Cuestionar aquello dado como verdad absoluta, pensar en otra posible y reescribirla a los ojos del feminismo. Eso propone la obra Granada, que se presentará desde este martes en el marco del Festival Internacional de Buenos Aires (FIBA): sumergirse en los mecanismos de violencia que se filtran desde la antigua Grecia hasta las conversaciones de las mesas familiares de un domingo cualquiera. Y lo hace a partir de reinterpretar un mito, el de Perséfone, para reconvertir la historia oficial relatada a lo largo de los años. Dirigida por Paula Aros Gho y con texto de Nicolás Lange, el espectáculo chileno busca “revelar de modo disruptivo los modelos y violencias patriarcales arraigados desde hace más de tres mil años”.

En el mito original, Perséfone es secuestrada y violada por su tío Hades (el dios del inframundo). A cambio de su libertad, acepta la condición que su agresor le impone: volver con él una temporada al año. Ella accede a ese pedido sólo después de haber comido semillas del fruto de la granada, dado que pesaba sobre sí la maldición que decía que quien probara alimento en el inframundo no podría salir de él.

“La historia oficial nos cuenta que Hades engaña a Perséfone dándole unos granos de granada para que ella vuelva al inframundo una vez al año, y esa es la creación del invierno en la mitología griega. Pero lo que nunca se nos contó es que el fruto de la granada fue utilizado como método anticonceptivo y abortivo de la antigüedad”, cuenta la directora. En su reversión hecha obra, lo que se dice es que Perséfone se come la granada porque de esa manera va a estar protegida al volver con su agresor una vez al año. “Granada propone leer esta acción como un pasaporte de su libertad sexual y reproductiva”, revela.

Aros Gho se dedica a la dirección, la dramaturgia y la docencia enfocada en la noción de performatividad. Su investigación central es poner en evidencia la copresencia entre artistas, audiencias y contextos específicos. Y en este caso lo hace a partir de activar un territorio transformando el paisaje en espacio escénico: Granada se presentará en Plaza Sicilia frente a una audiencia que al llegar al lugar deberá entrar a un grupo de Whatsapp donde recibirá un audio. De esta manera, se invitará a contemplar a la distancia y a escuchar, a través de audífonos personales, la narración de “la historia de la única violación no impune del Olimpo, la de Pérsefone, hija de Deméter y Zeus, raptada por su tío Hades. Una historia tan antigua como repetida: una joven desaparece, una madre desesperada la busca”, según define el resumen la obra. Al relato se le sumarán acciones que sucederán frente a los ojos de los espectadores, más textos de los propios personajes, que encarnarán Agustina Cabo, Julia Martínez Rubio y Malicho Vaca Valenzuela.

La novedad en el tratamiento del mito es que en el texto escrito por el joven autor Lange aparece el tema de la violencia de género y sus orígenes. “En Granada el objetivo es lograr el reconocimiento del pensamiento patriarcal de modo inconsciente en nuestros hábitos, nuestras palabras y acciones más cotidianas. En los hogares y los espacios públicos”, detalla la directora.

-¿Cómo surgió la idea de hacer una obra basada en el mito de Perséfone?

-La idea nace en el 2018, cuando fue el levantamiento feminista en Chile. Yo me dedico a la docencia universitaria hace ya casi 20 años, entonces, estaba muy cerca del movimiento. Me encontraba trabajando con un curso en una escuela de teatro y comenzamos a investigar, leer y preparamos un trabajo en torno a las problemáticas y demandas que se estaban levantando. Dentro de eso me encontré con una obra griega que se llama Las Tesmoforias de Aristófanes, que cuenta cómo las mujeres, que estaban celebrando una fiesta que se hacía en Grecia en honor a Deméter y Perséfone, planeaban linchar a Eurípides (escritor de tragedias griegas) porque estaban cansadas de que las mujeres fueran retratadas como locas, mentirosas, etc. A mí eso me impactó mucho, porque la demanda que estaban levantando las chicas en 2018 era la misma que la de hace 3000 años que se veía en la comedia. Y ahí empieza el proyecto. Cuando me encontré con el mito de Perséfone me puse a investigar y hallé textos que hablaban de ciertos datos que no se cuentan cuando te narran el mito. Acá en Chile todavía se está dando la lucha por la despenalización del aborto. Por lo tanto, me pareció sumamente importante contar esta historia no oficial. Y ahí decidimos con el dramaturgo escribir sobre esta temática, pero desde una mirada más contemporánea, tanto en su escenificación, como en la presentación de los personajes.

-¿Por qué decidiste que la puesta de la obra fuera al aire libre y con auriculares?

-Está pensada para un contexto pandémico: el público ve la acción de lejos y escucha la narración a través de audífonos a distancia. Por otro lado, tiene que ver con cómo durante muchos siglos la voz de la mujer ha sido callada y puesta en duda. Entonces, el hecho de estar a distancia hace que la duda se pueda plantar porque no se tiene completa certeza de lo que se está viendo. Tiene que ver con reflexionar acerca de qué manera uno toma la opción de creer o no lo que se está contando.

-En tus proyectos trabajas en contextos específicos, por fuera de escenarios convencionales. ¿Qué te interesa sobre eso?

-La investigación escénica que yo llevo a cabo tiene dos aristas. Una, es la relación con el público, de qué manera puedo relacionarme con la audiencia de una forma un poco más directa. Y, por otro lado, está el uso de espacios no convencionales para la presentación de mis obras. Siempre trabajo desde el sitio específico, es decir, en aquellos que hagan relación a la pregunta de investigación que estoy planteando. Y todo eso tiene que ver con el contexto en el que estoy trabajando, tanto social como territorial. La idea es levantar estos discursos desde el arte y la belleza. Ahora estoy trabajando con Nicolás que tiene una escritura bien poética. Y lo que me interesa es poder hablar de situaciones actuales, de luchas, pero desde una estética, donde la experiencia estética cobre un sentido que pueda sensibilizar al público.

-¿Qué reflexión hacés sobre revisitar y cuestionar desde el arte mitos del pasado?

-Buscar en el pasado de qué manera venimos hablando de lo mismo es algo que siempre se ha hecho. Tal vez en una sociedad donde esto no fuera una problemática, este mito no tendría por qué ser reescrito. Sería algo completamente anacrónico. Sin embargo, nos encontramos con una lucha de las mujeres hace tres mil años, que tiene los mismos fundamentos de hoy. Y eso, impacta.

*Granada se presentará el 1, 2 y 3 de marzo a las 18.30 en Plaza Sicilia (Av. del Libertador y Lafinur) con entrada libre. Para conocer más información ingresar a: https://ciclosyfestivales.vivamoscultura.com/?contenido=10841-granada