Roberto Baradel necesitó un carrito para llevarse los siete biblioratos con información que la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) había recopilado meticulosamente durante el gobierno de Mauricio Macri. Después de una reunión con la interventora Cristina Caamaño, el dirigente gremial accedió a lo que los espías habían reunido sobre él, sobre el Sindicato Unificado de Trabajadores de la Educación de Buenos Aires (Suteba), la Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina (Ctera) y sobre la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA) en una muestra más de que el macrismo había convertido a los sindicatos en un blanco de sus ataques.
Después de que saliera a la luz el video en el que funcionarios de María Eugenia Vidal, espías y empresarios coordinaban cómo armarle causas al dirigente de la Uocra platense Juan Pablo “Pata” Medina, Baradel hizo un pedido de acceso a la información en la AFI para saber qué había de él y de las organizaciones de trabajadores en las que participa. El resultado fue abrumador: siete carpetas con informes que realizaron distintas áreas de la exSIDE durante la gestión de Gustavo Arribas y Silvia Majdalani.
El material es casi un diario personal, un recordatorio de lo que la persona fue haciendo día a día, explican desde la AFI. “Solicité información a la AFI para ver si había investigado al sindicato y a mí en particular cuando no había denuncia para eso”, le explicó Baradel a Página/12 después de la reunión. “Fue un espionaje absolutamente ilegal y que tiene que ver con la persecución que sufrimos durante el gobierno de Mauricio Macri”, agregó el dirigente.
No es la primera vez que los seguimientos de la AFI macrista sobre los docentes salen a la luz. El juez federal Alejo Ramos Padilla consideró, de hecho, que la persecución a los trabajadores de la educación fue el “caso más paradigmático” del llamado “Proyecto AMBA”, una iniciativa de la AFI que significó un despliegue territorial inédito entre 2016 y 2017.
Todas las bases de la AFI que funcionaron en ese período en la provincia de Buenos Aires –las históricas (La Plata, Mar del Plata y Bahía Blanca) y las del “Proyecto AMBA” (Ezeiza, Matanza, Quilmes, San Martín, Haedo-Morón y Pilar)-- produjeron inteligencia sobre las organizaciones sindicales docentes, sus estructuras de base, sus listas internas, junto con datos personales de sus referentes y su afinidad ideológica. Esa fue la conclusión de Ramos Padilla después de leer decenas de partes de inteligencia y de valorar como prueba 45 de ellos.
El esplendor del “Proyecto AMBA” fue en 2017, año del primer test electoral de Cambiemos. Para Ramos Padilla, el particular interés que la AFI tuvo sobre los sindicatos docentes ese año se debió a que en provincia el principal candidato era Esteban Bullrich, por entonces ministro de Educación de Macri, y competía contra la principal líder opositora, Cristina Fernández de Kirchner.
Además de la contienda electoral, 2017 fue un año tenso en la paritaria docente, que recién se resolvió en julio. Los espías no solo siguieron con obsesión las negociaciones salariales, sino que también se volcaron con interés a las elecciones internas en el gremio, según los documentos que reunió el juzgado federal de Dolores.
Memorias de una persecución
Lo que aparece en los archivos de la AFI se condice con lo que empezó a pasar con Baradel y otros sindicalistas durante el gobierno de Macri. A partir de 2016, el dirigente de SUTEBA empezó a denunciar amenazas, que se extendieron –al menos– hasta 2018:
En 2016, a una de las hijas de Baradel le advirtieron: “Decile a Baradel que firme la paritaria por el valor propuesto antes del comienzo de las clases porque si no vas a ser boleta”.
En 2018, le hicieron saber: “Ahora vamos por vos y por tu sindicato (..) Te podríamos matar a palazos en la calle en medio de una de tus manifestaciones que la gente nos aplaudiría”.
Ese mismo año, también le enviaron un correo electrónico: “Podemos pegarte un tiro en la calle y venderlo como un hecho de inseguridad más”.
Las amenazas se sucedían en un contexto en el que Macri hacía blanco en los sindicatos. El 1 de marzo de 2017, el entonces presidente dijo: “No creo que Baradel necesite que nadie lo cuide”. Desde la provincia de Buenos Aires, Vidal convocaba a “voluntarios” docentes y no docentes a ocupar los lugares de quienes estaban con medidas de lucha y el gobierno enviaba a la Policía bonaerense a algunos establecimientos educativos. En abril de ese año, vino la represión de los trabajadores y de las trabajadoras que instalaron una escuela itinerante frente al Congreso.
De la investigación que se viene llevando adelante en La Plata por el armado contra el “Pata” Medina, surge que 2017 fue una inflexión del macrismo en su relación con los gremios y que allí hubo una decisión de apuntar contra sus máximos dirigentes.
El Suteba se presentó como querellante en esa causa, pero el juez federal Ernesto Kreplak lo rechazó porque la investigación está –al menos, por el momento– centrada en la Uocra platense. El sindicato que lidera Baradel es querellante en la causa del “Proyecto AMBA”. Aún resta saber si el cúmulo de información que le entregó Caamaño servirá para alimentar esa investigación –ahora en manos del juez federal Julián Ercolini– o si originará una nueva denuncia.