“En una ocasión, cuando mi hija era muy chica, la llevaba en cochecito mientras chequeaba mi celular por un asunto de laburo. Entonces un vecino me paró y me dijo: ‘Deberías prestarle más atención al bebé en vez de estar paveando con el celular’. Estoy ciento por ciento segura de que jamás se le hubiese ocurrido decirle tal cosa a mi marido”, cuenta Mary Catherine Starr, diseñadora gráfica y profesora de yoga, con base operativa en Cape Cop, Massachusetts. Una de sus publicaciones más recientes, An illustrated guide to the double standards of parenting (“Una guía ilustrada de la doble moral de la crianza”, su traducción al castellano) se hace eco de esa y otras situaciones simulares con las que ha lidiado en primera persona. “Nuestra sociedad aplaude a los padres por ocuparse de los deberes más básicos de crianza, pero no espera menos que la perfección cuando de las madres se trata, poniendo en tela de juicio nuestras decisiones, muchas veces humillándonos”, subraya la ilustradora, que ejemplifica la afirmación con actitudes corrientes que, en ellos, son celebradas, y en ellas, son vistas con marcada desaprobación.
Verbigracia, un tipo que compra comida chatarra para la cena es, según esta serie, “el papá divertido”; mientras a la mamá -por no haberse encadenado a las hornallas para preparar un plato- se la tacha de “vaga, haragana”. “¿Papá llevando a la criatura a su cita con el pediatra? ¡Eso es muy genial! ¡Qué hombre tan maravilloso! ¿Mamá haciéndolo? Nada del otro mundo, es lo que corresponde: es su trabajo. Podría poner un millón de ejemplos más. Si viajás por trabajo o salís de noche, sin más, es moneda corriente que alguien diga: ‘¿Pero quién está cuidado de los chicos?’ Nadie hace esa pregunta a los varones”, continúa la artista que -para componer sus viñetas- parte de experiencias personales, dicho está, a sabiendas de que más de una madre se sentirá identificada.
“La vara está tan baja para ellos y tan alta para nosotras que es lisa y llanamente agotador”, recalca Mary Catherine Starr, que comparte sus piezas ilustradas vía Instagram, en su cuenta @momlife_comics. An illustrated guide to the double standards of parenting, añade, ha tocado un nervio sensible entre tropecientas personas, devenido su trabajo más popular, con decenas de miles de “me gusta”. Además de haber recibido un montón de comentarios de madres anónimas, que se han volcado a compartir anécdotas propias, la mar de frustrantes e insultantes. Una de ellas: “La maestra agradeciendo que los padres se hayan tomado el día para ir a una excursión, y yo pensando: ‘Señora, yo también tengo un trabajo”. Y además: “¿Y cuando el papá los viste de manera extraña o inapropiada para el clima? ¡Qué gracioso! Si la madre hace eso, está bordeando la negligencia”…