La ciudad de Bariloche quedó conmocionada con el asesinato de una mujer, acribillada de nueve balazos en un sendero de Circuito Chico en esa comarca patagónica. La víctima del femicidio es brasileña. Se llamaba Eduarda Santos y tenía 26 años. El asesino fue capturado y confesó su autoría. Su nombre es Fernando Alves Ferreira. No está claro cuál era la relación que unía a Alves Ferreira con Santos, pero sí se sabe que el femicida, que había estado casado con un hombre en Brasil, había tenido mellizos con su marido a través del vientre subrogado de Santos.
“Me declaro culpable por la muerte de Eduarda Santos de Almeida. Yo sí soy el responsable, no lo planee”, confesó Alves Ferreira ante los fiscales Martín Lozada y Gerardo Miranda. Alves Ferreira solicitó que se periten los teléfonos para indagar en los motivos del crimen que, según él fue "para proteger" la seguridad suya y de sus hijos. En principio, vinculó a Santos con el narcotráfico.
Eduarda Santos "no tenía dónde ir"
La investigación apunta a una situación de vulnerabilidad de la víctima, que convivía con Alves Ferreira "porque no tenía dónde ir". Al parecer, practicó la prostitución en Brasil y estaba vinculada al narcomenudeo, en una situación de extrema vulnerabilidad.
En medio de las diligencias judiciales se supo que Santos fue la madre de los hijos mellizos del femicida, quien los anotó como hijos de él y de su esposo, ya fallecido. Alves Ferreira dijo que enviudó hace siete meses. Además, la mujer tenía otros tres hijos en Brasil y pos eso pensaba regresar allí. A eso se suma que no queda clara la muerte de la pareja del hombre. Se presume que pudo haber sido por suicidio, pero no se ha podido verificar.
El hombre afirmó que no planificó el asesinato y dijo que su vida "estaba en peligro". De momento, el juez de Garantías, Sergio Pichetto, dictó la prisión preventiva. Acusa a Alves Ferreira de femicidio y homicidio calificado por haber sido cometido con alevosía y con un arma de fuego.
Ambos, Alves Ferreira y Santos, convivían en Bariloche. En la madrugada del miércoles, ambos fueron en auto al mirador del Lago Escondido. Cuando bajaron del auto, él le vació el cargador de un arma calibre 357. Seis tiros fueron por la espalda. Los tres disparos restantes dieron en el pecho, el vientre y el rostro de la víctima. La autopsia señala que esos tres tiros fueron para rematarla.
Dentro del auto se hallaron rastros de sangre que se trata de saber si eran de la víctima. También se encontraron proyectiles cerca del cadáver, por lo cual se baraja la hipótesis de que pudo haber una disputa dentro del auto, Santos se habría bajado y Alves Ferreira la persiguió para matarla.
La situación de vulnerabilidad de la víctima
Para los investigadores, Alves Ferreira ejerció violencia contra la mujer mientras convivieron, a nivel económico y psicológico. "Profundizando así la situación de vulnerabilidad en la que estaba la víctima, por tratarse de una mujer extranjera, sin familiares ni personas de confianza, sin trabajo y con un bebé de un mes de vida, que dependía para su subsistencia y la de su hijo de residir en el domicilio del imputado", se lee en el informe.
Los fiscales sostienen que "el hecho fue cometido mediando violencia de género" en el marco de una "situación de vulnerabilidad" de la mujer, "extranjera, sin familiares ni personas de confianza, sin trabajo y con un bebé de un mes de vida que dependía para su subsistencia y la de su hijo de residir en el domicilio del imputado”.
El victimario manifestó que Santos "no era sumisa, todo lo contrario" y que "la violencia que sufríamos en la casa a partir de la llegada de Eduarda era constante". A su vez, remarcó que no pensaba regresar a Brasil y que "mi prioridad eran mis hijos".
Insistió en la protección para sus hijos y aseguró que "si los mandan a Brasil los están condenando a muerte". Por ello, solicitó que se los entreguen a su excuñada, la hermana de su fallecido esposo, que por lo que sabía había arribado a la ciudad de Bariloche. Además, pidió "asistencia psicológica" para él y dijo saber que se enfrentaba a "una cadena perpetua", aparte que estos últimos tres días estaba viviendo en un "lugar horrible".
Sin embargo, los investigadores estiman que hubo "un accionar frío y calculador” y que Alves Ferreira ya había planificado irse de Basriloche el 20 de febrero. A su vez, Santos pensaba volver a su país natal y todavía no se pudo encontrar a familiares de la víctima.