Las negociaciones técnicas de Martín Guzmán están llegando a su fin y el gobierno nacional se prepara para enviar el proyecto del entendimiento con el FMI la semana que viene. La perspectiva, compartida por adeptos y opositores, es que los votos están y que Alberto Fernández logrará aprobar el acuerdo más allá de algunas resistencias internas. Los guiños de Juntos Por el Cambio son cada vez más manifiestos y en la coalición opositora predomina la voluntad de facilitar la aprobación en el Congreso. El panorama en el Frente de Todos, mientras tanto, es más incierto. Desde el portazo de Máximo Kirchner, el nuevo jefe de bloque, Germán Martínez, encadena reunión tras reunión con los diputados propios con la esperanza de que el proyecto tenga el mayor nivel de adhesión interna posible, pero son muchos - casi un tercio en la Cámara Baja, donde probablemente comience el debate - los que, por diferentes motivos, desconfían del detalle del acuerdo.

Las voluntades del FdT

"Voy a pelear hasta el último voto", repite Germán Martínez con un optimismo a prueba de balas que fantasea, incluso, con el acompañamiento de su antecesor, Máximo Kirchner. La Cámpora no definió aún el sentido de su voto y, desde que Itaí Hagman le puso una cifra a la resistencia oficialista en Diputados, sus legisladores han bajado el perfil y han renunciado a adelantar en público cualquier tipo de matemática de la votación. Si bien en el último par de semanas Kirchner ha buscado poner paños fríos en pos de la unidad del frente, sobrevuelan las críticas hacia la forma en la que Martín Guzmán llevó a cabo las negociaciones (a las que considera que podrían haber sido más duras).

La Cámpora, sin embargo, representa sólo 16 de los más de 30 diputados oficialistas que podrían no acompañar el entendimiento. Por un lado, están los legisladores de las organizaciones sociales: tres de Patria Grande (Hagman, Federico Fagioli y Natalia Zaracho) y dos de la de la CCC (Juan Carlos Alderete y Verónica Caliva). "Deberle 45 mil millones de dólares al FMI es una estafa. Hay una deuda con el pueblo argentino frente a la que construir un acuerdo con el Fondo, sea de las características que sea, no va a ser bueno para la Argentina. Macri nos puso en una situación muy complicada y tener al FMI cada tres meses revisando tus cuentas pone en juego la soberanía", explicó Fagioli a este diario, destacando que había que "cumplir el contrato electoral del 2019" e impulsar políticas como el salario universal. De parte de la CCC, Alderete coincidió en calificar la deuda millonaria como una "estafa": "Nosotros no vamos a aceptar ningún ajuste que sostenga el FMI. No hay acuerdo bueno o malo, siempre es malo para el pueblo porque el FMI busca la acumulación de capital", sostuvo el dirigente.

"Me preocupa la intromisión permanente de un factor dominante a nivel mundial que se encarga de promover un modelo que profundiza la desigualdad y el hecho de que la economía va a quedar anclada a una matriz que va a obligar a desviar recursos que deberían ir a la reactivación económica. Va a significar un drenaje que va a implicar un amesetamiento del ascenso que necesitamos para que la Argentina salga de la postración en la que dejó primero Macri y después la pandemia", enumeró, por otro lado, el diputado y secretario general de la CTA, Hugo Yasky. Yasky, al igual que Pablo Carro (dirigente CTA Córdoba), no definió aún si votarán a favor o en contra, pero le quitó importancia porque asegura que el acuerdo "ya está": "Lo importante va a venir después, porque si no hay movilización popular o no discutimos quién va a pagar el costo de esta hipoteca y todo queda liberado a la fuerza de la inercia, vamos a ir derechito a que haya más hambre y más desigualdad". Las opciones para quienes se oponen son votar en contra o abstenerse y, si bien la mayoría se inclina por abstenerse, en el oficialismo piden esperar a conocer "la letra chica". A diferencia del Senado - en donde las abstenciones pesan en el quórum -, en Diputados hay mayor libertad de acción, ya que con solo un voto positivo más que los negativos el proyecto se aprueba.

En la vereda de enfrente, existen cerca de 80 diputados oficialistas (de un total de 118) que votarán a favor. Ya sean del riñón albertista o de Sergio Massa, los legisladores coinciden en argumentar que el gobierno llegó al "mejor acuerdo posible" y que la alternativa - es decir, el default - siempre es peor. "Es un acuerdo racional, no podíamos pagar este año 19 mil millones de dólares. No hay reforma previsional ni reforma laboral, sí hay una reducción del gasto público pero, en un contexto de debilidad cambiaria y de debilidad de reservas, es un acuerdo razonable. Creo que la mayoría va a priorizar la ética de la responsabilidad", aseguró el diputado Daniel Arroyo.

Los guiños de Juntos Por el Cambio

Desde que la mesa nacional de JxC terminó coincidiendo en que "no se puede empujar al país al default", las declaraciones de los principales referentes de la coalición han estado cada vez más alineados en pos de un futuro acompañamiento (o, al menos, no estorbo) al acuerdo con el FMI. Las diferencias internas continúan, el ala dura del PRO, responsable directo del endeudamiento, se resiste a acompañar una iniciativa del oficialismo que no es respaldada por todo el oficialismo. Pero, si bien hay condicionamientos, finalmente terminó prevaleciendo el espíritu más acuerdista de la UCR y la CC que sostiene una postura de "responsabilidad". "Nuestra postura es la misma de siempre: hay que evitar el default, pero que eso no signifique un aumento de impuestos. Nosotros no nos vamos a poner más duros que al acreedor que negocia con el gobierno y no nos importa cómo vote Máximo Kirchner. No hay que especular con si esto ayuda a Alberto Fernández, hay que pensar en cómo repercute en la sociedad", destacó a Página 12 el presidente del bloque de la CC, Juan Manuel López, diferenciándose de una Patricia Bullrich que pretende que el FdT cargue políticamente con todo el peso del acuerdo.

La UCR, mientras tanto, llegó a la misma conclusión en el retiro radical del viernes pasado. Reunidos en Santa Fe para sanar las heridas internas, los senadores y diputados del radicalismo (incluso los rebeldes de Evolución) terminaron acordando en sostener la postura de la "responsabilidad". "Aunque hay que esperar el detalle del acuerdo, se ratificó la línea de que el entendimiento era positivo, y que hay que actuar con responsabilidad y facilitar el trabajo en el Congreso", explicó el diputado Alejandro Cacace luego del encuentro. Así es como que, después de semanas de declaraciones discordantes y tensiones internas, terminó predominando la postura de Gerardo Morales que, como muchos otros en el PRO y la UCR, tiene la mirada puesta en ocupar el sillón presidencial en 2023.