Las nominaciones para la 94ª edición de los premios Oscar –que se entregarán el 27 de marzo por la noche en el Dolby Theatre de Los Ángeles– dejaron, como siempre, varios hechos destacados. Dos de ellos sobresalen por sobre el resto. El primero es el record de Kenneth Branagh, que con las nominaciones que consiguió por Belfast se convirtió en la única persona en integrar siete ternas distintas en la historia del galardón la Academia de Hollywood, superando así las seis de Walt Disney, George Clooney y Alfonso Cuarón.
El segundo involucra a la directora neozelandesa Jane Campion, presente en categoría Mejor Dirección por segunda vez en su carrera luego de haberlo conseguido en 1994 por La lección de piano. En ese “segunda vez” está la clave del asunto, pues la responsable de El poder del perro –que encabezó la preferencia de los electores, con doce nominaciones– es la primera mujer en ser dos veces elegida para el quinteto de Dirección.
La lista de directores con más nominaciones está llena de grandes nombres de la historia del cine. William Wyler es el cómodo líder, con doce (de los cuales ganó tres), seguido por Martin Scorsese, con nueve (y un triunfo), y Billy Wilder (se llevó uno) y Steven Spielberg (dos para sus vitrinas), ambos con ocho. Más abajo, con siete, están Woody Allen, David Lean y Fred Zinnemann; mientras que Frank Capra y Clarence Brown tienen seis y Sir Alfred Hitchcock, cinco.
Queda claro que la dominación masculina en este rubro ha sido apabullante. Tanto así, que hasta 2020 solo cinco mujeres habían conseguido un lugar en esa categoría: Lina Wertmüller por Pasqualino Sietebellezas (1977), la mencionada Campion, Sofía Coppola por Perdidos en Tokio (2003), Kathryn Bigelow, la única en ganarlo, por Vivir al límite (2010) y Greta Gerwig por Lady Bird (2018). El año pasado, por primera vez, hubo dos directoras en el quinteto, Chloé Zhao por Nomadland y Emerald Fennell por Hermosa venganza. El total llegó a siete, y el triunfo de la realizadora de origen chino significó la segunda estatuilla para una mujer en 93 años de historia. Ahora le toca a Campion ir por la tercera. ¿Podrá?
¿Quién es Jane Campion?
Campion es de esos nombres que, por filmar salteado y haber estado la última década y pico volcada a las series, hacía tiempo que no estaba en presente en la industria cinematográfica. Nacida en Nueva Zelanda, en 1954, fruto del matrimonio entre dos aristas muy vinculados al teatro, al punto de que fundaron una compañía llamada New Zealand Players, probó estudiando Antropología en la Universidad de Wellington, pero se dio cuenta rápido que su interés no pasaba por las dinámicas sociales humanas, e hizo las valijas rumbo a la Chelsea School of Art.
Como para 1980 la pintura, las esculturas y las artes plásticas tampoco la motivaban demasiado, empuñó una cámara para filmar un corto llamado Tissues. Fue una experiencia tan “liberadora”, como le dijo al diario inglés The Guardian, que volvió a Oceanía, esta vez a Australia, y se anotó en la carrera de cine en Sidney. “Antes de eso, tenía mucha energía, pero estaba perdida y no sabía cómo expresarla. Cuando encontré el desafío de filmar algo interesante, fue como si me hubiera encontrado a mí misma", contó.
Recién a los 35 años, en 1989, se sentó por primera vez en la silla plegable para un largometraje, Sweetie, en el que una joven inestable que sueña con ser actriz causa estragos en los más cercanos por su volatilidad destructiva. Al año siguiente timoneó los destinos de An Angel at My Table, una biopic de la autora Janet Frame, que sobrevivió a la pobreza infantil, la enfermedad mental y el encarcelamiento para convertirse en una de las escritoras más célebres de Nueva Zelanda. Fue una de las películas que más ruido hizo en el Festival de Venecia y, si bien no ganó ningún premio, llamó la atención de la crítica y el público. Era el preludio de La lección de piano, que ahora sí le permitió llevarse reconocimientos de enorme relevancia. La Palma de Oro de Cannes, por ejemplo.
La historia sobre una mujer muda que, a mediados del siglo XIX, es enviada a Nueva Zelanda junto con su joven hija y su piano para un matrimonio arreglado con un terrateniente, pero pronto es deseada por un trabajador local de la plantación, fue un suceso en la temporada de premios de 1994, con diez nominaciones para los BAFTA británicos y ocho para los Oscars. En ambos casos estaba ella en el rubro dirección: la segunda mujer ternada por la Academia. Pero enfrente tenía a Steven Spielberg con esa aspiradora de premios que fue La lista de Schindler, por lo que debió contemplar cómo el director de E.T. agradecía estatuillas. Al menos se dio el gusto de aplaudir a Holly Hunter y Anna Paquin cuando se impusieron en los rubros actorales, al tiempo que ella se llevó el Oscar a Mejor Guion Original, aprovechando que Spielberg iba por el carril de los guiones adaptados.
Sola entre los hombres
El suceso de aquella película catapultó a Campion a las grandes ligas, pero también le dio un baño de realidad sobre el predominio masculino en la industria: en la celebración por el 50º aniversario del Festival de Cannes, era la única mujer que había ganado una Palma de Oro. “Cuando vi las fotos de esa noche, inmediatamente pensé: ‘Esto está tan mal, muy mal’. Y, sin embargo, seguían diciendo cosas como: '¿Qué podemos hacer, si las mujeres no están haciendo buenas películas?'. También decían que simplemente no podían incluir películas solo por estar hechas por mujeres. Eran las mismas viejas cosas egoístas de todos los muchachos”, dijo a la publicación inglesa. Tendrían que pasar casi tres décadas para Julia Ducournau se convirtiera en la segunda directora en llevarse el premio mayor del evento francés gracias a Titane.
Después de La lección de piano, la neozelandesa filmó solo cinco películas, entre ellas la adaptación del libro de Henry James Retrato de una dama (1996), con Nicole Kidman y John Malkovich, y el thriller erótico En carne viva (2003), protagonizado por Meg Ryan y Mark Ruffalo, el primero –y hasta ahora único- de sus trabajos lapidado por la crítica. Luego de un parate de seis años para educar en su casa a su hija, volvió al ruedo con Bright Star (2009), centrada en los años de romance entre el poeta del siglo XIX John Keats y Fanny Brawne, y más tarde pasó al universo de las series para montarse al hombro las cuatro temporadas de Top of the Lake. Parecía que ya estaba fuera del radar de la Academia, hasta que esta temporada volvió con los tapones de punta con El poder del perro.
Producida y lanzada en la plataforma Netflix, se trata de una opresiva e inquietante historia –basada en el libro de Thomas Savage escrito en 1967– que transcurre a mediados de la década de 1920 y versa sobre la relación entre dos hermanos (Benedict Cumberbatch y Jesse Plemons, ternados como Actor principal y de reparto, respectivamente) lo suficientemente opuestos entre sí como para que, ante la llegada de uno de ellos con su flamante esposa (Kirsten Dunst, presente en el quinteto de reparto femenino) y el hijo de ella (Kodi Smit-McPhee, que competirá con Plemons) a la casa familiar, se corte el delgadísimo hilo que los mantenía unidos.
Desde el León de Plata a Mejor Dirección en el Festival de Venecia sonaba como una de las fijas de las temporadas de premios de Hollywood, pero ni siquiera ella esperaba las doce nominaciones. Y no se trata de rubros de poca relevancia: a las categorías interpretativas se suman, entre otras, Mejor Film, Guion Adaptado y, claro, Dirección: otra vez Campion sola entre los hombres, aunque ahora en un contexto muy distinto al de casi tres décadas atrás, con el #MeToo como emblema.
“Ese movimiento significó mucho para muchas de nosotras. Realmente ayudó a abrir los ojos de todos sobre los abusos sistémicos que suceden y la falta de igualdad. Creo que eso ha cambiado, que las mujeres están envalentonadas y es un gran momento para nosotras. Yo también me siento envalentonada para hacer un proyecto como El poder del perro, que, para variar, tiene muchos hombres. No podría haberla hecho sin saber que hay muchas mujeres filmando y explorando el espacio femenino y cualquier espacio que quieran”, dijo a Los Ángeles Times la mujer en la que muchas de esas directoras jóvenes –como Maggie Gyllenhaal, Sofia Coppola y Julia Ducournau– encuentran una referencia, la huella de un camino posible.
Campion lo sabe: “Me poner muy feliz ser un estímulo para ellas. Recuerdo cuando estaba en la escuela de cine y solo estaba Gillian Armstrong. Agradecí muchísimo estuviera allí porque pensé: ‘Oh, una mujer también puede hacer esto’. Solo se necesita una persona para ayudar a sentir que es posible”.