policial.
La prefectura de policía de París tuiteó que mantenía "el dispositivo este domingo" para evitar los bloqueos a las puertas de la capital, con el refuerzo de controles durante todo el día. Unos 7.500 efectivos de las fuerzas del orden estaban movilizados desde el viernes y hasta el lunes.
Reunidos en diversas ciudades de Francia a lo largo de la semana, movilizados por los convoyes de camioneros que lograron bloquear Ottawa, los manifestantes buscaban un golpe de efecto y ninguno mejor que lograr acceder a los Campos Elíseos, el emblemático centro de la capital francesa que ya sirvió de escenario hace unos años de las concentraciones de los llamados "chalecos amarillos", el movimiento desencadenado por el alza de los precios de los combustibles que sacudió a Francia entre 2018 y 2019.
Varios de esos manifestantes forman parte de esta nueva oleada de protestas que apuntan directamente al presidente Emmanuel Macron, a quien reprochan sus medidas para lograr que toda la población se vacune. En el blanco de su ira está el pase de vacunación, que exige estar inmunizado para acceder a la mayor parte de los lugares públicos.
La tarde del sábado, más de un centenar de vehículos consiguieron llegar a la Avenida de los Campos Elíseos pero fueron dispersados con gases lacrimógenos. Los manifestantes no lograron bloquear la capital francesa y las fuerzas de seguridad detuvieron a 97 personas y multaron a 513, según un balance oficial.
Entre los detenidos el sábado figura Jérôme Rodrigues, uno de los rostros conocidos de los chalecos amarillos. Rodrigues fue arrestado cerca del Palacio del Elíseo por "organización de manifestación prohibida y participación en un grupo formado con miras a cometer actos violentos", según la fiscalía. Su abogado rechaza su papel organizativo y lo calificó de "preso político".
En paralelo, el prefecto policial de París pidió el domingo una investigación administrativa interna tras la difusión en las redes sociales de un video en el que se veía a un policía apuntar el sábado su arma contra un automovilista, en la plaza del Arco de Triunfo.
Macron entiende los reclamos y llama a la calma
En una carta abierta dirigida a Macron y al primer ministro francés, Jean Castex, los manifestantes piden que se les devuelva "la libertad de la que durante dos años se nos ha privado por circunstancias excepcionales que ya no se dan". Además, exigen que se abandone la vacunación y que se cree una investigación farmacológica independiente sobre sus efectos.
También reclaman que vuelvan a sus puestos los sanitarios despedidos por negarse a vacunarse, y que se indemnice a todo trabajador que haya sufrido consecuencias por no hacerlo. Macron sigue con atención este nuevo movimiento de protesta que se produce a dos meses de la primera vuelta de las presidenciales a las que, aunque todavía no se ha declarado candidato de forma oficial, encabeza todas las encuestas.
El presidente francés aprovechó una entrevista con la prensa local para pedir calma y dijo entender la fatiga de los ciudadanos por las restricciones ligadas a la covid-19. "Este cansancio se expresa de distintas formas: desesperación en unos, depresión en otros. Vemos un sufrimiento mental muy fuerte, en jóvenes y no tan jóvenes. Y a veces este cansancio se refleja en cólera. Lo entiendo y lo respeto", dijo Macron al diario Ouest-France.