Independiente se puso en marcha. Derrotó por 1 a 0 a Arsenal con un gol de Tomas Pozzo en el segundo tiempo y calmó la ansiedad de su gente. Luego de un comienzo inexpresivo, con mucha tenencia de la pelota y poca profundidad, el equipo que ahora dirige Eduardo Domínguez rectificó errores y pudo justificar la diferencia. Tiene mucho que mejorar todavía. Pero ganando la tarea siempre puede hacerse mejor
El ambiente arrancó caldeado en Avellaneda. La hinchada roja empezó insultando a la dirigencia que encabeza Hugo Moyano. Y aunque el clima se fue aplacando con el correr de los minutos, el equipo desde la cancha transmitió poco. Tuvo la pelota, pero la movió con lentitud y no pudo desacomodar el esquema conservador y cauteloso de Arsenal. Faltó justeza en los últimos metros y por eso, en el primer tiempo sólo llegó una vez con peligro. Con un centro desde la derecha de Vigo (subió mucho y bastante bien el exlateral de Colón y River) que Leandro Fernández empalmó afuera. Antes y después, sólo buenas intenciones que recién en el segundo tiempo y después de mucho machacar, pudieron concretarse.
Porque Independiente mejoró con los ingresos de Togni y Pozzo por Ortega y Soñora. Y conforme fueron pasando los minutos, Arsenal fue metiendose cada vez más atrás. Werner le sacó un tiro desde afuera a Romero y luego, un cabezazo de Insaurralde a la salida de un corner se estrelló en el poste izquierdo. Después que el arquero de Arsenal le sacara otro cabezazo a Insaurralde, un zurdazo de Pozzo dio en Mauro Pittón y se convirtió en el gol de la victoria roja. Arsenal reaccionó sobre el final y lo hizo sufrir al Rojo. Pero hubiera sido injusto. Sin sobrarle mucho, estuvo bien que Independiente haya ganado sus tres primeros puntos.