¿Cómo será el mundo pospandemia? Algunos gobiernos levantan totalmente las restricciones y esto significa un retorno a una vida prepandemia. Pero no parece sencillo volver a vivir como antes, en principio se trata de un deseo que sentimos extraño, como un acople de dos segmentos que nunca podrían sostenerse como una continuidad.

Se podría comprender mejor como el deseo de retornar a algo anterior, volver a una normalidad, pero sigue pareciendo extraño porque ya no es tan fácil recordar la “vieja” normalidad. No se puede dejar de lado ni la caída económica sufrida ni la cantidad de fallecidos y de situaciones de vulnerabilidad e incertidumbre, no es tan sencillo -aunque lo prescriban algunos gobiernos- volver a la una normalidad tranquilizadora. Podremos volver a tomar una cerveza en el bar de la esquina o salir a los lugares acostumbrados, volver a caminar las diez cuadras a la redonda o los lugares que construyen nuestra cotidianeidad pero algo se conmovió, un miedo rayano en el aterramiento atravesó el pescuezo de la tierra y no la dejó igual, y no nos dejó igual.

Comprendemos ese deseo de normalidad como el de volver a tocar las baldosas, o darnos besos en la calle para saludarnos, en definitiva queremos que retorne algo puntual pero no volver a la prepandemia, a la comprobación imposible de lo que era la normalidad, no queremos esa farsa, porque la tensión, la contractura la sentimos en el cuerpo y nadie nos podría asegurar que allí no hay nada, que algo no se desquebrajó en nuestro planeta.

¿Cómo éramos antes?, al menos nos preguntamos. Deseamos la normalidad que éramos, al lado del terremoto y el cataclismo ¿quién no desearía volver a caminar los mismos senderos y encontrarse con las mismas caras que ayer?

Es el acontecimiento del comienzo inapelable del siglo XXI y que en ese nacimiento no hay normalidad posible, conllevó un tiempo de miedo extremo, y ahora ese deseo es el de la preocupación de cómo hemos quedado. Es comprensible que estemos preocupadísimos por la normalidad cuando es patente que estamos viviendo algo nuevo tan distinto a lo anterior. La tierra tal como la conocíamos ya no existe, nuestro cuerpo tampoco. Hoy subimos y bajamos, somos los maniacos depresivos que poblamos el planeta homogeneizado y tan desigual que vibra como nunca, y nosotros preocupados por la cuestión de los días, horas, minutos, ¿cómo estás? Bien, bien… ¿qué te voy a contar?

Si la normalidad era el tapabocas y quedarnos en casa, ahora la nueva normalidad prepandémica tiene ese deseo de retorno, de repulgue a algo anterior. ¡Volvamos a usar las antiguas camisas y polleras! Pero ya no es posible, un gusto de amargura nos percatamos que no hay ninguna que nos guste y más que eso, sentimos lo ridículo, lo que nunca será como antes. La cosa cambió, estamos en un nuevo siglo, en una nueva época, en una imposible nueva normalidad.

 

*Licenciado.