La pandemia cambió los hábitos de mucha gente, posiblemente de todos y por supuesto, yo no soy la excepción. Hasta que comenzaron las cuarentenas, yo no miraba televisión en forma regular, salvo que se tratara de ver las noticias y/o acontecimientos deportivos. El resto, siempre fue casual, sin horarios pre-establecidos y mucho menos en forma orgánica. Pero, la pandemia tumbó todas esas costumbres (entre otras muchas cosas).
El hecho es que me permitió ver algunos documentales que me ilustraron abundantemente sobre lo que pasó no solo en la segunda guerra mundial, sino también ¡en la primera! De hecho, Víctor Hugo me recomendó que viera Los últimos zares, que me resultó entre informativa y educativa, y exponerme (ante mi mismo por lo menos) como un profundo ignorante. Pero también ví algunas series de televisión que involucran la evolución de las redes sociales y el efecto que tienen en infectar el tejido social, pero también series que tienen que ver con la televisión propiamente dicha.
Es que el 70 por ciento de mi vida lo pasé frente a una cámara en forma sistemática. De hecho, mi primer programa lo hice en La Noche del Domingo en el viejo Canal 9 de Alejandro Romay. Fue el directo precursor de Fútbol de Primera y lo conducía Pepe Peña (padre de Fernando Peña). El debut fue en la calle Castex el 6 de febrero de 1972: ¡Pasaron 50 años!
¿Por qué habría de contar esto? Es que una de las series que se exhibió en la cadena HBO, tuvo nada más que 25 episodios en tres temporadas: desde el 24 de junio del 2012 hasta el 14 de diciembre del 2014. El título en inglés: The Newsroom (Mesa de Noticias creo que sería la traducción más adecuada aunque no sea literal). La dirigió Aaron Sorkin (le sugiero que siempre preste atención a su filmografía) y trabajan en los roles principales Jeff Daniels y Emily Morter, como el director del noticiero y la productora general (respectivamente).
Pero elegí el comienzo de la primera temporada, o sea, el primer capítulo en donde Jeff Daniels expone ante un grupo de alumnos, una decisión que tomó y que quiere compartir con ellos, algo que haría inmediatamente en el primer show de la serie. Traduje el texto tan bien como pude y concédame la licencia de obviar no sólo cualquier error (que lo debe haber) sino también la mención a algunos periodistas locales que a nosotros no nos dicen nada, pero usted será capaz de rellenar esos huecos con los que tenemos nosotros en el país. Hecha la presentación, este es el texto:
Quiero disculparme por lo que hicimos e hice en este programa desde el momento en el que me convertí en el conductor de este noticiero, porque no supe informarles correctamente ni ayudar a educar al electorado norteamericano como corresponde.
Permítanme decir que no me estoy disculpando en nombre de todos los periodistas, ni siquiera creo que todos esos periodistas deban algún tipo de disculpa. Yo hablo por mí.
Yo soy cómplice de haber conducido un tren que chocaría inexorablemente, y lo conduje en forma lenta y repetida como si no lo hubiera sabido, y fue lo que nos condujo hasta acá.
Yo soy el líder de una industria que se equivocó en las elecciones, que exageró los miedos a supuestos ataques terroristas, desató controversias y no informó sobre los cambios tectónicos que se estaban y están produciendo en nuestro país.
Desde el colapso del sistema financiero hasta las verdades acerca de cuán fuertes somos ante los peligros que enfrentamos.
Yo soy uno de los líderes de una industria que lo hizo mirar a usted en la dirección equivocada con la destreza de Houdini, mientras enviábamos a la guerra a cientos de miles de nuestros jóvenes, hombres y mujeres, sin siquiera tener los datos mínimos que pudieran justificarlo.
Pero la razón por la que fallamos no es un misterio ¡Lo hicimos POR EL RATING! Cuando esta era de comunicación a las masas recién empezaba, los Columbus y Magellan del periodismo televisivo (William Paley y David Sarnoff) fueron a Washington e hicieron un pacto con el Congreso.
El Congreso permitiría a todos los canales de aire el uso gratuito de estas ondas de aire (que pertenecen a los contribuyentes) a cambio de un servicio público. Este servicio público sería ¡una hora de aire por noche que las cadenas utilizarían para propalar las noticias en lo que hoy llamamamos ‘Las Noticias de la Noche’.
El Congreso fue incapaz de anticipar la capacidad ENORME que la television tendría al entregarles los consumidores ….¡A LOS ANUNCIANTES!
Y el Congreso, se equivocó al no incluir en el pacto una cláusula, un REQUERIMIENTO que hubiera cambiado ENORMEMENTE (para mejor) nuestro discurso nacional. El Congreso se olvidó de añadir la cláusula de que BAJO NINGUNA CIRCUNSTANCIA podría haber AVISOS o PUBLICIDAD durante esa hora RESERVADA A LA INFORMACION.
Se olvidaron de incluir que los DUEÑOS de esas ondas (ustedes, el público, el pueblo) les darían esas ondas gratuitamente durante las otras 23 horas, en donde ustedes podrían sacar provecho y beneficios económicos, pero DURANTE ESTA HORA… ¡USTEDES TRABAJAN PARA NOSOTROS!
Y ahora, esas cadenas de televisión, tuvieron y tienen algunos periodistas de lujo, honestos (como Murrow, Reasoner, Huntley, Brinkley, Buckley, Cronkite, Rather y Russert), pero todos ellos tienen que competir con gente como yo, un conductor de un noticiero en un canal de cable a quien le importa más un reality show o algo equivalente.
Sin embargo, aunque esos negocios fueron buenos para nosotros, este programa ¡abandona lo que hicimos hasta acá! Puede que sea una sorpresa para ustedes pero algunos de los más grandes periodistas norteamericanos de la historia, aquellos que tienen algunas de las mentes más brillantes, con años y años de experiencia y una devoción inquebrantable para comunicar las noticias, si bien trabajan hoy, sus voces son una pequeñísima minoría y no tienen la menor chance cuando compiten contra el circo, este circo monumental que se ha formado y que cuando llegan al pueblo, son virtualmente invencibles. Los periodistas están abrumados por la disparidad de fuerzas.
Quiero anunciar hoy que renuncio al circo y me cambio de equipo. Me paso al equipo de aquellos que están recibiendo esa paliza. Me conmueve pensar que ellos siguen pensando que tienen chances de ganar y espero que me puedan enseñar a mí también. A partir de este momento, yo voy a decidir qué es lo que sale al aire y cómo lo vamos a presentar basado en una verdad muy simple: que nada es más importante para la democracia que un electorado que esté bien informado.
Nos vamos a esforzar en poner la información en un contexto más amplio porque sabemos que muy pocas noticias nacen en el momento en el que nos llegan a nosotros. Seremos los campeones de los HECHOS y ENEMIGOS MORTALES de los CHISMES Y RUMORES, especulaciones, hipérboles y ESTUPIDECES.
NO seremos más los mozos de un restaurant que les servirán las historias tal como ustedes las pidieron ni como les gusta que estén preparadas. Tampoco somos computadoras que solamente reportaremos los hechos, porque las noticias SON UTILES SOLAMENTE dentro de un contexto humano.
Tampoco voy a hacer ningún esfuerzo para callar mis opiniones personales, pero SI voy a hacer todo lo posible para exponerlas y confrontarlas con otras opiniones informadas, que son diferentes de las mías.
Naturalmente, ustedes tienen derecho a preguntarse… ¿quiénes somos nosotros? Nosotros somos MacKenzie McHale y yo. La señora McHale es la productora ejecutiva. Ella está a cargo de más de 100 personas entre reporteros, productores, analistas, técnicos y sus credenciales estarán siempre disponibles. Yo, mientras tanto, soy el editor en jefe de esta sección de noticias y voy a tomar la decisión final sobre todo lo que se verá y se escuchará en este programa.
Ahora sí, después de este monólogo, empiezan las noticias.
Nota: cualquier parecido con nuestra realidad, es porque efectivamente coincide con ella. Mientras miraba el alegato, estuve pensando en todos los colegas que quieren o quisieron decir esto y no pueden o no pudieron. El que -creo- nos representa a todos, el que no tuvo que cruzar del otro lado porque siempre estuvo en la vereda correcta, es Víctor Hugo. Este texto es para todos nuestros compañeros de ruta.