Un testeo universal obligatorio de Covid-19. Eso es lo que está preparando Hong Kong para sus 7,5 millones de habitantes, en tiempos en que en resto del mundo se buscan alternativas tendientes a modificar los criterios epediomiológicos para reducir la cantidad de testeos. La política responde a una elevada suba de casos en una ciudad hacinada, donde el confinamiento es casi imposible de aplicar.  

Después de haber registrado poco más de 12.000 casos de covid-19 en los dos primeros años de pandemia, Hong Kong se enfrenta actualmente a una progresión exponencial del virus vinculada a la variante Ómicron. Se registraron más de 11.000 nuevos casos solo el viernes, después de 12.000 el jueves, y el sistema hospitalario se vio completamente desbordado en cuestión de días.

"Una de las medidas que estamos preparando, y que estamos preparando muy seriamente, es una prueba universal obligatoria", dijo la jefa del Ejecutivo del la región especial china, Carrie Lam. 

Se tratará de un testeo a 7,5 millones de habitantes, algo que parece difícil de llevar adelante, pero que es una práctica habitual en la China continental, donde se mantiene una política "cero covid", que a veces les lleva a confinar ciudades enteras durante semanas. 

Lam descartó la posibilidad de confinar Hong Kong, una medida difícilmente aplicable en una ciudad cuya densidad de población es una de las más elevadas del mundo y donde las viviendas son a menudo exiguas y compartidas.