La inflación arrancó el 2022 confirmando que está en el podio de los problemas económicos del país. En enero, la suba de precios se ubicó en el 3,9 por ciento, informó el Indec, con fuerte incidencia de precios estacionales, como los relacionados al Turismo. La promoción del sector a través del programa PreViaje tuvo un efecto no deseado, según especialistas, que fue el aumento de precios de prestadores de servicios aprovechando la mayor disponibilidad de recursos de los turistas.
El alza interanual de precios es del orden del 50,7 por ciento. En el corto plazo, el panorama no parece tender a la moderación, ya que se registraron nuevos aumentos en febrero y en marzo comienzan las subas tarifarias. Para el Gobierno, la situación se podría encauzar a partir de la entrada en vigencia del acuerdo con el FMI y la acumulación de reservas, que despejaría la incertidumbre cambiaria de corto plazo. Página/12 consultó a economistas sobre la situación de los precios.
¿Por qué suben los precios?
El Centro de Economía Política Argentina (CEPA) que dirige el economista Hernán Letcher publicó un detallado informe sobre los aumentos de enero. Explica que "la dinámica de precios en alimentos y bebidas muestra una aceleración sensible. Los aumentos en el rubro se encuentran particularmente influenciados por el pan y la harina y las frutas y verduras. Si se quita la variación de precios del pan/harinas y frutas y verduras, y de la carne, el promedio simple de aumentos del rubro alcanza el 3,4 por ciento", frente al 4,9 que registró el Indec.
Además, el CEPA advierte que "nuevamente el índice se vio afectado por el rubro restaurantes y hoteles, que se ubicó en el segundo lugar de aumentos del mes con un incremento de 5,7 por ciento. El inicio de la temporada de turismo y la implementación del Programa Pre Viaje, que promueve el turismo local, evidentemente fue 'aprovechado' por agentes del sector que remarcaron precios tanto en octubre como en noviembre".
Los aumentos más fuertes
El economista Damián Di Pace, director de la consultora Focus Market, destacó una serie de subas interanuales muy fuertes, como el caso de "vino (114,3 por ciento), mayonesa (105,8), máquinas de afeitar (84,7), tapas de empanadas (84,2), mermelada (80,2), pan de molde (76,5), jabón de tocador (71,9), carne (70,0), conservas (68,2) y dulce de leche, con el 65,5 por ciento".
Di Pace se refirió a la fuerte suba de precios en verduras, tubérculos y legumbres: "En enero, por las sequías los precios volaron". El secretario de Comercio, Roberto Feletti, se mostró preocupado por este tema en los últimos días. El Gobierno trabaja en un esquema para que los productores tengan mayor certidumbre de precios.
El efecto sobre los ingresos
Guido Lapa, economista y docente de la UBA explicó que "la inflación es siempre una transferencia de ingresos de los que menos tienen a los que más, pero el índice de enero es particularmente regresivo porque alimentos y bebidas no alcohólicas aumentaron un punto más que la media y es donde se destina casi la totalidad de los ingresos de la población más carenciada. De cara al futuro inmediato, las expectativas no son buenas, ya que se vienen los aumentos de tarifas que tienen un impacto tanto directo como indirecto sobre los precios del consumidor. Además, está la reducción del déficit fiscal que pide el Fondo y la inflación facilita ese proceso, aumentando la recaudación y licuando los gastos".
Martin Kalos, economista de EPyCA Consultores, indicó que "la inflación parece haber encontrado una nueva inercia arriba del 3 por ciento mensual, ya que hace casi y un año y medio que el IPC núcleo no baja del 3 por ciento. Es un nivel demasiado alto. La dinámica de los precios no baja porque no hay una señal a la cual responder. Hace falta una combinación de políticas económicas y un marco de estabilidad que está muy lejos de poder concretarse".
Por su parte, Sergio Chouza, economista de la Universidad de Avellaneda, consideró que es un "mal dato, sobre todo preocupante el capítulo de alimentos y bebidas. Preludio de un año que va a ser muy complicado porque se pierden varias anclas nominales de 2021, como la tarifaria, la cambiaria y la de una inercia más baja. Si bien los funcionarios del área de comercio buscaron calmar las aguas en los últimos días anticipando una desaceleración para los próximos meses y pronosticando un 2022 consolidado a la baja, hoy hay factores objetivos que configuran una tormenta perfecta".
Chouza agregó que existe "un proceso alcista en commodities que no da respiro a tono con las tensiones geopolíticas globales. Hasta el FMI reconoce que eso le va a poner un piso alto a todos los emergentes y Argentina además acarrea desequilibrios previos. De cara a los próximos meses va a ser fundamental contar con una política salarial y de ingresos inteligente, que evite la caída de poder adquisitivo, por ejemplo a partir de cláusulas de reapertura de paritarias en el sector privado y revisiones del salario mínimo. En 2021, a pesar del desorden nominal eso se cumplió y punta a punta los salarios recuperaron, aunque muy poco, poder de compra".