Bandalos Chinos debía cerrar el Escenario Sur en la segunda fecha de Cosquín Rock, aunque a último momento la producción resolvió que ese lugar fuera para Los Espíritus. De todos modos, la banda liderada por Goyo Degano dio un show inolvidable como antesala del final del festival, luego de que María Becerra le dejará el lugar bien encendido. “Nosotros tampoco lo entendemos tanto”, reconoce Nicolás Rodríguez del Pozo, bajista del sexteto sobre el rol que ocuparon en la edición 21 de la cita cordobesa del rock, parte de su consagración en la escena argentina. “Tuvimos la felicidad de compartir el escenario con artistas de la talla de todos los que sonaron y con muchas otras bandas que vienen de nuestro circuito: un ambiente indie que se va abriendo lugar”.
-¿Cómo fueron sus anteriores participaciones en el festival?
Nicolás Rodríguez del Pozo: -En otro tiempo, estábamos en el Galpón y en lugares más escondidos, batallándola como siempre. Estamos felices no sólo de eso sino de que haya cambiado la cosa detrás del escenario. Algunos artistas se preguntan si al venir al Cosquín Rock hay que pelear con el equipo técnico y abrazar la consola para no dejarla ir. Por suerte, eso cambió. Eso se nota en el público, al igual que en la forma de experimentar el festival desde atrás. Es una alegría compartir la música.
En la previa de su actuación en el evento, el cantante Goyo Degano y el guitarrista Iñaki Colombo pudieron toparse a lo largo y ancho del Aeródromo de Santa María de Punilla con algunos convertidos del rock. “Recibimos a muchos convertidos o más bien arrepentidos que me dijeron que les gustaban las bandas de antes, pero que nosotros también les gustamos”, afirma el violero. Y el frontman añade: “Nos hemos sentido muy contenidos. Vivimos en una era más tolerante. A pesar de que a alguien no le pueda gustar o no esté de acuerdo con nuestra música, no recibimos ningún tipo de situación agresiva. Todo lo contrario, nos tiraron la mejor onda”. Por su parte, el bajista destaca: “Es nuestra primera experiencia de tocar tan de trasnoche, con un Cosquín Rock enardecido y bien caliente. Es un deseo darle esa dosis de rock a la banda para que quede bien a la altura, pero sin esconder nuestra esencia pop. Es difícil de esconder”.
Además del himno generacional “Vámonos de viaje”, una de las canciones más contundentes de la música popular contemporánea argentina de los últimos tiempos, Bandalos Chinos incluyó en su repertorio en el Cosquín Rock sus dos últimos singles: “Una propuesta” y “Mi fiesta”, que formarán parte de su nuevo álbum de estudio. “El tercer disco, que grabamos el año pasado y cuyo título aún no puedo revelar, tiene lo mejor de Bach y de Paranoia pop”, adelanta Colombo sobre un material en el que el francomexicano Adán Jodorowsky se encargó nuevamente de la producción. “Volvemos a las raíces. Es transparente y cancionero. Muy lo que es la banda”. Eso equilibra la balanza, luego de que pusieran en circulación su álbum Paranoia pop. “Es verdad que con esto del pop y del rock nació Paranoia pop. Por eso fue un disco enroscado, aparte de que no queríamos repetir lo que hicimos en Bach”.
-Es un trabajo que aparece en un contexto interesante, considerando lo que hoy suena en todo el mundo, donde su propuesta encaja perfecto.
Goyo Degano: -Nosotros tuvimos la suerte de viajar bastante a México en los últimos años, donde nos cruzamos con una bocha de artistas. Sin ir muy lejos, en la última gira nos cruzamos con Ulysse, guitarrista y cantante de Papooz, una banda francesa interesante. Estamos en esa búsqueda de cruzarnos e inspirarnos con otros artistas. Está buenísimo ser parte de esta rosca global, es todo un privilegio.
-Sin embargo, no dejan de redimir la tradición del pop argentino, al punto de que en sus shows en vivo suelen hacerle guiños a Virus o Soda Stereo.
Iñaki Colombo: -Soy bastante nostálgico y a veces se critica mirar hacia atrás. En definitiva, lo bueno de la música es que, por más influencias que tengas, no dejas de ser vos.
-Todo lo que lograron sucedió desde la autogestión, inspirados por El Mató a un Policía Motorizado. ¿Sigue siendo para ustedes la mejor alternativa?
N.R.P.: -Seguimos autogestionando todo y estando de forma independiente. Contamos con una distribuidora, que es lo que nos piden las aplicaciones para reproducir nuestra música. Somos una sociedad de seis artistas y muchos más, porque no sólo somos los que estamos en escena, lo que nos obliga a estar en el foco todos los días. Hay que potenciar no sólo a la música sino todo lo que la circunda para poder estar y moverse. Me interesa hacer de Bandalos un grupo indie, la siento muy nuestra y estoy en la cocina de esa empresa independiente.
-Muchos rechazan la etiqueta indie, por lo que prefieren llamarse a sí mismos como independientes.
N.R.P.: -La música es nuestra y salimos a compartirla. Hay una estructura conformada por nosotros seis y a partir de ahí se abre el juego, pero no es que estamos apoyados por una estructura que viene de afuera y que nos dice qué hacer. En la cocina de todo lo que pasa siempre hay un Bandalos Chinos. Cualquiera sea el ámbito: en la música, en un festival o en el arte de la tapa de un disco. Y los miércoles nos juntamos en la sala para hablar sobre lo que hacemos y entre todos lo sacamos adelante. Creo que ésa es la esencia del indie.
-Hay un imaginario entre lo que sucede y lo que realmente pasa. ¿Cómo viven ese contraste?
N.R.P.: -Ya veníamos en el 2019 y el 2020 con un envión importante. Nos agarró la pandemia, pero lo sorteamos bastante bien. Fue ponerle el hombro, y redireccionamos energías y economías. Apostamos a seguir haciendo arte, a no perder el foco y seguimos ahí. Además del nuevo disco, estamos concentrados en nuestra primera gira europea, en ir a México para hacer el Teatro Metropolitán, y también en abarcar otros países latinoamericanos. Estamos haciendo en el 2022 lo que el 2020 nos quitó.