Diputados y senadores del Frente de Todos se preparan para la madre de todas las batallas: qué posición asumir frente al acuerdo del Gobierno con el Fondo Monetario Internacional. Desde ambos lados de la grieta que se gestó en el espacio oficialista por este tema crucial se afirma que, pese a todo, hay un puente de consenso: el convenio resultará aprobado en el Congreso y se evitará el salto al vacío que implicaría rechazar a esta altura el trabajoso entendimiento que todavía negocia en aspectos no menores el ministro de Economía, Martín Guzmán.
La indefinición sobre cómo cumplir con las metas fiscales sin aumentos de luz y gas mayores a los ya anunciados, del 18 y 20 por ciento, respectivamente, se agravó esta semana por la disparada de los precios internacionales de los hidrocarburos a partir del conflicto en Ucrania. De prolongarse esa situación, forzará mayores subsidios o mayores incrementos de tarifas a lo largo del año. El gabinete económico intenta resolver el dilema, consciente de los estrechos límites que le imponen las presiones del FMI y las diferencias políticas en la coalición gobernante.
Salvo que el Gobierno pegue un volantazo a último momento y ponga en suspenso la negociación con el organismo por la falta de acuerdo en el tema tarifas/subsidios, lo que prácticamente nadie espera, legisladores y legisladoras del FdT se aprestan a debatir desde la próxima semana la aprobación o el rechazo al acuerdo con el Fondo.
Como se señaló al comienzo, la decisión política incluso entre quienes no están conformes con los resultados del convenio con el FMI es que la votación parlamentaria resulte positiva. Si ocurriera lo contrario se abriría la caja de Pandora tanto en el terreno político como en el económico, dejando al Gobierno en una posición de extrema fragilidad, a tiro de desestabilización por ambos flancos. La combinación de cataclismos financieros, cambiarios y cacerolazos, con los medios concentrados agitando, sería muy difícil de sobrellevar para la Casa Rosada.
Sin embargo, aquellos que rechazan cómo se negoció con el Fondo y los compromisos asumidos en el acuerdo no están dispuestos a sumar votos a favor, como ya planteó Máximo Kirchner. Dejarán que el Gobierno obtenga el aval parlamentario con los apoyos que logre reunir dentro del FdT y partidos aliados, dando por hecho que Juntos por el Cambio no votará en contra.
“Como ellos generaron el problema de la deuda ahora se tienen que comprometer con la solución. Pero, sobre todo, la oposición no va a romper con Estados Unidos y el FMI cuando su alineamiento con Washington es total y aspira a ser gobierno en dos años. Podrán abstenerse o retirarse del recinto a la hora de votar, pero no van a hacer caer el acuerdo”, analizan diputados cercanos al líder de La Cámpora. Eso mismo, agregan, es lo que harán ellos al momento de la votación.
La opción que ofrecen para cambiar esa postura por votos a favor del acuerdo es que el Gobierno incorpore en su agenda algunas de sus ideas económicas. Hay diferentes iniciativas sobre la mesa:
- Investigación caso por caso, empresa por empresa, de la fuga de capitales durante el gobierno de Mauricio Macri, para que el Banco Central rechace los pedidos de divisas de esas compañías para pagos de deudas con el exterior e incluso importaciones. El concepto es que si se apoderaron de los dólares en la etapa anterior, ahora se autoabastezcan y dejen de arrebatarles fondos a las reservas. La autoridad monetaria tiene los registros de compradores y debería determinar en qué casos fueron compras genuinas para inversión o el desarrollo normal de actividades y en qué medida fueron partícipes de la bicicleta financiera que se armó con las tasas y el endeudamiento.
- Establecer el aporte de grandes fortunas como un impuesto permanente hasta saldar la deuda con el FMI. “No es lo mismo que el esfuerzo lo hagan todos los argentinos a que recaiga en mayor proporción sobre sectores con grandes patrimonios y más capacidad contributiva”, argumentan.
- Reclamar al FMI colaboración para identificar capitales fugados y no declarados que se esconden en guaridas fiscales, como propuso Cristina Fernández de Kirchner en el acto del 10 de diciembre pasado en Plaza de Mayo.
- Creación de un salario universal para las personas de 18 años hasta la edad jubilatoria que no tengan ingresos fijos para que actúe como un seguro contra la indigencia. El monto sería, justamente, lo necesario para costear la canasta básica alimentaria. En este momento son 11.100 pesos. El universo máximo de beneficiarios llegaría a 9 millones de personas, con un costo fiscal de algo más de 1 punto del PIB.
Son propuestas que sectores críticos del FdT ofrecen como prenda de negociación con el Poder Ejecutivo para acompañar con su voto en el Congreso el convenio con el FMI. “Dado el acuerdo con el Fondo, hay que ver qué políticas podemos incorporar para que la solución de esa deuda no recaiga sobre las mayorías populares”, sostienen. “No coincidimos con la estrategia de negociación que se siguió ni con los resultados, pero no apoyamos el default ni voltear el proyecto en el Congreso”, remarcan.
Sin embargo, reconocen que en este momento la posibilidad de avanzar con aquellas ideas es "de tibia a fría”, por la respuesta que dio el Poder Ejecutivo.
“Creemos que el acuerdo es demasiado exigente. Si hay que disminuir el déficit fiscal, bajar la emisión, aumentar las tasas de interés, subir las tarifas, acelerar la suba del tipo de cambio, no vemos por donde se cumplirá el objetivo de recomposición de ingresos de los sectores populares. Además, desde lo geopolítico no vemos ningún interés de Estados Unidos en consolidar espacios políticos como el nuestro. Nos tendrán al borde del default en cada revisión trimestral”, completan.
Frente a ese diagnóstico, el gabinete económico responde que el acuerdo es razonable y necesario para estabilizar la economía y controlar al dólar, condición básica para todo lo demás, empezando por el combate a la inflación. Los funcionarios destacan la fuerte baja de la brecha cambiaria desde que se anunció el principio de acuerdo con el Fondo, con los dólares financieros en 200 pesos, cuando anteriormente habían alcanzado los 240 y seguían en carrera. "El acuerdo con el FMI es un primer paso para resolver el problema enorme que nos dejaron de endeudamiento. La sociedad argentina no soporta más crisis. Tenemos que empezar a despegar", responden.