Duchamp a todo trapo
La unión hace la fuerza, reza el dicho popular, corroborado por el proyecto mancomunado de tres instituciones de alto copete, el Centre Pompidou, el Philadelphia Museum of Art y la Asociación Marcel Duchamp, que juntaron sus respectivos archivos para crear una web positivamente fascinante. Hablamos de The Duchamp Research Portal, una plataforma que alberga alrededor de 50 mil fotografías y 13 mil documentos que permiten ahondar como nunca antes en la vida y obra de uno de los artistas más influyentes del siglo XX, más allá de su teoría del ready-made y del famosísimo urinario. “Gran parte del material pasó por las propias manos de Marcel Duchamp, aunque ciertamente no todo. Algunos objetos provenían de personas en su órbita, amigos y colegas, también coleccionistas como Walter y Louise Arensberg”, aclara -por si las mosquitas- el sitio especializado ArtNews, previo a pormenorizar parte de la parafernalia a disposición, en forma gratuita. Desde catálogos de sus exposiciones hasta diapositivas, desde imágenes familiares hasta mapas, telegramas, críticas de sus muestras: de todo, como en botica. Inclusive su pasaporte, las tarjetas navideñas del artista, epístolas que cruzó con Brancusi y Breton, el registro de una partida de ajedrez contra Man Ray de abril de 1921… En fin, apenas la punta del iceberg, de una colección extensísima, prolijamente subida tras ser digitalizada durante varios años. “Al hacer que estos archivos sean accesibles a nivel mundial, esperamos que la idea de libertad de Duchamp inspire a los visitantes del sitio, y que recuerden que su vida y su arte eran una misma cosa, redefiniendo constantemente fronteras de todo tipo”, manifestó Antoine Monnier, director de la Asociación Marcel Duchamp, sumando que el flamante portal refleja “sus viajes intercontinentales, sus amistades, sus obras, sus aventuras amorosas y, por supuesto, su pasión por el ajedrez”.
Fragancia a fritas
El éxito de un perfume depende de una armónica mezcla de fragancias, diferente y única, que acaso apele a notas de vainilla, sándalo, lavanda, violeta, etcétera. Pues bien, en Estados Unidos está arrasando una alternativa más bien inusual, que va por otros causes olfatorios, más vinculados... a las comidas grasientas. En honor la precisión, la fórmula de Frites by Idaho -como se llama este requerido producto, de color dorado, empaquetado en pituca botellita- combina aceites esenciales y ¡patatas destiladas!, arribando al aroma deseado: el de las papas fritas. Porque nada dice “romance” -en caso de usarlo la persona en una cita- o “seriedad” -de ponérselo para ir al laburo- como oler a fritanga… Este perfume es obra de la Idaho Potato Commission (IPC), agencia del mentado estado que se ocupa de promover y proteger el tubérculo local; “de la más alta calidad gracias al suelo, clima e irrigación de nuestras tierras”, en palabras de la orgullosa entidad, integrada por productores de la región. “Cuando estás en un restaurante y se te llega el aroma a papa frita, es prácticamente imposible que no quieras pedirte una ración e hincarle el diente”, el comentario de James Higham, presidente de IPC, chocho de contento por el Eureka que han tenido: “un gran, gran obsequio para cualquier persona”. Al parecer, surgió la idea de encapsular este aroma tras realizar una encuesta que dio por resultado que el 90 por ciento de los norteamericanos encuentra “irresistible” el olorcito. ¿Tanto así como para quererlo embotellado, vaporizado, aplicable? A contracorriente con lo que uno creería, sí, le pegaron en sus predicciones: nomás ponerlos a la venta por el módico precio de 1,89 dólares, se quedaron sin stock en pocos días, ¡agotadas todas las unidades fabricadas de Frites by Idaho! Si habrán o no de cosechar más, nada se sabe, pero todo indicaría que volarían próximos ejemplares.
Full Cuomo
Mientras más y más artistas siguen la estela de Neil Young y se suman a la protesta contra Spotify por albergar podcasts que difunden información falsa sobre el Covid (incluidos, como es sabido, el guitarrista Nils Lofgren de Crazy Horse y Joni Mitchell), el cantante y compositor Rivers Cuomo ha aprovechado el jaleo para sacarle provecho, anunciando el estreno de su propia plataforma musical. “¿Cansado de Spotify? Ven a Weezify”, compartió en sus redes el avispado neoyorkino, vivillo que igualmente mantiene el catálogo completito de su banda, Weezer, en el controvertido servicio de streaming. Sobre su flamante app, que está disponible para la descarga tanto en la tienda de Apple como en Google Play, comentó que le llevó todo el año pasado crearla, solito su alma, y que brinda la chance de “crear listas de reproducción de tus temas favoritos y seguir las listas de otras personas”. Canciones preferidas siempre y cuando el oyente sea fanático de la obra de Cuomo, ya sea en Weezer o como solista, porque -lejos de presentar composiciones de diferentes artistas- su plataforma se centra exclusivamente en su trabajo. Lo único que contiene… son demos de Rivers, más de 3200, grabados entre 1975 a 2017, y ya está. “Weezify parece ser una consecuencia de otro proyecto tecnológico que Cuomo lanzó en 2020: un mercado digital donde también vendía paquetes de viejos demos”, comenta la edición norteamericana de la revista Rolling Stone. A modo de bonus track, por cierto, no sobra recordar que el prolífico grupo editó en 2021 dos álbumes, Ok Human y Van Weezer, y que este 2022 planea hacer lo propio con cuatro discos más, uno por cada estación del año, con sonidos inspirados en los respectivos períodos: Primavera llegará en marzo, Verano en junio, Otoño en septiembre, Invierno el 21 de diciembre.
Luke, ponete el barbijo
Ni él es el Mandalorian ni su Baby Yoda es Grogu, aunque ambos lo parezcan, y mucho. Tampoco provienen de una galaxia muy, muy lejana, aunque sí acumulan cantidad de millas: de Nueva York (Estados Unidos) a Graz (Austria), entre idas y vueltas por estas ciudades, donde han sido vistos caminando a sus anchas. “Soy el Maskalorian, dador de mascarillas”, suele presentarse el cazarrecompensas, siempre en compañía de su pequeño, verde secuaz, persiguiendo el dúo un único tesoro: que terrícolas tomen los barbijos que ellos obsequian, en pos de ganar definitivamente la batalla contra la pandemia, todavía en curso.
La Fuerza evidentemente acompaña a Matt Adams, de 43 años, cineasta y performer debajo del disfraz, que comenzó esta extravagante faena a fines de 2020 y la ha continuado esporádicamente, cada vez que tiene ocasión de calzarse el antifaz. Estadounidense con residencia en Austria -y evidente fan de la saga Star Wars, sobra aclararlo a esta altura del partido-, las mascarillas que regala son de uso y descarte, aunque él asegure que “están hechas del mismo beskar blanco que mi armadura”, o sea, el legendario hierro mandaloriano, notoria por su alta tolerancia a extremas formas de daño. Un chascarrillo, evidentemente, un guiño como otros tantos. Después de todo, también suele ofrecer desinfectante para manos “aprobado por la Rebelión”, a la par que carga sobre su pecho a Baby Yoda, que asimismo lleva una GoPro grabando cada interacción con gente desprevenida. Los clips luego son compartidos en YouTube; también en otras redes sociales, porque -según anota el hombre en su sitio web- “mi proyecto principal en este momento es The Maskalorian, cuyo título no deja mucho espacio a las interpretaciones. En el transcurso del último año, ha ganado cerca de 50 mil seguidores entre TikTok y Facebook”.
Por lo demás, el puntapié para embarcarse en tan peculiar empresa -conforme cuenta Adams- fue extrañar sobremanera las interacciones con gente anónima; además de querer alentar el uso de mascarillas entre gente que se reúsa a ponérselas. “Pero de una manera divertida, no acusatoria”, abre el paraguas el tipo, que retocó su traje para que le calce como un guante de seda. Con ayuda de su suegra, dicho sea de paso, que además se encargó de confeccionar un mini tapabocas para el adorable Masku (como bautizó a su Grogu). Esfuerzos que, al parecer, vienen rindiendo frutos: la gente le devuelve sonrisas por su intentona, y -de momento- Disney no le ha reclamado platita por “inspirarse” en su serie suceso. Así las cosas, vuelve a aclarar el hombre que su personaje se llama Maskalorian, no vaya a ser cosa que por hacer el bien sin mirar a quien, le caiga una denuncia. A él o al pobre peluche…