"Esto es una dictadura en tiempos de democracia, y digo esto porque en la dictadura mataban, desaparecían, los metían presos con causas inventadas, robaban, traficaban y torturaban y estas cosas las hace. De hecho, secuestró a un amigo mío, por eso es una narcodictadura, que él impone en esta ciudad que trajo cientos de muertos. Y digo que por más que le den 10 perpetuas, mientras el pueda manejar gente él seguirá matando, en este tiempo donde ustedes tratan de resolver cómo murió tanta gente, él está armando un arsenal de gente y un imperio de dinero, de gente y de muerte, pero será letal para todos porque el se va a encontrar ahora que ya no tiene nada para perder. Ya intentó balear acá y no le importa matar gente si no tiene nada que perder. Y seguirán pasando desgracias si no se hace algo. Su rubro es robar, transporte de camiones, corralones, préstamos, cambio de cheques, compra venta de caballos, fideicomisos, industria del plástico, sábanas. Tiene muchos testaferros". Esta es solo parte de la declaración que ayer volcó a través de un video Carlos Argüelles, un ex miembro de la banda de Esteban Alvarado, a quien se refería en su relato.
Fue en la cuarta jornada del juicio contra el narco y sus cómplices, hecha post mortem: ya que el mecánico que "emponchaba" los autos para Alvarado fue asesinado en setiembre del año pasado en su taller de Garay al 3500. Uno de los datos más impactantes fue la enumeración de unas 40 personas a las que Alvarado tenía por objetivo mandar a matar. En verdad varias de esas personas fueron asesinadas.
En el video el testigo afirmó que Alvarado fue el responsable de haber matado a dos hijos de la narco Olga “Tata” Medina y que quería asesinar a Andrés “Pillín” Bracamonte; agregó detalles sobre cómo le gustaba realizar torturas, cómo planificó crímenes y al menos tres desapariciones. También lo responsabilizó por los crímenes Cristian Enrique, secuestrado en Cabín 9 de Pérez el 23 de octubre de 2018 y luego hallado muerto a la vera de la ruta provincial 14, el 9 de noviembre de ese año. El otro fue el del prestamista Lucio Maldonado, secuestrado el 11 de noviembre de 2018 y encontrado muerto a 200 metros del casino dos días después.
Argüelles asegura que “Alvarado manda a matar. Él no puede matar porque ve sangre y se desmaya. Ha matado pocas veces. Pasaron unos días (de la muerte de Maldonado) y viene personalmente y me dijo 'Podés creer que este gordo hijo de puta se le ven las patitas y no aparece'”, señaló Argüelles. Hizo referencia a que el cuerpo de Maldonado se presume que estuvo dos días (del 11 al 13 de noviembre de 2018) hasta ser encontrado boca abajo, maniatado y con cuatro tiros en el cráneo. Entre sus prendas llevaba un cartel que decía “Con la mafia no se jode”, marca registrada de Los Monos para ejecutar delitos graves.
Según el mecánico, “la muerte de Lucio está relacionada con la de Enrique. Enrique es un chico que secuestraron, mataron y tiraron en Soldini. Hizo algo malo que lo relacionaba con Lucio Maldonado. Esto lo sé porque Esteban me lo contó personalmente, que hasta se encargó de llamar a la familia de Enrique para avisar dónde estaba el cuerpo porque no aparecía y los medios hacían fuerza porque aparentemente estaba implicada la Policía de la PDI”.
Además, brindó un dato que puede resultar relevante. En su taller mecánico aseguró haber recibido el auto en el que trasladaron el cuerpo de Cristian Enrique. “Miré el auto y en el asiento trasero había un charco muy grande de sangre. Más bien, debajo de la alfombra trasera. Pregunté de quién era la sangre y me dijeron que era el auto en el que se secuestró a Enrique”, manifestó.
“Maldonado estaba vinculado apuntando a una persona para que la maten o algo así. Entonces cuando secuestran a Enrique lo tortura, nombra a Lucio y después secuestran a Lucio. Si mal no recuerdo, Enrique apareció un 10 (fue el 9) y a Lucio lo secuestraron el 11 de noviembre”, amplió Argüelles.
Según la investigación, se sospecha que Mauricio Laferrara –uno de los siete enjuiciados como miembros de la banda de Alvarado– se encargó de matar a Enrique y a Maldonado. Esto habría sido porque Enrique quiso asesinar al papá de Laferrara, Jorge, en Pellegrini a la altura de Felipe Moré al dispararle de una moto. Se desprende de la conjetura investigativa que Enrique podría haber sido el gatillero y Maldonado quien dio información para ejecutar el ataque.
En ese marco, el imputado aseveró que Alvarado le expresó que “estaba preparando a un sicario”, que fue quien “le puso una bolsa en la cabeza y asfixió” a Cristian Enrique. “Cuando encontraron el cuerpo él decía que no se iba a saber nunca lo que pasó porque ni los huesos le habían quedado”, indicó.
Entre las definiciones de Argüelles sobre el modus operandi de Alvarado “tenía la costumbre de que si en dos bandas estaban peleados generaba una discusión en el medio para que una de las dos partes piense que fue el otro y ahí se salían a matar, entonces cerraban los búnkeres y así él se expandía en su territorio desde la zona norte hasta bulevar Seguí”, dijo.
Sobre el doble crimen que conmocionó a la ciudad un fin de año de 2013, el testigo también fue claro: “A Luis Medina y Justina Pérez Castelli los mandó a matar él. Me enteré por boca de él, pero después de un tiempo. Decía que Medina había amenazado a su familia, que le quería cobrar una avioneta que tenían en conjunto y que él se encargó”.
Argüelles también volcó data precisa sobre el triple crimen de Granadero Baigorria.“Esteban se enteró que estaban buscando para secuestrar o matar a su hijo Santino. Entonces alguien le dijo dónde estaban ( los sicarios) . Recuerdo ese día porque estaba en el taller, lo llamaron, le dijeron dónde estaban, se subió al auto y se fue. Lo demás es de público conocimiento”, subrayó. En ese triple crimen de abril de 2018 fueron asesinados Ezequiel David “Parásito” Fernández, de 38 años; su hermano José Horacio “Grasita” Fernández, de 30; y Gerardo “Abuelo” Abregú. Luego, desapareció el otro hermano de los Fernández, llamado Nahuel, cuyo paradero aún se desconoce y se presume que lo secuestraron. Sobre este caso Argüelles aclaró que “lo mandó a secuestrar, lo enterró en un pozo y todavía lo están buscando”.