Suman 140.000 mujeres las que accedieron a una jubilación gracias al programa que reconoce aportes por tareas de cuidado que implementó la Anses hace seis meses. Gracias al plan, mujeres que hoy no cuentan con los treinta años de aportes registrados por haberse dedicado a la crianza de sus hijos e hijas, pueden acceder a este derecho.
El "Programa Integral de Reconocimiento de Períodos de Servicio por Tareas de Cuidado" reconoce a las tareas de cuidado y crianza como un trabajo y suma años de servicios previsionales por cantidad de hijos y licencias por maternidad de la persona gestante. La titular de la Anses, Fernanda Raverta, junto con la intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza, le otorgaron la jubilación número 100.000 a Francisca Angélica Bonavota, de 61 años.
“Reconocer aportes por tareas de cuidado significa reconocer que las madres hacen un esfuerzo enorme para que nuestras hijas e hijos puedan crecer y ver cumplidos sus sueños y deseos. También implica entender que ese cuidado tiene un rol central en la reconstrucción de la Argentina", expresó Raverta durante el encuentro.
El Programa reconoce a los fines jubilatorios un año por hijo o hija para mujeres y personas gestantes con hijos o hijas nacidas vivas y un año adicional por cada hijo con discapacidad. Además, contempla dos años por hijo o hija adoptada siendo menor de edad. A las mujeres que hayan sido titulares de una Asignación Universal por Hijo y el niño haya percibido este derecho por lo menos durante doce meses se les computarán dos años adicionales. Por último, a las trabajadoras registradas que hayan hecho uso del período de licencia por maternidad y por excedencia, también se les reconocerá dicho plazo a los fines de acceder al derecho a una jubilación.
Esta política cuenta con un gran peso simbólico y práctico. Por un lado, significa un histórico reconocimiento del Estado a una de las banderas más flameantes del movimiento feminista, sobre un trabajo que nunca termina: el de los cuidados. Al mismo tiempo, permite que las mujeres puedan contar con jubilación para "reparar las condiciones de desprotección de una población que, históricamente, ha sufrido las consecuencias directas de las desigualdades en el acceso al mercado laboral, así como obstáculos y una mayor precarización por cuestiones de género", explicaron desde Anses.
No es amor
Bajo el lema "eso que llaman amor es trabajo no pago", el colectivo de mujeres y disidencias visibiliza desde hace años una problemática que constituye un pilar fundamental sobre el que se construye la desigualdad de género, y es la distribución desigual de las tareas de cuidado, que recaen mayormente sobre las mujeres.
La carga que tienen las mujeres sobre tareas de cuidado no remuneradas, que implica dedicar menos tiempo al desarrollo profesional, representa una de las razones que dificultan el ingreso de las mujeres al mercado laboral formal y, luego, su inclusión en el sistema previsional. Según una encuesta sobre el trabajo no remunerado y uso del tiempo realizada por el Indec en 2013 (último dato disponible), la mayor carga de trabajo doméstico no pago recae sobre las mujeres, 76 versus 24 por ciento de los hombres.
La brecha de cuidados es la contracara de la brecha salarial y la feminización de la pobreza porque, además, las que más cuidan son las más pobres. De acuerdo al último dato publicado por la Encuesta Permanente de Hogares del Indec, en el último trimestre del 2020, del 10 por ciento de personas con menores ingresos en Argentina, 7 (la mayoría) eran mujeres.
Desde el Estado no apuntan a eliminar o estigmatizar el trabajo de cuidado, sino al contrario: ponerlo en el centro de la economía, reconocerlo y redistribuirlo. Esta política significa un primer paso para ello.