En el marco de los cruces y versiones sobre el recorte a dólares para la importación de productos industriales, un funcionario de peso del Gobierno Nacional visitó la Unión Industrial Argentina (UIA) para clarificar posiciones sobre ese y otros temas. Una especie de cara a cara para correr del medio los ruidos en una conversación que venía con diferencias.
La referencia es para el secretario de Industria, Ariel Schale, quien fue invitado a almorzar con la mesa chica de la entidad que conduce Daniel Funes de Rioja. La comida dejó dos o tres ideas fuerza: un apoyo de la UIA a la negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI), la admisión que las divisas faltantes son "casos puntuales de 30 empresas" y que, en parte, esa mayor demanda de dólares responde a una recuperación fuerte de la economía.
Con un modesto plato de pollo con ensalada mixta, los comensales pasaron hora y media abordando una agenda acotada a esas cuestiones. "La actividad está creciendo", dijo Funes, quien confirmó que ya las chimeneas están en un camino de mejora que sale de lo heterogéneo y se instala en lugares inexplorados un par de años atrás. En ese contexto, ya en el inicio del convite, buscó ponerle paños fríos a las tensiones por el dólar: "son 30 casos puntuales, sobre todo de grandes empresas", aseveró el empresario, mientras asentía otros de los presentes.
Según supo Página I12, había un puñado de grandes compañías, que son las que mueven los hilos en la entidad fabril, que tenían calificación financiera ilimitada, y sufrieron recortes circunstanciales en sus pedidos. La referencia es a firmas de autos, autopartes, grandes alimenticias y del rubro metálicas básicas. "Los nombres los saben todos", apuntó un dirigente que comió en la sede de Avenida de Mayo, deslizando de alguna manera que en esa mesa se trató de mostrar que no hay voluntad de ninguna de las partes de agitar los términos de la relación. El tono fue trabajar de manera directa para salir del problema coyuntural.
Sin embargo, alguno apuntó, a modo de evidencia extra, que todos los que fueron circunstancialmente afectados por el tema de las divisas, "no son empresas que no tengan espaldas financieras, sino más bien todo lo contrario". Otros, en tanto, no vieron mal alertar sobre el tema para que eso no les ocurre a las firmas del sector pyme, que explican el 80 por ciento de las entidades nucleadas en la UIA. Desde el Gobierno garantizaron que el sosten de la industria es el corazón del modelo de Alberto Fernández, y sobre todo lo referido a la pequeña y mediana empresa.
Las críticas y el caso del Tío Sam
Fue precisamente la UIA la entidad que venía siendo apuntada por sectores del Gobierno Nacional por haber operado en los medios una crisis global por faltantes de divisas. Por eso tenía relevancia el almuerzo con Schale. Algo parecido pero más extremo hizo la cámara de empresas estadounidenses AMCHAM, en una reunión que mantuvo en las últimas horas su ceo, Alejandro Díaz, con el flamante embajador de los Estados Unidos, Marc Stanley. Le reclamaron al diplomática casi la apertura total de la adminisración del comercio y se quejaron de ciertas restricciones.
Con sus habituales modos acuerdistas y años de roce con los dirigentes de la UIA, Schale les pidió, "como siempre, hablar todo lo que se tenga que hablar, pero sobre la mesa", y también dejó el mensaje que quería dejar.
Naturalmente, Argentina tiene un problema de restricción externa que viene siendo crónico desde hace años. Schale no negó la situación pero la encuadró en un escenario donde Argentina tiene números de actividad relevantes que coinciden con la negociación con el FMI y los pagos de vencimientos, que terminaron resintindo las reservas del Banco Central (BCRA). Según el funcionario, ese cuello de botella va camino a resolverse el mes próximo, cuando lleguen los primeros desembolsos del FMI y los dólares de la cosecha: en el Ministerio de Economía, de hecho, esperan que en marzo ingresen del FMI, en concepto de devolución de DEGS y cobertura de los primeros pagos, unos 7500 millones de dólares. A eso hay que sumarle otros cerca de 3000 millones que entrarán por liquidación de exportaciones del complejo cerealero oleaginoso. Antes de finalizar, la UIA manifestó su apoyo a un acuerdo con el FMI, lo que consideró "clave" para ordenar el escenario macroeconómico.