El último indicador de inflación del Indec confirmó una tendencia que se venía dando y que obligó al Gobierno a moverse rápido: sobre el aumento de precios de 3,9 por ciento en enero, el mayor influjo fue de los productos frescos y no de los bienes en la góndola de los supermercados, que tienen algo de contención con Precios Cuidados. Hubo incluso saltos insostenibles en verduras y frutas de las más consumidas. En ese contexto, el Ejecutivo empezó a barajar posibilidades de soluciones para el mediano plazo, en mercados en los cuales nunca se logró hasta ahora hacer pie en el ordenamiento de los precios.
El gobierno nacional tiene interés en regular la actividad de alimentos vía la creación de una Empresa Nacional específica. Una idea que atraviesa un estado aún muy embrionario. En paralelo, algo más charlado está el esquema de compras adelantadas de verduras que elaboran en la Secretaría de Comercio en tándem con el Mercado Central. Ambas variantes tienen por objeto unir la punta del consumidor con la del productor, eliminando costos medios que influyen en el precio final.
La Empresa Nacional de Alimentos
La alternativa de la Empresa Nacional de Alimentos salió de un viejo anhelo de Rafael Klejzer, histórico militante social y actual director nacional de Políticas Integradoras del Ministerio de Desarrollo Social.
Hace unos meses, Klejzer mantuvo una reunión con el secretario de Comercio, Roberto Feletti, y le adelantó alguna idea de avanzar en esta línea y coincidieron en que, en buena parte, la formación y el problema de los precios está relacionado a la concentración de la producción en pocas manos. También hablaron de lo que podrían ser esquema de producción y distribución, en el marco de un programa que precisa tiempo y evaluación del Estado respecto a los costos y la inversión. Así y todo en el Gobierno no hay mayores detalles de la iniciativa y admiten que es una idea “a futuro, pero que es necesario evaluar ante la situación de los precios de los frescos”.
En su habitual conferencia de prensa matinal, la portavoz presidencial, Gabriela Cerruti, refirió que “hay que reconstruir instrumentos estatales que permitan establecer regulaciones frente a lo que es el libre mercado en la asignación de recursos de alimentos. Necesitamos en trigo, maíz, carne y leche una desvinculación de los precios internacionales”.
Mientras tanto, el secretario de Comercio Interior, que está metido en la coyuntura más urgente, tiene varios frentes de precios abiertos al mismo tiempo. Luego del Indice de Precios al Consumidor del Indec, el funcionario señala que hay estabilidad, en relación al año pasado, de los productos en góndola gracias a los acuerdos de Precios Cuidados. Pero admite que es urgente trabajar en llevar ese esquema a los barrios, donde según el retail ya hay precios hasta 30 por ciento por encima de lo que se paga en grandes superficies.
Hace unas horas, Roberto Feletti tuvo dos reuniones en ese sentido. Analizó la marcha del fideicomiso aceitero con Gustavo Idigoras, titular de la Cámara Aceitera y Exportadora de Cereales (Ciara-CEC), y charló con el titular de la Unión Industrial (UIA), Daniel Funes de Rioja, quien asistió en su rol de también presidente de la Copal, la Coordinadora de Productores de Alimentos.
Idigoras le garantizó en la reunión la provisión de aceite a los valores acordados. Con Funes, en tanto, se centraron en que en los próximos 15 días haya en los barrios una canasta de referencia de entre 75 y 80 productos. Son parte actualmente de los 1321 de Precios Cuidados, que se ofrecen en los super. Se llamará “Canasta de Proximidad” y tiene un punto más en debate: qué márgen de ganancia sobre esos productos se les autorizará a los almacenes y comercios orientales.
Por otra parte, en la Secretaría de Comercio preocupa el precio de las verduras, sobre todo a la luz del alza de 82 por ciento en el tomate y las verduras de hoja. Desde hace unas semanas, Roberto Feletti viene manteniendo reuniones con Nahuel Levaggi, titular del Mercado Central, para “importar” un esquema de compras adelantadas que ya se utiliza en algunos países, entre ellos México. En principio, está en estudio que el Estado compre toneladas de tomate, papa y cebolla (tres productos muy consumidos) para que luego la logística del Central distribuya con ayuda de las intendencias del Conurbano. Luego serían los intendentes quienes definan la manera de comercializar esos productos.
“Lo que distorsiona los índices es la estacionalidad, los frescos”, afirman en el Gobierno, avalados por los datos del Indec. Esta alternativa mixta con el Central no es, sin embargo, la única, y en el escritorio de Feletti hay otras propuestas acercadas por diferentes sectores que introducen nuevas herramientas de ordenamiento del frente de los precios. Una de ellas, un esquema similar al de Brasil con el arroz.
En el país vecino se trabaja con compras a granel del Estado a las empresas privadas. Cuando el Gobierno ve que el precio en el mercado local se sale del rango natural, interviene y les pide a las empresas a las que les compró el arroz, que lo vendan para nivelar el precio.
La complicación de esos esquemas es la forma de compra a los privados.