A casi 12 años de que Sonia Liliana Garabedian (37) fuera encontrada muerta en el monte, a escasos metros de la Escuela Agrotécnica de la localidad de Nueva Coneta, la Justicia de Catamarca indicó la realización de una nueva pericia, que hará el equipo tanatológico de Gendarmería Nacional. El abogado de su madre, Iván Sarquís, dijo a Catamarca/12 que se trata de la causa más importante de su carrera, “Porque es la más reñida, la más personal, la más injusta, y la más desequilibrada que tuve hasta hoy”.

“Doce años buscando justicia. Ocho años desde que asumí esta causa. Cinco años peleando para que ordenaran esta pericia. Lloraremos su ausencia toda la vida”, señaló el abogado. 

Sarquís contó que pidió la intervención de un equipo tanatologico federal luego de que se realizara la reautopsia en 2015. La razón fue que entre la primera autopsia, realizada por los médicos catamarqueños y la concretada por el Equipo Argentino de Antopología Forense (EAAF) había diferencias significativas: la primera decía que la causa de muerte había sido inanición y deshidratación y la segunda determina que murió por asfixia mecánica por lazo.

El abogado consideró que “Había que plantear seriamente la capacidad acreditante de la autopsia y para esto pedí la intervención de un equipo tanatológico federal, ya sea de la policía, gendarmería, los dos o cualquiera que no sea de la provincia”. “Eso va a determinar si hubo homicidio o no. Tiene que haber una certeza negativa, un elemento probatorio enserio que diga que nadie la mató, que acredite que eso no ocurrió, que no la asesinaron”, resaltó el abogado.

El juez de Garantías, Rodolfo Maidana, fue quien determinó hacer lugar al pedido de Sarquís en agosto del año pasado, sobre todo porque el fiscal Jonathan Felsztina, quien había decidido mandar la causa a archivo no había podido argumentar la causa de la muerte. Saber qué le pasó a su hija, es la pregunta que viene haciéndole su madre, Lola Carrizo, a la Justicia de Catamarca desde el día en que la hallaron.

Justicia injusta

Liliana se había separado de su marido golpeador un mes antes de su muerte y quería divorciarse: la semana en que apareció su cuerpo sin vida tenía una audiencia en el Juzgado de Familia para debatir la tenencia de sus hijos. Luego de esa audiencia, que sería el 10 de diciembre de 2010, ella se volvería a Buenos Aires, de donde era oriunda.

La penúltima vez que la vieron con vida fue el 6 de diciembre. Había ido a buscar a sus hijos el 5 a la noche a la casa de la hermana de Alejandro Barros, su ex, y terminó 18 horas detenida ilegalmente en la Comisaría Décima.

El día 7, según el testimonio de los cuidadores del campo El Pelayo, en Nueva Coneta, Liliana apareció caminando por el lugar. Estaba vestida con remera rayada, un short y zapatillas color rosa, “Las únicas zapatillas que tenía” cuenta Lola.

El 12, fue encontrada por la policía en la misma zona, a unos 500 metros de ese mismo puesto. Sólo tenía puesta una musculosa blanca y la deducciòn del àrea de homicidios fue que el resto de la ropa se la habìan llevado los "animalitos del monte". Las zapatillas rosas fueron encontradas en su casa cuando se hicieron los allanamientos.

El primer fiscal, Javier Herrera, “Me dijo que no podía dormir pensando en cómo llegó ella a ese lugar, pero le quitaron la causa”, explicó Lola. Los segundos fiscales, incorporaron al ex marido como querellante y pidieron demandar al Estado por 500 mil pesos por supuesto abandono de persona antes de enviar la causa a archivo. El tercer fiscal, autorizó al EAAF a realizar la reautopsia, pero abonó la hipótesis de un suicidio por hambre y sed. El cuarto, dijo que Liliana estaba loca y también la mandó a archivo, pero se lo negaron nuevamente. Para Lola, todos actuaron corporativamente.

Estiman que  Gendarmería podría demorar dos meses en emitir el nuevo informe que será determinante para la causa.