A Viviana Aramayo siempre le gustaron los deportes y el gimnasio, pero como toda mujer, en diferentes ámbitos de su vida debió luchar contra los prejuicios y los estigmas. Hace unos años, con sus hijos ya mayores, dejó el mountain bike para dedicarse de lleno en sus tiempos libres, al físicoculturismo, una disciplina que la apasionó al punto de querer competir para mostrar su progreso y superarse. Los obstáculos con los que se encontró por su edad y por ser mujer, aún le impiden concursar a nivel nacional.
Aramayo sostiene que sus 51 años no le impiden ir a un gimnasio y prepararse para una competencia, sino que por el contrario, la hacen sentirse orgullosa de romper prejuicios y mandatos relacionados a lo que debe hacer una mujer a su edad. “A mí me gustó siempre estar bien físicamente y encontré en esto un deporte que me lo permite, y por eso quiero mostrárselo a muchas mujeres más que quizá no se animan”, contó a Salta/12. Aramayo es oriunda de la ciudad de Tartagal, en el norte de la provincia de Salta.
Pero para que esto suceda, pide que la ley sea pareja y que el culturismo incluya más edades, ya que hasta aquí se consideran categorías hasta “mayores de 30 o 35”, situación que termina expulsando a muchas mujeres que querrían competir pero con más de 50 años “es muy difícil competir con chicas de 30”.
“En el 2019 decidí comenzar a competir y lo tuve que hacer en las únicas categorías que había”, relató. En ese momento tenía 49 años y debió sumarse en la categoría “master, que es de 30 años en adelante” mientras que “antes de eso tenés muchas categorías para la competencia, desde los 17 a los 30. Pero a partir de esa edad parece que somos todas lo mismo, ya nuestra vida se tiene que dedicar a otra cosa, nos tenemos que acomodar como podemos”. En esa situación debió competir en varias ocasiones y quedarse afuera en otras.
“Dentro de todo me fue bien”, agregó orgullosa. Obtuvo tres primeros premios, un segundo y otro tercer lugar, siempre en competencias de Salta pertenecientes a la Federación Argentina. “Pero el año pasado me di cuenta que era una injusticia y una locura que no se vea que la brecha entre las chicas de 30 y las que pasamos los 50, que es muy amplia, termina excluyendo, y yo no quiero eso”, acotó.
La tartagalense marcó otra injusticia: “Los hombres de culturismo sí presentan la categoría master más de 50”, y subrayó que “cuando ellos suben es una ovación de toda la gente, porque ahí sí se reconoce el esfuerzo y las ganas que hay que tener para seguir compitiendo a esa edad”. Por lo que se preguntó “¿por qué a nosotras nos mandan con las de 30 y nadie sabe del público que tengo 50 y que hago el mismo esfuerzo o más que los varones?”.
A partir de estos hechos comenzó a preguntarse e interrogar por qué no se permitía lo mismo en mujeres, y de esta manera inició el camino para revertir una situación de discriminación que permanecía invisibilizada. Al averiguar en la asociación que aglutina a Salta y Jujuy, sus referentes le reconocieron que la categoría existía, pero que no se implementaba porque para abrirla se necesitaban dos o tres atletas de la misma edad que pidan ser incluídas.
Sin perder el ánimo, Viviana Aramayo comenzó a rastrear en todo el norte hasta que encontró a otra físicoculturista de 50 años de Jujuy, “me contó que siempre pasaba por lo mismo y que por eso estaba decidiendo retirarse”. Luego de convencerla de acompañarla en su lucha, se presentaron en la asociación exigiendo que “ahora sí tenían que abrirla y permitirnos mostrar sin vergüenza la edad que tenemos”, algo que finalmente consiguieron, aunque solo para competir en las dos provincias.
La deportista aclaró que en el camino “muchas desisten por vergüenza o cansancio de competir con chicas más jóvenes y que ni el público ni los jurados te reconocen esa diferencia de edad”, por lo que para ella, “lo importante es estar, hacer lo que nos gusta y mostrar el fruto de nuestro esfuerzo”.
Para Viviana, la lucha no queda solo ahí, ya que quiere que en todo el país se abra de manera libre la categoría Máster +50 femenino. “Muchas chicas en todo el país seguro se sumarían o lo irán haciendo de a poco, pero no puede ser que seamos nosotras las que tengamos siempre que pelear exigiendo que nos incluyan, y que tengamos que salir a arrastrar a otras para que abran esa categoría, se tiene que inscribir la que quiera y pueda de manera libre como lo hacen todos, y si hay una sola, pues esa sola competirá y se mostrará”.
En Salta y Jujuy, Viviana y su coequiper lograron el objetivo al mantener la categoría abierta, aunque solo se presente una competidora. A principios de febrero participó en el torneo Gran Prix de Verano, realizado en la ciudad de Salta, y lo hizo sola “porque la otra chica estaba con covid”.
La obtención del título le permitió ingresar a competir a nivel regional en el próximo torneo del Mercosur que se realiza en Mendoza, aunque para poder participar allí debería resignarse a hacerlo en la categoria “más 35”.
“Cada vez que yo o alguna otra chica quiera salir, vamos a terminar sufriendo lo mismo y eso nos termina apartando por la edad”, declaró. Y aseguró que peleará para que la Federación a nivel nacional tome cartas en el asunto y siga los pasos que ya tomaron las dos provincias del norte argentino.
Aramayo justificó su pedido con un nuevo ejemplo, el de la categoría de personas con discapacidad, en la que en más de una ocasión se presenta un solo participante y obtiene su premiación como corresponde, “tiene derecho a participar y competir como atleta que se dedica e hizo todo lo que corresponde para estar ahí, no es su culpa que no se presente otro, pero tiene que hacerlo en igualdad de condiciones”. “Lo mismo tiene que pasar con nosotras, las mujeres de más de 50 años que estamos y queremos competir, aunque no haya tantas atletas de esa edad hoy. Pero de a poco, con el ejemplo y al ver que hay otras, seguro se van a sumar más”, añadió.
Viviana decidió abocarse al culturismo recién cuando la especialidad de Bikini Fitness apareció, “porque antes estaba solo dedicado al agrandamiento muscular, que no era algo que me terminaba de cerrar”. Los compromisos y mandatos de la vida, hijos, estudios, la fueron llevando por otros caminos, hasta que “a esta altura de mi vida, que me siento más liberada, me encontré con que hay categorías previas al culturismo clásico en donde también se puede competir sin demostrar necesariamente el volumen, y ahí fue donde me di fuerzas para arrancar”.
En su vida laboral Viviana sostiene un gimnasio en Tartagal, “pero no de pesas, sino de ejercicios funcionales y entrenamiento”. Además se dedica a la “arte terapia” como profesora de dibujo y pintura en una fundación para niños con discapacidad de esa ciudad.