En su primera cumbre con el presidente de los Estados Unidos Donald Trump, los jefes de Estado de los siete países más industrializados del mundo (G-7) enfatizaron ayer que “la lucha contra el terrorismo y la violencia extremista es la mayor prioridad”, al tiempo que trabajaron en coincidencias sobre migración pero mantuvieron sus diferencias en dos áreas sensibles como cambio climático y comercio.
“Luchar contra el terrorismo y la violencia extremista, actos que atacaron a los países miembros del G-7 así como a todas las regiones del mundo sin importar país, nacionalidad o creencia es la mayor prioridad”, aseguraron ayer los mandatarios de Estados Unidos, Japón, Canadá, Alemania, Francia, Reino Unido y la anfitriona Italia al firmar una declaración conjunta en el inicio de una cumbre de dos días en Taormina.
“Enfatizamos que todos los esfuerzos de la lucha contra el terrorismo deben estar basados en los comunes principios de democracia, respeto de los derechos humanos y la vigencia de la ley”, manifestaron los mandatarios, que identificaron como “desafíos” en esa dirección romper el financiamiento extremista y contrarrestar el “difundido uso de Internet” de los grupos radicalizados.
La declaración común “muestra la unidad de los mayores países del mundo libre contra el terrorismo en respuesta al atentado de Manchester. Combatiremos el abuso de Internet de parte de los terroristas. Incluso siendo una de las principales conquistas de las últimas décadas, la red demostró también ser un potente instrumento para los objetivos terroristas”, agregó en una improvisada rueda de prensa en la ciudad siciliana el premier italiano Paolo Gentiloni.
Así, la cuestión de la denominada “lucha contra el terrorismo” se convirtió en la primera coincidencia que pueden exhibir Trump, Gentiloni, el japonés Shinzo Abe, el canadiense Justin Trudeau, la británica Theresa May, la alemana Angela Merkel y el francés Emmanuel Macron, en el arranque de una cumbre que es “la que presenta más de- safíos en los últimos años”, como señaló el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk.
“No es ningún secreto que los líderes presentes tienen diferentes posturas en asuntos como el cambio climático y el comercio. Pero haremos todo para mantener la unidad en todos los frentes, especialmente en las reglas para mantener el orden global”, señaló Tusk. Las palabras del funcionario europeo evidenciaron las diferencias entre los representantes de los países generadores del 32.2 por ciento del PBI mundial sobre dos aspectos claves.
En cambio climático hay dos bloques definidos: por un lado, Estados Unidos, renuente a terminar de adoptar los acuerdos de la denominada COP21 de París, y por otro lado el resto de los países que buscan persuadir a la administración Trump a sumarse a una serie de medidas que buscan mitigar el daño ambiental que producen sus economías.
De todas formas, algunas fuentes diplomáticas italianas mostraron optimismo en que el presidente estadounidense tenga “más flexibilidad” que la que tuvo su antecesor George W. Bush cuando se retiró en 2001 del Protocolo de Kyoto, antecedente de los acuerdos firmados en parís en 2015.
“El presidente de los Estados Unidos está en una reflexión interna” sobre el tema, agregó Gentiloni.
En el punto del comercio aparece también la soledad norteamericana en reclamo de medidas más proteccionistas frente a un bloque de seis, al que se suman las instituciones europeas presentes, que busca hacer publicidad del “lado ventajoso de la globalización”, como planteó el presidente de la Comisión Europea Jean-Claude Juncker esta mañana. Asimismo, se sigue de cerca la postura británica considerando su próxima salida de la Unión Europea (UE) que redefinirá sus alianzas comerciales.
Más allá de la condena al extremismo, las primeras sesiones de trabajo de ayer mostraron avances en la cuestión migratoria, con igual énfasis en la consideración de los “derechos humanos de los migrantes y refugiados” pero con una “reafirmación de los derechos soberanos de los Estados a controlar sus fronteras y fijar límites claros de los niveles migratorios”.
En tanto, de cara a la declaración final que los jefes de Estado firmarán hoy, los países buscarán destacar “el compromiso de los países de origen y su responsabilidad compartida”.
En ese marco, de acuerdo a fuentes citadas por los diarios italianos, es de esperar una declaración final de menos de diez páginas, en la que también tendrá un protagonismo importante las relaciones del G7 con el resto del mundo, un tema que con énfasis en Rusia y Medio Oriente se trabajará en una de las sesiones de trabajo del sábado.
Mientras se esperan marchas anticumbre para el mediodía de hoy, estarán invitados a participar de la 43 asamblea del G-7 una serie de países africanos, centrales en el eje migratorio de las sesiones. También estará sobre la mesa un posible levantamiento de las sanciones impuestas a Rusia en 2014 por su política hacia Ucrania, un punto que en la previa enfrentó a Juncker (contrario a la posibilidad) con el asesor de la Casa Blanca Gary Cohn, que en diálogo con medios de su país no descartó algún avance en ese sentido.