Alfredo Russo declaró al menos tres veces ante la Justicia Argentina por el asesinato de su hermano Daniel durante la última dictadura cívico militar. Otras tantas lo hizo Víctor Carvajal, sobre la muerte de su propio hermano, Ángel José Alberto, “suicidado” más o menos por la misma época. Sin embargo, ambos culminaron conmovidos la reconstrucción de los hechos, uno en las inmediaciones de una bicicletería en la capital sanjuanina, otro en el Penal de Chimbas, junto a los abogados de las agrupaciones de derechos humanos que en Italia impulsan el juicio contra el represor Carlos Malatto, el responsable de esas muertes y de otros tantos delitos de lesa humanidad que permanece prófugo en aquel país desde hace una década. “Los testimonios y los recorridos enriquecieron muchísimo el trabajo que estamos impulsando” en Italia, subrayó en diálogo con Página12 Walter Calamita, integrante de la comitiva que recorrió San Juan y Mendoza en clave de recolección de pruebas para la causa contra el militar retirado del Regimiento de Infantería de Montaña 22, pero que también mantuvo reuniones de trabajo con funcionarios de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, la Cancillería y organismos de derechos humanos locales.
El grupo de abogados e integrantes de la Coalición Italiana para la Libertad y los Derechos Civiles, de Progetto Diritti y de 24Marzo Onlus que impulsó el juicio y logró condenas a represores uruguayos y peruanos por el Plan Cóndor y que impulsa un proceso similar contra Malatto en Italia llegó a la Argentina el jueves de la semana pasada, explicó Calamita, con el objetivo de “recoger y reforzar energías para lograr una condena” contra el represor del RIM 22 que se profugó de Argentina cuando faltaba poco tiempo para que fuera juzgado por crímenes de lesa humanidad en San Juan y desde entonces reside en un exclusivo barrio en Sicilia.
“Para llevar adelante este trabajo necesitamos reunir energías con el gobierno argentino y los familiares de las víctimas y nos vamos con buenos resultados, con el compromiso de funcionarios y el aporte de información y datos muy valiosos”, aportó el argentino que integra 24Marzo Onlus prácticamente desde que llegó a Italia por un exilio obligado, en plena década de los 70.
Tras una serie de reuniones protocolares con funcionarios de Cancillería y el Gobierno nacional, Calamita y los abogados Arturo Salerni y Mario Angelelli viajaron a la zona cuyana. Llegaron el sábado a Mendoza y regresaron el martes a Buenos Aires, desde San Juan. La agenda, en esos cuatro días, programó reuniones con familiares de las víctimas que representan en el expediente ante la justicia italiana, visitas a los escenarios donde sucedieron alguno de los hechos que le endilgan a Malatto, encuentros con referentes de organismos de derechos humanos y reuniones de trabajo con las fiscalías federales de esas provincias que “enriquecieron el trabajo al hacer un repaso por las causas”, puntualizó el referente.
Italia rechazó el primer pedido de extradición de Malatto en 2014, pero la Justicia argentina insistió en un nuevo proceso que está por resolverse. En ese sentido, los abogados italianos solicitaron que Argentina se constituya como parte querellante en el juicio que están impulsando en su país, como Uruguay lo hizo en el marco del proceso por el Plan Cóndor contra represores uruguayos que culminó con el represor uruguayo Jorge Tróccoli condenado a cadena perpetua. “Sería muy oportuno, reforzaría el proceso, le daría otro peso y por otro lado serviría para mejorar la imagen de Argentina frente al mundo ya que queda mal cuando hay un argentino por cuyos crímenes terribles otro país está juzgando”, explicó Calamita.
Malatto no es el único prófugo que Argentina busca enjuiciar por su responsabilidad en el terrorismo de Estado que se estableció en Italia. El cura Franco Reverberi Boschi también vive allí en libertad, luego de que ese país rechazara un pedido de extradición por parte de la justicia federal nacional. Su situación formó parte de las charlas entre los abogados italianos y los funcionarios judiciales y gubernamentales de Argentina.
La reconstrucción de los hechos
“Decidimos venir al territorio a conocer y a pisar los sitios de memoria, a recorrer los escenarios en donde sucedieron los hechos que estamos llevando a juicio porque esa es parte fundamental de nuestro trabajo. Una cosa es trabajar sobre un relato, o un hecho que conocés a través de un medio de comunicación, pero otra es tocar con las manos, reconocer distancias y escuchar a sus protagonistas”, amplió Calamita en relación a las visitas a Mendoza y San Juan.
En Mendoza se reencontraron con Eva Lerouc, a quien ya conocían en persona. Eva fue una de las pocas argentinas representadas por los letrados italianos que pudo viajar a Roma a declarar personalmente en la causa contra el represor prófugo. El expediente allí responsabiliza a Malatto por el asesinato de su padre, Alfredo Lerouc, y la desaparición de su madre, Marta Saroff, secuestrados en San Juan, Alfredo ejecutado y Marta trasladada al centro clandestino Colonia Papagallos.
En San Juan, conocieron a Alfredo Russo y al “Gorrión” Carvajal, a quienes nunca habían visto en persona pero sabían una parte importante de sus vidas. Con ellos, el plan fue meticulosamente organizado para que el resultado fuera fructífero: debían reconstruir el asesinato de Daniel Russo, en las inmediaciones de la Bicicletería Palacios, y el de Ángel José Alberto Carvajal, en el Penal de Chimbas, ambos en la ciudad capital provincial.
Primero se dedicaron a reconstruir la muerte de Daniel Russo, que tuvo lugar el 16 de octubre de 1976. Daniel militaba en la Juventud Peronista de San Juan. Una de sus compañeras, Marie Anne Erize, había sido secuestrada el día anterior de la puerta de la Bicicletería Palacios, en el centro de la ciudad, adonde había ido a arreglar su rodado. Daniel fue al otro día a retirar la bici. “Palacios le advirtió que el día anterior una patota se había llevado a la chica dueña de esa bicicleta de la puerta del local, le dijo que andaban por ahí, que lo estaban buscando, que mejor no se la llevara, que le daba cualquier otra cosa para simular y que se fuera. pero mi hermano no hizo caso y se la llevó”, reflexionó Alfredo, el Russo mayor, quien fue “parte esencial”, señaló Calamita, en la reconstrucción de los hechos en los que Daniel fue asesinado.
Daniel salió de la bicicletería y lo empezaron a perseguir. “Eran unas 15 personas de fuerzas conjuntas, varios autos”, apuntó Alfredo. “Pudimos señalarle a los abogados dónde la camioneta rastrojero de la patota lo chocó y lo tiró al piso, y cómo le dispararon por la espalda un tiro que le ingresó por la zona lumbar y le salió por la panza, perforándole el intestino”, describió. Para el referente de 24Marzo Onlus “la carga emocional de estar en el lugar y de que los familiares relaten los hechos es vital para los abogados”. El equipo letrado registró fotográficamente la reconstrucción
Luego, fueron al Penal de Chimbas. “Realmente fue conmovedor. Para mí, especialmente, que fui un preso político”, remarcó Calamita. Allí Gorrión Carvajal relató cada momento del episodio ya que él estaba detenido en el mismo pabellón que su hermano en el momento en el que fue asesinado. “Por una mirrilla chiquita veía cuando lo sacaban de la celda para llevarlo a la tortura y cómo venía cada vez más golpeado, más flaco, más encorvado”, contó a este diario. La patota del Penal quiso hacer pasar la muerte de Angel por suicidio, pero “en realidad se les fue la mano con la tortura. Lo ahorcaron queriendo que él dijera algo, pero mi hermano tenía mucho aguante. ya muerto lo trajeron a su celda y lo colgaron”, describió Carvajal