El día después de la muerte de Spinetta, Rodrigo Quintana, vecino de Villa Urquiza, tuvo un sueño: que la calle Iberá, donde el músico vivió sus últimos años, pasara a llamarse Luis Alberto Spinetta. El sueño de Rodrigo ya tiene una década y tomó distintos cauces: página de Facebook; juntada de firmas; ahora proyecto de ley. “Ahora tiene un poco más de realidad. Cuando me enteré de la noticia de su muerte me acerqué hasta la casa y pensé qué bueno que sería que la calle se llamara así, por lo que significó como vecino para el barrio, al margen de lo que significó como artista. Siempre pensé que estaría bueno que con los años pasen por ahí personas con sus hijos, y que cuando un chico pregunte por qué la calle se llama así le pueda responder alguien que conoce la obra de Luis”, dice Rodrigo a Página/12.
Tiene 44 años. Conoció a LAS a mediados de los noventa, cuando el músico vivía en Miller y Manuela Pedraza, en su primera vivienda en Villa Urquiza, desde 1989. “Estaba en pareja con Caro (Carolina Peleritti). Vivía a la vuelta de lo de mis viejos. Yo tenía 16, 17 años. Trabajaba en un negocio que estaba al lado de mi casa y él empezó a venir a comprar”, recuerda Rodrigo. Atendía un almacén que vendía “desde comida hecha hasta cosas dulces”. “Se ve que le gustaban mucho las cosas dulces. Venía con Carolina, y con Vera que era muy chiquita. Así empezó todo. Tenía una camioneta, paraba frente al negocio, bajaba, compraba, se quedaba charlando. En ese momento el registro de su música que yo tenía era el de Pescado. No conocía tanto más de su obra. Empecé a investigar, escuchar su etapa solista, otros grupos y me dije 'este es groso'. Estaba en una etapa de descubrimiento”, relata.
Más adelante, Spinetta fundó su estudio-hogar La Diosa Salvaje en Iberá 5009. Rodrigo aún alquila un departamento a dos cuadras de ese lugar. “Cuando él quería salía a la puerta, pasabas, saludabas, te quedabas charlando de River --soy de River, como él--, de lo que fuere. Se decía que no le gustaba conectar con la gente, pero lo que no le gustaba era la conexión banal. A veces la gente se alejaba, como diciendo '¿qué es esta presencia acá?' Era raro. Le querían hablar pero al mismo tiempo no le hablaban. El se reía de esas cosas. Sabía que sucedían; era consciente de lo que provocaba”, describe Rodrigo. También enumera episodios en los que LAS estuvo comprometido con el barrio: la reapertura del Centro Cultural 25 de Mayo o un show para pacientes internados del Hospital Pirovano, por ejemplo. “El barrio lo adoptó bien y él siempre se sintió tranquilo, relajado. Es un 'barrio-barrio': podía ir caminando y no ser abordado por gente que le iba a pedir autógrafos o fotos. Eso nunca lo vi. Le gustaba integrarse. Villa Urquiza le proporcionó eso. Los adoptó a todos los Spinetta. Justo, de casualidad, Valentino --tercer hijo de Luis y Patricia Zalazar-- compró un departamento en la esquina de lo de mis viejos", agrega Rodrigo.
"Tenemos la calle Borges, la del Polaco Goyeneche... Me parece que el nombre de Spinetta nos representa más que los Esteros del Iberá. Es una nutriente natural importante para todo el mundo, pero en Villa Urquiza parece más importante este tipo de presencia cultural", define el hombre, empleado administrativo que toca el bajo. Apenas murió el artista, Rodrigo creó la página de Facebook "Cambiar el nombre de la calle Iberá por Luis Alberto Spinetta", ahora con casi 60 mil seguidores. También comenzó a juntar firmas. Llegó a las 20 mil. "El dueño del site decidió cambiar el sitio por uno de juegos y las perdimos. Hubo que empezar de vuelta, y recuperamos 12 mil en Change.org", detalla. Consiguió el "fundamental" apoyo de la familia de Spinetta, "sobre todo el de Dante" --a quien conocía con anterioridad-- y de muchos músicos y bandas: Gustavo Santaolalla, León Gieco, Víctor Heredia, Attaque 77, Bersuit Vergarabat, Richard Coleman, Andrea Alvarez, Miranda, Coti Sorokin, entre otros.
En el camino se topó con un impedimento legal, plasmado en el artículo 5º de la Ley 83 de CABA: para nominar calles con nombres de personas deben haber transcurrido diez años de su fallecimiento. Por eso es que recién ahora su iniciativa puede hacerse realidad. Recientemente lo contactó un asesor del legislador Matías Barroetaveña y le explicó cómo sigue el derrotero del proyecto. "Lo que empezó como un sueño y siguió como una petición ahora es proyecto. Es bastante", celebra.
"Ya hicieron esto en otras provincias. En Tucumán, creo que en Neuquén... eran calles nuevas de barrios nuevos, les resultó más fácil. Spinetta tiene un túnel en Avenida Congreso. Es raro eso; no tiene mucho que ver. El túnel me remite a cierta oscuridad y él es un tipo que irradia otra cosa. En su momento me pregunté por qué podía usarse su nombre para un túnel y no para una calle", dice Rodrigo. En Villa Urquiza hay, además, una escuela que se llama Corazón de tiza --frase de "Muchacha ojos de papel"-- y un mural en la estación. "Desde lo vial está bueno que haya una cultura. Spinetta siempre hablaba de que las ciudades fueron construidas por personas con mucho grado de capitalismo, pero también por poetas y artistas. Si no fuese así Buenos Aires no sería lo que es", concluye.