Con un acto en la terminal de trenes de la Línea Sarmiento, los familiares y allegados de los 51 fallecidos y casi 800 heridos en la Tragedia de Once recordaron a las víctimas, al cumplirse diez años de ese hecho. Reiteraron su reclamo de justicia y cumplimiento efectivo de las penas dictadas en los juicios, y descubrieron una placa que recuerda a sus seres queridos.
El tradicional acto en el Andén 1 comenzó a las 8:32, hora en la que la formación Chapa 11 de la Línea Sarmiento proveniente del oeste bonaerense chocó contra los paragolpes hidráulicos de la terminal ferroviaria.
En ese horario y bajo el slogan “la corrupción mata”, los deudos hicieron sonar durante unos minutos una sirena y luego leyeron uno a uno los nombres de las 51 personas muertas.
Los peritajes determinaron que el tren, que llevaba ocho vagones y circulaba a unos 20 kilómetros por hora –una velocidad cinco veces superior de lo normal al entrar a una estación–, no había podido frenar.
De los ocho vagones, sólo seis contaban con los compresores de aire comprimido para operar los frenos, que para siete de los ocho vagones se habían diferido tareas de mantenimiento. También se pudo determinar que los paragolpes no contaban con su sistema hidráulico en funcionamiento y que estaba desactivado el sistema de frenado de hombre muerto, que se activa si el maquinista pierde la conciencia
Los rescatistas, en su mayoría bomberos, policías, personal del SAME y Defensa Civil, trabajaron durante más de 24 horas para sacar a las víctimas de entre los hierros.
De los 19 condenados por el hecho, 18 ya agotaron la pena o accedieron a los regímenes de progresividad que les permite gozar de la libertad condicional, bajo condiciones de conducta que deben cumplir so pena de volver a prisión.
Los funcionarios y los empresarios condenados argumentaron siempre que la formación Chapa 11 que se estrelló contra el extremo de llegada de los andenes de la estación de Once frenaba correctamente y que el siniestro se debió a un error humano sólo atribuible al maquinista Marcos Córdoba.
Para la Justicia, el mal estado de conservación de las formaciones, producto del desvío de los subsidios que el Estado pagaba para el adecuado funcionamiento de los trenes, contribuyó a la tragedia y potenció sus consecuencias.