Noruega fue considerada en los últimos dos años Greatest Sport Nation (Nación más Deportiva del mundo), no únicamente por sus logros en alto rendimiento sino fundamentalmente por su extraordinario deporte social, en donde se estimula desde hace décadas la práctica de numerosos deportes individuales y colectivos.
No es casualidad, en 1987, Noruega aprobó una ley que garantizaba a sus niños el acceso al deporte en todas sus manifestaciones, y a éste como uno de los derechos y pilares fundamentales en la sociedad.
Entonces no fue noticia. Cosas raras de escandinavos, quizá pensaron la enorme mayoría de "especialistas" que no saben de deportes, salvo de los resultados de una élite. Hoy en Noruega más del 70 por ciento de la población sigue practicando deportes, aún después de los 50 años, estando así fuertemente arraigada una cultura deportiva envidiable.
Noruega, también se vuelve visible porque acaba de ganar en Beijing, los Juegos Olímpicos de Invierno 2022. Un país de apenas cinco millones de habitantes, con una altísima calidad de vida, en donde el deporte masivo es un fuerte protagonista, superó a las potencias deportivas y económicas que tienen mayor población, mejor infraestructura, más sponsors y negocios vinculados. En fin, todos aquellos parámetros que se usan para medir el éxito deportivo contemporáneo.
Noruega es un país con muchísima apertura social y podría ser encasillada incluso como liberal en muchos aspectos. Sin embargo, la presencia del Estado es también imponente, y los territorios fiscales aseguran una fuerte producción de gas y petróleo que les permiten solventar un estado de bienestar, que lleva entre sus principales prioridades al deporte de masas.
Recuerdo cuando hace más de 30 años ponía a este país y a otros parecidos como ejemplo de una política deportiva posible en conferencias, artículos y libros. Algunos interlocutores sonreían entonces con cierta ironía y escepticismo.
Las discusiones pseudo ideológicas fueron la prioridad por sobre el diseño de políticas deportivas simples, concretas y perdurables. El deporte lamentablemente no ha sido parte importante de la agenda de los gobiernos argentinos, y salvo el del general Perón no tuvieron al deporte entre sus prioridades.
Pocos se interesaron en averiguar cómo es que se hace para desarrollar políticas deportivas exitosas en el largo plazo, y que no reflejen tan sólo exitosos proyectos individuales.
Noruega, con la cultura deportiva de su población, nos muestra un camino con una enorme simpleza, capacidad técnica, continuidad y sin erogaciones extraordinarias, que puede ser una respuesta adaptable a nuestras realidades. Siempre se está a tiempo.
* Ex Director Nacional de Deportes.