La alta extranjerización de la economía argentina es un importante factor para entender la fuga de capitales como proceso estructural y reiterativo.
Las empresas extranjeras radicadas en el país venden los bienes y servicios que producen al mercado interno fundamentalmente. Y por estas realizaciones reciben ingresos en pesos. Pero las ganancias en forma de dividendos que deben enviar a sus casas matrices radicadas en sus países de origen se efectúan en moneda libremente convertible y principalmente en dólares. Esta realidad implica que estas empresas radicadas en Argentina demandan al país dólares que no han generado en la economía nacional.
Estos dólares provienen fundamentalmente de los generados por otras actividades económicas que si proveen dólares mediante exportaciones de bienes o servicios, y también pueden provenir de dólares que se pidan prestados por Argentina, lo que se conoce como deuda, que puede ser tomada tanto de personas como de instituciones públicas o privadas del resto del mundo. Por ejemplo, la deuda externa tomada del Fondo Monetario Internacional por el gobierno de Macri en el período 2015-2019.
Es decir que en escenarios donde se acude al endeudamiento externo para satisfacer las necesidades privadas de empresas extranjeras, la sociedad en su conjunto asume el peso del endeudamiento tanto en su importe de capital pedido a préstamo como por la parte de intereses que este endeudamiento implica.
En determinados ciclos económicos y políticos de la reciente historia nacional se ha restringido la fuga de capitales evitando los perjuicios que implica a la economía interna, no siendo así en los recientes años 2015/2019.
Durante ese ciclo fueron habilitadas todas las medidas para que esta fuga de capitales opere perfectamente como las manecillas de un reloj suizo, generado la imponente deuda externa que mantiene en vigía a toda la sociedad por estos días y a las venideras generaciones.
Este último e histórico proceso de endeudamiento que se dio en los recientes años 2015-2019 tuvo como preámbulo y cierre algunas medidas, como las siguientes:
* Eliminación del cepo cambiario a finales de 2015.
* Incremento de la tasa de interés.
* Establecimiento de facilidades para el ingreso de capitales especulativos o golondrinas.
* Relajamiento de la política monetaria a través de los encajes bancarios.
* Acudir nuevamente al FMI.
* Devaluación del peso.
* Establecimiento nuevamente del cepo cambiario a fines de 2019.
Se podría estar frente a una oportunidad histórica para que la sociedad se plantee o debata una de las principales causas que generan y puede reincidir a futuro en el endeudamiento, dado que este grave fenómeno extrae hacia el exterior suntuosas sumas de riqueza nacional y condiciona social, económica y políticamente a varias generaciones de argentinas y argentinos.
Esto obliga a reflexionar para responder el siguiente interrogante: ¿sería oportuno profundizar como país este trascendental tema o sólo continuar atendiendo la coyuntura?
* Docente en la UBA y en UNQ en Economía y en Impuestos.