El campo de la literatura para las infancias y juventudes en la Argentina ha recibido un duro golpe en los últimos días. La filial local de SM anunció por mail a la mayoría de los numerosos autores e ilustradores que integran su catálogo que sus contratos quedan en los hechos rescindidos, ya que el grupo español se retira definitivamente de la Argentina, dejando la representación comercial de una parte menor de los libros de literatura y los llamados "de texto" (manuales escolares) a un sello más pequeño enfocado en portales educativos y vinculado a colegios privados de Rosario, Ediciones Logos.
¿Por qué SM se va de Argentina?
Se trata del capítulo de cierre de una serie de movimientos que comenzó a mediados de 2019, cuando, tras cuatro años de gobierno de Macri, SM anunciaba que bajaba la persiana explicando que “la empresa ya no es rentable en la Argentina”.
El malestar entre los autores y especialistas del colectivo Literatura Infantil y Juvenil (LIJ) se acentúa ante el anuncio de que la mayoría de los libros en depósito --cientos de miles, de más de dos centenares de autores-- irán a "picado" y "desguace": se destrozarán para que no "inunden el mercado", compitiendo con los nuevos libros.
Donar libros a escuelas, bibliotecas e instituciones de bien público
Esta es una práctica habitual en el mercado editorial, aunque en esta ocasión muchos de los autores damnificados intentan frenar de alguna manera. Buscan lograr que se destinen a donaciones de escuelas, bibliotecas e instituciones de bien público garantizando que no "salten" a la venta, o que el Estado intervenga para generar ese puente.
El Colectivo LIJ, que representa a autores, editores y especialistas del campo, emitió ayer un comunicado en el que expresan con claridad "nuestro repudio y nuestra máxima preocupación no sólo por la manera en que dicho retiro y cierre viene siendo realizado desde 2018 y consolidado en estos días, sino también por el proceder con respecto a esta decisión".
"Consideramos inapropiado no sólo el modo en el que desde la empresa se avisó a los autores y autoras perjudicados acerca de la partida", mencionan, ya que según los autores consultados por Página/12, a muchos se les avisó por mail, a otros no, a otros se les anunció una futura reunión que nunca llegó. Y rechazan también "la 'solución' propuesta en la que se incluye como opciones el retiro de algunos de los ejemplares o su destrucción a corto plazo".
Pobreza infantil
"Sabemos que la destrucción de libros es una práctica usual de las editoriales que, incluso, figura en muchos de los contratos que firmamos, pero el picado de cientos de miles de ejemplares es una decisión empresarial que no podemos dejar de repudiar en días cercanos al mes de la memoria y al inicio del ciclo escolar. Con más del 50% de las infancias debajo de la línea de pobreza, creemos que la lectura de buena literatura es necesaria", sientan postura.
Desde el Colectivo LIJ manifiestan que la empresa debería hacerse cargo de la logística para distribuir los ejemplares "sobrantes" entre las infancias "expulsadas del tan mencionado 'mercado'". "Desde nuestro lugar de escritores, ilustradores y promotores de literatura destinada a las infancias creemos que los derechos de las personas como trabajadores y trabajadoras de la palabra en calidad de autores deben primar por sobre los intereses empresariales y comerciales", finalizan.
Otros autores afectados referencian la "doble moral" de un grupo editorial que pregona valores cristianos y principios de equidad (la Fundación SM pertenece a la Sociedad de María, congregación religiosa de la Iglesia católica española).
"Quiero dejar expresado mi sentimiento inexplicable de pena y desgarro por este tipo de tratamiento con los libros y los autores y sugerir a las editoriales que, frente a situaciones como la que nos ocupa, es necesario pensar una práctica más humana en relación a deshacerse de materiales publicados", expresó Laura Devetach, premio SM que cuenta con 24 títulos "de familia" (propios, de su esposo Gustavo Roldán y de su hija Laura Roldán) en este sello.
"Encima del dolor que estamos teniendo, se sumó la puñalada de que las docentes empiezan a consultarnos dónde pueden conseguir esos libros que ya no están disponibles, y nos dicen que los van a fotocopiar para la escuela. Se abrió además esa caja de pandora", comenta Laura Roldán.
"La situación es sumamente confusa, a varios autores no nos ha llegado ninguna comunicación, incluso habiéndola pedido", relata Mario Méndez. "Sabemos que está la intención de que una parte de la obra continúe en la editorial y se distribuya por Logos, pero la mayoría han recibido el mensaje de cierre y de que sus libros están en vías de ser destruídos, salvo los que pueden retirar una parte pequeña", lamenta. Y analiza este final como "derivado profundamente de una crisis de cuatro años terribles, de 2015 a 2019, donde todo se cayó, más los dos años de pandemia".