La pandemia del coronavirus trastocó nuestra vida cotidiana. Las medidas de cuidado restringieron los abrazos y las juntadas. Los gobiernos (con mayor o menor suerte) intentaron evitar un colapso sanitario-social-económico, mientras que los científicos corrían contra reloj para desarrollar una nueva vacuna y los intelectuales debatían sobre el futuro mundo pospandemia.
La relectura de esos escritos, transcurridos dos años, son bastante reveladores de que tan cerca (o lejos) estuvieron los diferentes escenarios proyectados. Por ejemplo, Slavoj Žižek sostuvo que la pandemia sería “un golpe a lo Kill Bill” al sistema capitalista. En su artículo “El coronavirus nos obliga a decidir entre el comunismo global o la ley de la jungla”, el filósofo esloveno planteó que “quizás otro virus, ideológico y mucho más beneficioso, se propague y con suerte nos infectará: el virus de pensar en una sociedad alternativa, una sociedad más allá del Estado-nación, una sociedad que se actualiza a sí misma en las formas de solidaridad y cooperación global”.
Por el contrario, el filósofo surcoreano Byung-Chul Han profetizó que “tras la pandemia, el capitalismo continuará aún con más pujanza...el virus nos aísla e individualiza. No genera ningún sentimiento colectivo fuerte”.
Los datos duros revelan que la pandemia acentuó un rumbo mucho más individualista que cooperativo. Por un lado, la brecha entre ricos y pobres continuó creciendo entre 2019 y 2021. Por el otro, la creciente desigualdad se reflejó también en la distribución de las vacunas. Los países ricos acapararon, desde un comienzo, la mayoría de las dosis haciendo fracasar la iniciativa del Fondo de Acceso Global para Vacunas COVID-19 (COVAX).
En ese marco, un reciente informe del grupo de ONGs Alianza Vacuna Popular denunció que 55 millones de dosis en poder de la Unión Europea (UE) caducarán a fines de febrero. En otras palabras, el bloque europeo deberá desechar muchas más dosis que las entregadas al continente africano en lo que va del 2022 (30 millones de inoculantes).
"Los Estados miembro de la UE, con Alemania a la cabeza, han sido los principales responsables de bloquear las propuestas presentadas por Sudáfrica e India, con el apoyo de la Unión Africana y más de 100 países, para una exención de la propiedad intelectual que permitiría la producción genérica de vacunas, pruebas y tratamientos para la covid-19", criticó la Alianza. La pandemia, todavía no superada, nos dejará como legado un mundo más desigual.
En su artículo La vacuna contra el COVID-19 en América Latina y el Caribe, la licenciada Tamara Lajtman sostiene que "la disputa geopolítica y las relaciones asimétricas del sistema mundial se evidencian de manera muy cruda ante el fenómeno de producción y distribución de las vacunas contra la covid--19. Las naciones más pobres apenas han comenzado las campañas de vacunación, mientras que los países más ricos se han apoderado de la mayoría de las dosis. Muestra de ello es el hecho de que aproximadamente el 75 por ciento de dosis de vacunas administradas en todo el mundo se han destinado a solo diez países. Mientras tanto, naciones como Madagascar, Sudán del Sur y Papua Nueva Guinea han vacunado a menos del 0,01 por ciento de su población”.