Uno de los recursos de la comedia es poner a un personaje en un contexto al que no pertenece. Pero ese mismo movimiento también puede ser un recurso para analizar ese contexto y, a través del humor, proponer una reflexión sobre la actualidad. Este doble juego es el que se busca en Herr Dr. Freud, en la que quien dice ser el analista vienés queda envuelto en un escándalo mediático y busca aprovecharlo para pensar sobre las consecuencias del vértigo y la inmediatez con la que se mide la vida en las redes sociales. “¡A Freud no le gustaba ni hablar por teléfono!”, dice a Página/12 Pablo Zunino, autor y protagonista de la obra. “Tenía curiosidad de qué diría frente a cuestiones que en su época no existían o no eran visibles. Entonces me pregunté qué le pasaría a este tipo en un mundo regulado por pantallas, y qué le pasaría frente al tema de las diversidades de identidades de género”, explica sobre lo que puede verse los martes a las 21 en el Teatro Apolo (Av. Corrientes 1372).
Zunino también es psicoanalista y periodista, y viene de escribir y protagonizar su obra anterior referida a otro referente psi, Dr. Lacan. En este trabajo, un sujeto que dice ser el mismísimo Sigmund Freud se encuentra encerrado en su casa por la pandemia de Covid-19, y su vecine René (personaje no binarie interpretado con mucha potencia y versatilidad por Alejo Moisés) le lleva la computadora que, por error, dejaron en su departamento, y como el supuesto padre del psicoanálisis no sabe nada de informática le pide que lo ayude a hacerla funcionar. Así, quien recorrió el final del siglo XIX y el principio del XX debe acostumbrarse a las redes sociales, computadoras, celulares, pero además al lenguaje inclusivo, la identidad de género y los debates LGTBQI+. “Pasé de ser considerado un degenerado por hablar de la sexualidad infantil a que me digan retrógrado, machirulo y patriarcal”, protesta Herr Doktor en un viaje de movimiento subjetivo-cultural en el que se embarca, dirigido por Pablo Bolaños y la participación en video de Vicky Hladilo.
En la obra los medios tienen un lugar central. Zunino señala que el tratamiento mediático que se sufrió durante la pandemia fue "un papelón". Lo grafica de este modo: "Gente peligrosa, pidiendo que 'nos liberaran' en nombre de la salud mental. En definitiva, este acto universal atizó la neurosis de cada quien en la dirección de cada quien. Pero la emergencia en salud mental estuvo ahí, y quienes disparaban los brotes colectivos eran los medios. Y en ese sentido, hay un tema que está presente en el espectáculo que tiene que ver directamente con la pandemia: qué papel jugamos los profesionales de la salud mental cuando intervenimos en los medios, qué clases de intervenciones hubo durante la pandemia y lo que se puede pensar de ese género por fuera de la pandemia. Por lo menos Herr Doktor está bastante disconforme. En un momento llega a gritar “qué han hecho con mi legado”, no porque sea un alma bella que no quiere estar en los medios, pero no quiere decir frases de sobrecitos de azúcar ni hacer diagnósticos a distancia. Herr Doctor vio mucho de eso y no le gustó nada.
La cuestión de los medios y las redes sociales es el contexto que llevó a Zunino a recuperar el pensamiento freudiano para decir algo sobre las tablas. “Cuando el tipo entiende más o menos la mecánica de los medios, los vence. Se manda un programa cultural y además los engatusa porque hace lo que le piden, pero consigue su objetivo”, adelanta. Pero también es un tema que lo hizo reflexionar al momento de armar el espectáculo. “Yo me preocupo mucho por los tiempos. Pienso en un espectador para quien apagar el celular una hora es una renuncia personal importantísima. Todos los sistemas pulsionales tienen que concentrarse durante una hora en un escenario, y no estar multipantalla como estamos todo el día. Tenemos que tener mucho cuidado de no regodearnos en escucharnos a nosotros mismos, porque entonces hablamos de más y la gente empieza a encender el teléfono. Hoy es como una cama de tres: el espectador, los artistas en el escenario y el amante que es el teléfono. Algunos no aguantan y en la mitad de la función lo buscan”, bromea.
Herr Dr. Freud es una reescritura del espectáculo por streaming que Zunino presentó en 2020, en el momento más duro de la pandemia. “Era una experiencia loca, solo en mi casa haciendo que era Freud. Si llegaba a enchufar en mi edificio un farol o cualquier aparato electrónico hacía saltar todo... Era la soledad más absoluta”, recuerda Zunino y agrega que sin embargo “fue muy vital hacerlo. Fue hecho en la trinchera. No era solo la necesidad económica, era la necesidad de hacer y decir algo sobre ese momento”, se planta. Sobre el escenario, el personaje de Herr Doktor pasa la mayor parte del tiempo con barbijo pese a los pedidos (y las ofertas) para que se lo saque. Hay una disputa ahí entre la obscenidad del mostrar una boca deshecha y la resistencia a hacerlo, proponiendo en cambio la reflexión sobre las condiciones de esa necesidad de morbo en los medios. ¿Se puede ceder en la disputa y, en el mismo movimiento, ganar?
“Hay un acto de no someterse a la obscenidad”, analiza Zunino. René le dice que si deja ver su boca le van a pagar mucho más por sus apariciones, pero él no quiere mostrar una boca destrozada por el cáncer. “Hay algo como de defensa de ciertos ideales. El psicoanálisis no es una práctica obscena, no se podría hacer un reality con el psicoanálisis. Esta cuestión de la medición constante también empuja en la dirección de la obscenidad, porque cuando el escándalo hace meseta tenés que subir para seguir midiendo. Entonces, ¿hasta dónde escalás?”, se pregunta y reivindica la resistencia a la imposición mediática: “En ese sentido tiene algo de heroico, que por otro lado es lo que nos preguntamos todos: ¿cómo hacemos para vivir cuando nos están estudiando y midiendo como bichos todo el tiempo? Es una solución de compromiso, pero les mete un programa sobre el malestar en la cultura, y con (Alejandro) Urdapilleta además”.
En una obra sobre las ideas de Freud para reflexionar sobre el presente, también aparece un texto de Alejandro Urdapilleta. Zunino dice que ese rescate "es un homenaje por añadidura. Yo traje a la obra su texto, en el que habla de un universo donde hay lugar para todos. En su poema habla de todo lo que puede caber en el mundo, de Pepito Cibrián a la Plaza Miserere, pasando por las montañas de Tandil. Él dice que hay espacio para todo. Frente al pesimismo freudiano, o como yo explico, la modesta expectativa respecto a lo civilizatorio, el mensaje de Alejandro es más esperanzador: el mundo entero cabe en un grano de maíz. Es como una ilusión, un mundo mejor posible con lugar para toda la diversidad que dice en el poema. Es más que un homenaje. Yo considero que Alejandro es el único actor verdaderamente trágico que hubo en la Argentina. Que un trágico tenga una visión más esperanzadora que la de Freud y la de Herr Doktor es interesante. Y es interesante escucharlo ahí recitando el material, que nos costó mucho conseguir.