La cuestión del impacto local del conflicto en Ucrania empieza a analizarse y discutirse en el seno del Gobierno Nacional, sobre todo teniendo en cuenta que muchas de las metas propuestas en el acuerdo con el Fondo Monetario (FMI) están atadas a un crecimiento que podría verse afectado por el contexto geopolítico. Lo que más expectativa genera son los avatares del precio de la energía y, sobre todo el de los alimentos, dos cuestiones que entienden en la Casa Rosada van a sacudirse mientras se dirime la historia entre Europa, Rusia y los Estados Unidos en la zona de Ucrania y las regiones separatistas.
En el Gobierno esperan, a priori, una disparada en los precios internacionales del petróleo y el gas. Ese escenario podría ser doblemente perjudicial: en primer término, redundaría en un mayor nivel de dólares que Argentina debería utilizar para costear importaciones del fluido. En segundo lugar, el petróleo y otros fluidos en alza significa no sólo mayores costos de activación de la economía, sino también un impacto en los precios internos generales de otros productos. Y el conflicto no parece ceder en este sentido, sino más bien ir en ascenso con algunos hechos puntuales: por caso, en las últimas horas, Olaf Scholtz, el reemplazante de Angela Merkel, avisó que suspende temporalmente la construcción del gasoducto Nord Stream II, que uniría Rusia con Alemania. Hasta ahora, los teutones venían tratando de correr de la balacera de la sanciones comerciales este proyecto, pero la influencia de Estados Unidos pesó y se paralizó un ducto que generá más tensiones en la provisión y el precio del gas.
En este contexto, confió a Página I12 un alto funcionario de la Rosada, Argentina tiene una balanza energética aún deficitaria, por lo cual "no es un buen momento para perder más divisas de las esperadas". Vale decir que, hoy, el principal punto de conflicto con el Fondo es precisamente el tamaño del desembolso de divisas que hará el organismo para pagar los vencimientos y reforzar las reservas. En paralelo, cualquier disparada del precio del petróleo impactará en los valores de las materias primas que luego se utilizan para producir alimentos. He aquí, según apuntan desde el Gabinete Económico, una primera complicación en relación a otro indicador que se juega en la negociación con el FMI: cómo hará Argentina para domar niveles de inflación que hoy son condicionantes del crecimiento que se necesita para pagar la deuda.
Fuentes oficiales aclararon que, de todos modos, hay una comprensión parcial de lo que suponen las revisiones trimestrales del acuerdo. Generalmente asociadas con un monitoreo de los números, en el Ejecutivo le suman otra utilidad: está charlado que en un contexto de volatilidad sea ese espacio una instancia de revisión de cuestiones puntuales. "Nadie esperaba esto en Ucrania, no es algo normal, tiene que debatirse en el caso de que vaya escalando", contaron desde el Gobierno a este diario. Otras ramas del Gobierno opinan que se está sobreestimando desde el Ministerio de Economía la capacidad de flexibilidad del organismo que comanda Kristalina Georgieva. Un Fondo en el que pesan, sobre todo, Estados Unidos y las potencias europeas.
El tema alimentos tiene en alerta a los ministerios de Desarrollo Productivo, Agricultura y a la Secretaría de Comercio Interior. En el medio del conflicto, la tonelada de soja en el mercado de granos de Chicago volvió a ponerse en los 600 dólares; el maíz sigue en ascenso y el trigo continúa en una escalada que llevó el precio a coquetar con los 300 dólares. Por qué el Gobierno observa con cuidado ese fenómeno? Porque por un lado puede lograr vía precios una recuperación del ingreso de dólares aún más fuerte que la del 2021, pero por otro ese factor le sumará más tensión a la inflación interna de los alimentos. Un caso reciente: ya el alza de los valores del trigo abrió hace unos días una especulación con el precio del pan, que reportó aumentos del 25 por ciento. Asimismo, el caso del maíz inquieta porque es el alimento del ganado, lo que podría ponerle un plus a los precios de la carne y el pollo. Esto llega, también donde el Gobierno disputa sobre todo la inflación de productos frescos, que están impactados directa o indirectamente con las variables commodities.