Nacida en Salta hacia 1867, Benita Campos fue criada en el seno de una familia de comerciantes. Egresada de la Escuela Normal, ejerció la docencia enseñando diversas materias tales como historia, geografía y literatura.
Poco a poco comenzó a participar en diferentes espacios de socialización propios de la época para las mujeres de su “clase”, como la Sociedad de Beneficencia o la Filial Salta de la Asociación Pro Patria de Señoritas, que fuera fundada y presidida por ella misma. Desde allí, Benita comenzó a ganar reconocimiento social, abriendo espacios de formación profesional como la Escuela Profesional de Mujeres.
Esta situación de movilidad social e inserción en diferentes espacios públicos fuera del ámbito domestico, será la razón por la que la figura de Benita Campos representa un caso singular para la época.
Por aquellos años la mujer apenas podía trascender de la esfera privada hacia la pública, ya que estaba circunscripta al ámbito laboral relacionado con oficios "feminizados": costureras, lavanderas, planchadoras y monjas, al tiempo que el eje de la formación escolar de las niñas acentuaba las labores y la utilidad doméstica.
En ese contexto, el trabajo de maestra era aceptado, ya que se consideraba una extensión del rol maternal. Sin embargo, esa misma profesión permitirá en muchos casos la salida hacia lo público.
Disputa de sentidos y la revista Güemes
Osvaldo Geres es docente de Historia Regional en la Universidad Nacional de Salta (UNSa) y estudió la figura de Benita Campos en sus diferentes facetas. “Desde fines del siglo XIX, en los centros de producción académica de Buenos Aires, se trazan las líneas matrices de lo que serían las historias nacionales con un claro enfoque porteñocéntrico y homogeneizante del pasado nacional. Desde las provincias surgen propuestas de historias locales que en la mayoría de los casos no pasan de ser consideradas por los intelectuales de la capital como meras crónicas provincianas”, sostiene.
Esta puja por el sentido histórico y cultural de las figuras en el interior comienza a generar interrogantes y nuevas producciones. “En las provincias del interior comienzan a gestarse espacios de producción cultural dedicados al análisis del pasado, así como redes de intercambio de conocimientos y material de lectura que trascienden los límites provinciales”, comenta Geres.
Campos comenzará a trabajar en el diario “El cívico” y en “La Revista”, desarrollando una ardua tarea periodística, al tiempo que funda y dirige la Revista Literaria y Social “Güemes”, que funcionará entre los años 1907 y 1921, teniendo su sede en la calle Alberdi 578 de la capital salteña.
El historiador salteño cuenta el sentido primario que proclamaba la revista: “Nace con un discurso histórico que tiende a exaltar el pasado provincial y la contribución de los caudillos a la historia argentina. El objetivo de la revista Güemes es rescatar aspectos de la vida salteña de principios del siglo XX y la figura del héroe gaucho. Al decir de su creadora, la revista está 'principalmente dedicada a temas históricos y a exaltar la admiración civil por aquellos que nos dieron la libertad de nuestra Patria'".
La revista aparece en un tiempo histórico fundamental para la ciudad de Salta, ya que comienzan a generarse grandes cambios políticos, económicos y sociales, un proceso que forma parte de la modernización de la ciudad a principios de siglo XX.
Geres indica que “la revista se fija expresamente la reivindicación de la figura de Güemes, el rescate de la memoria en torno a la Batalla de Salta y la de Juana Manuela Gorriti, así como de actores que participan de la guerra de independencia”.
La publicación creada por Benita incluía notas y comentarios sociales redactados por ella misma, “pensamientos” enviados por quienes leían y colaboraban, así como transcripciones de capítulos de la obra “Historia del General Güemes y de la provincia de Salta”, entre otros.
Desde la revista, Benita Campos concretó acciones que cimentaron grandes hitos en la historia de Salta. Osvaldo Geres así lo comenta: “La monumentalización del pasado, en este sentido, constituye uno de los elementos centrales de su accionar, siendo artífice de la organización de la Comisión Pro Monumento al General Güemes, el concurso internacional de escultores para el proyecto del monumento, los homenajes para el centenario de su fallecimiento en 1921 y participando en la obra del Panteón de las Glorias del Norte, entre otras actividades conmemorativas”.
El lugar de la mujer
En el número 16 de la revista Güemes, Campos escribirá: “De la mujer del pueblo, no se habla. Basta con recorrer los diferentes barrios de la ciudad para comprender su situación. Pobre y desgraciada, sin educación y sujeta constantemente al extravío, a la seducción infame para poder vivir”.
Desde la dirección y redacción Benita siempre intentó recuperar la visión de las mujeres de a pie, así como de aquellas que tuvieron alguna relación en los procesos históricos de Salta.
En poco tiempo la publicación logró contar con colaboraciones de escritoras que envían sus artículos desde las provincias vecinas y países como Perú, Uruguay, Colombia, Bolivia y Chile. Entre 1907 y 1921 se publicaron gran cantidad de artículos y notas vinculadas a temas de historia, literatura y otros de carácter social.
Osvaldo Geres subraya que “la trayectoria de Benita Campos así como la publicación y circulación de su revista entre un amplio público de lectores y lectoras, es una vía de entrada para mirar de una manera más compleja la existencia de espacios de sociabilidad y de producción intelectual en los que las mujeres comienzan a abrirse camino al iniciar el siglo XX”.
“Benita tiene, sin dudas, una participación importante en el espacio cultural, en un entramado de relaciones que desborda la ciudad y la provincia. Es una intelectual polifacética, así como resulta innegable la posibilidad que encuentra de sostener una revista de divulgación histórica, al tiempo que mantiene el ejercicio de su profesión como maestra normal y una clara y fuerte dedicación a la divulgación de contenidos históricos, un sistema normativo acaparado por los hombres", destaca el historiador.
Además, resalta que "no es casual que a Benita se la reivindique como la primera periodista, pero no se la mencione como parte del universo intelectual enfocado en la construcción de discursos sobre el pasado que desarrollan sus actividades a principios de siglo XX. Entonces ¿podemos ubicarla como periodista, maestra normalista, historiadora? Sin lugar a dudas que es una productora cultural y ello implica que pueda ser todas estas cosas al mismo tiempo”.
La revista fundada y traccionada por Benita recibió grandes elogios, no solamente de intelectuales del país sino también de numerosos escritores latinoamericanos que colaboraron en su redacción y difusión.
Benita Campos falleció en julio de 1928. Su historia apenas se encuentra rescatada por un puñado de investigadores que elevaron no solo su obra, sino su figura y trayectoria, subrayando que fue una de las pioneras que, a finales del siglo XIX y principios del XX, lograron abrirse y abrir caminos en un terreno espinoso y plagado de obstáculos.