Unas 150 activistas, delegadas y dirigentes sindicales llegaron hasta Rosario entre el 19 y 20 de febrero para el II Encuentro de Sindicalismo y Feminismo, de cara al 8M. El objetivo es transformar los sindicatos, para construir una sociedad igualitaria. “El 8 de marzo de 2018, nosotras salimos con la consigna Trabajadoras a la calle contra la precarización de la vida y lo que nos reunía en ese lema era que queríamos levantar un feminismo que hablara de todo, desde la crisis del agua hasta los problemas que viven los trabajadores y trabajadoras migrantes, las hermanas mapuche”, dijo Pamela Valenzuela, vocera de la Coordinadora 8M y parte del Comité Sindical de Chile. “La idea es que la Comisión de Género sea transversal al sindicato, que no quede en organizar eventos puntuales, como el 8M, el 25N o la marcha de la Diversidad, sino que participe activamente de la vida sindical”, dijo Gabriela Segovia, delegada, integrante de la Dirección del Sindicato de la Administración Nacional de Usinas y Transmisiones Eléctricas y de la Comisión de Género y Equidad de AUTE, de Uruguay. “La convocatoria superó nuestra expectativa”, dijo emocionada la secretaria general de ATE Rosario, Lorena Almirón, sindicato a cargo de la organización del Encuentro, en conjunto con SOEAR, el potente Sindicato de Aceiteros de Rosario y la Fundación Rosa Luxemburgo. El documento que se elaboró cierra con una consigna: "Nos mueve un deseo que se transformó en convicción política. Por la vida que nos deben. Seamos realistas, pidamos lo imposible. Nuestro lugar es el sindicato".
Se veían muchas en el amplio salón de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE Rosario): tenían sus barbijos, negros, verdes, con inscripciones de los gremios. Algunas también vestían remeras de su organización, con inscripciones como “A las trabajadoras les da el cuero”, del Sindicato de Curtidores. Había mates individuales, conversaciones, esperas: la delegación que llegaba desde CABA fue demorada por un corte en la ruta, a la altura de Baradero. Llegaron más tarde de lo previsto.
En el primer panel se compartieron experiencias, y los desafíos que enfrentan las feministas al interior de las organizaciones sindicales. “Soy la primera mujer integrante de la comisión directiva de SOEAR en la historia”, se presentó Carina Savone, que forma parte de un gremio completamente masculinizado, tanto que ella es la única mecánica en su área. Recibió un aplauso. Relató que “las mujeres siempre están asignadas a las partes de limpieza y administrativa, entonces tenemos que luchar contra la masculinización, el agravio masculino y por ser sindicalistas”. Lo definió como un gran desafío.
También Laura Mehring, otra de las panelistas, va abriendo camino en Aceiteros. Es la secretaria General del Sindicato de Rafaela y Esperanza e integrante de la Federación Aceitera. “Tuve la posibilidad de sentarme en la mesa de Federación, que era totalmente de hombres. Después de 70 años, cuando entré en 2017 era la primera vez una mujer se sentaba en la mesa federativa. Así que imagínense todo lo que pudo haber venido por detrás”, contó Mehring su propia experiencia.
La inserción en actividades históricamente atribuidas a varones fue uno de los temas propuestos de antemano, como así también la doble (y triple) jornada que enfrentan las trabajadoras y la violencia al interior de las organizaciones sindicales. El sábado por la tarde hubo debate en grupos y el domingo, ya en la sede de SOEAR, hicieron una asamblea. El antecedente fue un Encuentro realizado en CABA en diciembre del año pasado. La investigadora Jimena Frankel, del Observatorio de Derecho Social de la CTA-Autónoma, consideró que ese encuentro permitió “romper con la virtualidad, generar lazos, conocer la problemática de cada sector y sus avances colectivos”. Los tres ejes del debate del Segundo Encuentro surgieron a partir de 25 entrevistas realizadas a 40 trabajadoras, que están reflejadas en el informe “Estrategias y mecanismos para fomentar la participación gremial de las trabajadoras”, elaborado por Frankel en conjunto con Julia Campos y Mariana Campos. Durante el encuentro, Julia subrayó el trabajo conjunto entre sindicalistas y técnicas para avanzar en conquistas.
Lo que atravesó el panel fue la necesidad de impregnar de feminismo todas las acciones gremiales. “Es importante que la perspectiva de género sea transversal a todo el sindicato, tenemos la decisión política de apostar al feminismo transformador horizontal que debe atravesar cada rincón de nuestra organización sindical y lugares de trabajo”, planteó Almirón y subrayó que “también debe orientarse a incidir en las políticas públicas, como pasó en Santa Fe con la Ley Micaela y la actual apuesta a que se sancione la Ley Vanesa (de formación en género y protección a agentes estatales e infancias que denuncien violencias respectivamente)”, aseguró. Se trata de lograr espacios laborales igualitarios y libres de violencias.
Al fondo del salón, una pancarta de tela pedía derechos laborales para las trabajadoras sexuales, con la figura de la dirigente de AMMAR asesinada en 2004, Sandra Cabrera, como insignia. Myriam Auyeros y Gabriela Hemela, secretarias general y adjunta de AMMAR Rosario, fueron parte del Encuentro, como así también dirigentes del Sindicato de Trabajadoras de Casas de Familia de Río Cuarto, San Juan y Entre Ríos. Había gremios del sector público y privado, de distintos lugares del país.
Para Almirón, está claro que “no hay derecho de las mujeres y diversidades que se pueda garantizar sin sindicalismo ni feminismo”. Ante un nuevo 8M apuestan al paro como herramienta de lucha y de visibilización. “Si paramos nosotras, para el mundo”, dijo Segovia, cuando le tocó hablar de la coyuntura en Uruguay, donde la central obrera PIT-CNT quería convocar a un paro general el 8M y las mujeres reivindican que ése es un día para medidas de fuerza de mujeres y disidencias.
Entre las reivindicaciones laborales, Almirón enumeró “la modificación de las licencias de cuidado y de violencia, monitoreo del cupo laboral travesti – trans, las ayudas económicas para para guarderías de niñas y niños, la plena implementación de la ESI en las escuelas, el monitoreo y la participación en la ley Micaela y la sanción de la ley Vanesa”, para proteger a las y los trabajadores estatales que denuncian violencias contra las infancias.
El martes, ya repuesta del viaje de vuelta en ómnibus, barco y de nuevo ómnibus, Segovia subrayó desde Canelones (Uruguay) el valor del Encuentro. “Nos parece fundamental llegar a una acción coordinada no sólo en Uruguay sino también traspasar fronteras y que podamos tener una organización conjunta. Y compartir las experiencias con compañeras que tienen más años en feminismo y sindicalismo es invalorable. Yo me nutrí pila. Incluso en una reunión que tuve al llegar, me traje un montón de ideas”, dijo la dirigente.
Durante su participación en el panel, Pamela Valenzuela contó la experiencia de Chile, que declaró la huelga general feminista en 2018. "Feminista porque es en nuestras propias claves, porque queremos hablar de todo, y que para construir la huelga también la pueden hacer las mujeres que trabajan en sus hogares, colgando lienzos desde su casa, también la hacemos marchando al final del día, haciendo pañuelazos en las distintas regiones".