Ante lo que presumen como un escenario favorable para ser blanco de todas las críticas, los cuatro integrantes de la Corte Suprema pidieron no ir de manera presencial al Congreso el martes próximo, cuando el presidente Alberto Fernández estará inaugurando el año legislativo. Los supremos querían conectarse por Zoom, como hicieron el año pasado, pero tanto en el Senado como en la Cámara de Diputados les dijeron que no, que ésta será una asamblea totalmente normal con los cuidados necesarios por la pandemia.
Según pudo reconstruir Página/12, desde la Corte se comunicaron con las direcciones de Ceremonial de la Cámara Alta y de la Cámara Baja para pedir una conexión remota para que Horacio Rosatti, Juan Carlos Maqueda, Carlos Rosenkrantz y Ricardo Lorenzetti pudieran seguir el discurso del Presidente. La respuesta fue que no, que todos los invitados –incluidos los gobernadores y los organismos de derechos humanos– estarán en el recinto.
Después de la negativa de las cámaras que presiden Cristina Fernández de Kirchner y Sergio Massa, desde las vocalías de los ministros hicieron saber que darán el presente los cuatro. Uno de lo supremos, Lorenzetti, regresará el domingo desde Italia, donde estuvo reunido con el Papa Francisco. Tanto Rosatti como Rosenkrantz estaban de viaje en el interior del país, pero estarán el martes en el Congreso.
En el discurso del año pasado, Fernández deslizó fuertes críticas al máximo tribunal –particularmente a Elena Highton de Nolasco por permanecer allí más allá de los 75 años–. La situación se deterioró aún más particularmente después de que la Corte reflotara un viejo caso para declarar la inconstitucionalidad de la conformación actual del Consejo de la Magistratura –que se reformó en 2006 por iniciativa de Cristina Fernández de Kirchner cuando era senadora–.
A fin de año, los supremos también recibieron la visita del ministro de Justicia, Martín Soria, quien profundizó los cuestionamientos y les dijo a los supremos que jugaban a hacer política opositora. Además, les recordó que, mientras se apuraban con algunas causas que hacen a la corporación judicial, demoran la resolución de expedientes por delitos de lesa humanidad –crímenes cometidos hace más de 45 años–.
El 1 de febrero pasado, se realizó una nutrida manifestación en las puertas del Palacio de Justicia para reclamar la democratización del Poder Judicial y exigir la renuncia de los cuatro supremos. Después de eso, el tribunal que preside Rosatti dio a conocer una agenda con casos que tratará este año en audiencias públicas.
Si bien aún no trascendió, es posible que los cambios en el tribunal sean parte del discurso del Presidente, que se mostró molesto por los manejos de los supremos. "La Corte Suprema actual tiene un problema de mal funcionamiento, a nivel federal, muy serio que afecta a las ciudadanas y ciudadanos. Hay que asumir a la Justicia como un servicio", le dijo el mes pasado Fernández a la AM750.