En los cien metros finales hacia el acuerdo definitivo de Argentina con el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Gobierno Nacional negocia algunos retoques últimos vinculados a las tarifas y subsidios y, a la par, hace un diagnóstico técnico del acuerdo actual, en espejo con las condiciones que tuvo el pacto que firmó en 2018 Mauricio Macri. Se trata de un boceto informal que circula en los despachos políticos de la Casa Rosada y que será utilizado en sus ideas centrales como insumo para las batallas que vienen: la explicación de qué se renegoció y por qué y, sobre todo, el debate parlamentario para darle rúbrica definitiva al acuerdo.

El documento -de carácter informal- al que accedió Página I12 resume en siete puntos las diferencias entre el préstamo Stand By que tomó el gobierno de Juntos por el Cambio y el Facilidades Extendidas que usó el gobierno de Alberto Fernández para renegociar ese pasivo récord de 45 mil millones de dólares. Vale decir que el contenido es de interés porque pone de manifiesto un tema que tensionó la interna política del Frente de Todos: la queja en el entorno de la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, fue con bastante lógica plantear que no se había hecho lo suficiente para exponer lo irregular y geopolítico que fue el préstamo de la administración de Donald Trump a Macri, vía el FMI que por entonces comandaba Christine Lagarde.

“Ellos decidieron endeudar a la Argentina, nosotros elegimos resolver con el único mecanismo, que es refinanciar su deuda para seguir creciendo”, arranca el borrador que tienen casi todos los ministros en la Casa Rosada. Ese punto 1 aclara que no se sumó “ni un dólar más con el FMI”, sino que “refinanciamos”. Recuerda ese apartado que Macri tomó 44.500 millones de dólares y que la administración actual no sumó un dólar más de deuda para resolver los pagos de aquel crédito. Apuntan también que Juntos pidió, en realidad, 57 mil millones de dólares, que se hubiese activado si Macri reelegía en 2019, generando una deuda aún más compleja que la actual. Los desembolsos se frenaron al asumir Alberto Fernández por pedido de su gobierno. El final del punto uno aclara que refinanciar era la única solución para dar previsibilidad ante una “situación insostenible”.

El ítem número 2 se centra en el carácter político de préstamo 2018 al mencionar que se trató de “endeudar al país para ganar las elecciones” y que se produzca un consecuente proceso de fuga a empresas cercanas a Juntos. A su manera y tímidamente, es lo que confirmó el propio FMI en su informe sobre el Stand By de Macri: que el préstamo fue una estrategia de Estados Unidos para sostener un eje de gobiernos conservadores en la región y que, a la vez, ese dinero se fugó. Agrega el paper que antes de que Macri contrajera la deuda, Argentina no tenía ni un peso pedido al FMI.

“El nuevo acuerdo de 2022 no acumula nueva deuda, es una refinanciación del préstamo de Macri que implica pedirle plata al FMI para pagarle al FMI la deuda de 2018 y patear el pago para un período entre 2026 y 2034”, sintetizan. En ese mismo punto, el Gobierno se compromete no sólo a no quitarle más dólares al país, sino que se juega anunciando que “vamos a incrementar reservas”. Agregan en ese punto que el Stand By exigía la devolución total de crédito en tres años, con mucho peso en 2022 y 2023, años en los que deberían haberse desembolsado unos 40 mil millones de dólares. Así, detallan que con el Fondo es un prestamista privilegiado y sus normas internas no incluyen la chance de reestructurar la deuda, “la única forma de hacer frente a esa deuda impagable que dejó Macri era hacer un nuevo programa de refinanciación”. Según el Gobierno, ese programa “no sacrifica la recuperación” y permite pagar sin ajustar.

Vencimientos y nuevos desembolsos

El punto 3 destaca que el Stand by obligaba a pagar en tres años y el Facilidades en 4, ampliando el período de pagos. Y ponen sobre la mesa un dato fuerte, el cronograma de vencimientos que hubiesen operado de haber seguido el acuerdo anterior: había que pagar 19.100 millones de dólares en 2022 y otros 19.300 millones en 2023. Eso se hubiese sumado a que en 2021 se pagaron cerca de 4.500 millones con DEGs, moneda de asistencia del FMI en pandemia que Argentina no deberá devolver. En síntesis, el Facilidades da la posibilidad de empezar a pagar en 2026 y terminar de repagar en el 2034. Según el Gobierno, “hay un período de cuatro años para seguir reconstruyendo la capacidad productiva del país y acumular reservas”. 

Los desembolsos nuevos, en tanto, se repagan en 12 cuotas semestrales, 4 años y medio más tarde de haberse desembolsado. El primer desembolso se efectuará en marzo y se comenzará a repagar en septiembre del 2026 y se terminaría en marzo del 2032. Mientras que el segundo desembolso tendría lugar durante junio del 2022, se comenzaría a pagar a partir de marzo del 2023 y se terminaría de pagar en junio del 2032. Así sucesivamente, hasta llegar al último desembolso, el cual se terminaría de devolver 10 años después. Así las cosas, Argentina le habría devuelto al FMI el préstamo durante la segunda mitad del 2034. Y se le paga al FMI con plata del FMI otorgada por el propio organismo para poder cobrar sus vencimientos y evitar el default argentino. Se entusiasman en el Gobierno aseveran que el préstamo de Macri implicó un ajuste serio y que el actual programa redundará en una “reducción gradual y virtuosa del déficit, con consistente con un crecimiento real del 4 por ciento”.

El ajuste y el error de la inflación

En el apartado 4, se especifica que el Stand By de Macri suponía una baja agresiva de la emisión monetaria. Según los números, sólo para el primer año debía ser de 1,5 por ciento del PBI y se centraba en un ajuste total de la economía que terminaría aumentando la crisis ya instalada al momento de tomar el crédito. El propio FMI confirmó de puño y letra que ese esquema que el macrismo creía virtuoso, falló. En ese sentido, el paper saca pecho: afirma que la meta actual de reducción del déficit es la menor que se haya registrado para un acuerdo con el organismo. Sólo una contracción de 0,5 por ciento de PBI en el primer año, a lo que se suma que “no habrá pedidos de reformas estructurales tradicionales”. Vale decir que el Stand By de Macri exigía una baja de un punto y medio en el déficit el primer año.

El punto 5 precisa que, con la mente puesta en reducir el déficit, el ex ministro Nicolás Dujovne anunció una baja de las inversiones de 0,7 del PBI y un recorte al gasto público cercano al 0,2 del PBI. En paralelo, para achicar más, se eliminaron 9 de 23 ministerios, entre ellos muchos estratégicos, como Salud, Ciencia y Trabajo. Eso se hizo sólo tres semanas antes de cerrar con el FMI. En el Gobierno aseguran que el acuerdo 2022 garantiza la inversión en obras, ciencia y educación.

La cuestión de una mirada de la inflación netamente monetarista aparece en el punto 6 del borrador que circula. Citan que el pacto del 2018 apuntaba a bajar la emisión como respuesta central, algo que el propio FMI confirmó como un error. Aun contrayendo la base monetaria, la inflación llegó al 54 por ciento. Agregan que el programa actual, el propio Fondo admite que la inflación es un fenómeno multicausal y “que lleva tiempo atacar sus causas”.

El último punto, el 7, contrasta el uso del dinero de los créditos. Grafican que el préstamo de Macri buscó llevar el dinero a la fuga y pagar deuda insostenible sin una reestructuración. El mismo FMI admitió en un documento que el macrismo debió, ni bien tomado el Stand By, iniciar un proceso de renegociación. En paralelo, el Gobierno observa que, en 2018, el Gobierno de Macri descartó también la renegociación de la deuda privada, factor que, de llevarse a cabo, hubiese reducido la posibilidad de ir al FMI.