Pese al optimismo inicial de Casa Rosada, el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional no ingresó al Congreso el viernes y lo más probable es que tampoco lo haga este fin de semana. En la Cámara de Diputados, que es donde se debatirá primero el proyecto, descuentan que el fin de semana no habrá movimiento, pero mantienen la expectativa de que pueda presentarse antes de la apertura de sesiones ordinarias del próximo martes. Por este motivo, Sergio Massa dejará habilitada la mesa de entrada el lunes 28 (día feriado). En el bloque oficialista sospechan que los motivos de la demora en la presentación del entendimiento están directamente relacionados con la pulseada por los subsidios y el aumento de las tarifas energéticas, por lo que, mientras Martín Guzmán avanza en la recta final de las negociaciones, Massa y Germán Martínez se focalizan en estructurar el debate parlamentario. El verdadero desafío para el Frente de Todos, más que acordar con la oposición, consiste en encauzar las distintas posturas internas que hay frente al acuerdo de modo de llegar unidos al 2023. 

En la Cámara de Diputados predomina la incertidumbre, pero una cosa comienza a ser cada vez más clara: no habrá memorándum de entendimiento con el FMI para estudiar este fin de semana. Y es que las expectativas de poder tener el acuerdo en trámite antes del discurso de Alberto Fernández del 1º de marzo --que fueron fogoneadas por la misma presidencia durante la semana-- terminaron siendo tiradas abajo por los choques que hay en las negociaciones frente al tema de las tarifas. La propuesta de Economía era aumentar un 20 por ciento para todes les usuaries de gas (ya anunciado en el Boletín Oficial) y poner en marcha un proceso de segmentación de los subsidios, de modo de avanzar así en el sendero de reducción de déficit fiscal pautado para esta año. El Fondo, sin embargo, está pidiendo aumentos de hasta un 50 por ciento, lo que lleva a un largo tira y afloje entre el staff y Guzmán para encontrar un punto intermedio.

Este debate, que en los últimos días comenzó a filtrarse en los medios junto a otros rumores relacionados a una supuesta reforma previsional (luego desmentida), no han hecho otra cosa que acrecentar la hostilidad entre les diputades y senadores del FdT que resisten a acompañar el acuerdo con el FMI. En Diputados, son más de 30 les legisladores que analizan votar en contra o abstenerse cuando el proyecto se debata en el recinto, y los rumores de un esquema más agresivo de reducción de subsidios energéticos no hizo otra cosa que recrudecer las objeciones. En el Senado, mientras tanto, la concienzuda cautela de las últimas semanas casi se cae a pedazos cuando, en una reunión de bloque previo a la sesión preparatoria, varios senadores y senadoras se pusieron a criticar con dureza la forma en que Guzmán estaba encarando las negociaciones. "Tenemos la ventaja de que primero se debate en Diputados. Pero hoy no están garantizados los votos en el Senado, son muchos los senadores del bloque que no acompañan", se mostró preocupado un senador oficialista que participó de la reunión y que cree que hay que jugarle a favor al gobierno "porque la alternativa es dramática".

Frente al malestar interno, Sergio Massa y el nuevo jefe del bloque oficialista, Germán Martínez, se han abocado intensamente en las últimas semanas a conversar con los propios de modo de aplacar un poco los humores y ordenar las diferencias de cara al debate parlamentario. "Se va a buscar un tono de respeto, similar al respeto que se consiguió con las diferentes posiciones con el tema aborto", le repite Massa a sus colaboradores. La comparación con el debate de la legalización del aborto se repite también en el Senado, en donde insisten en que la importancia es que las discrepancias internas puedan ser resueltas con una delicadeza que no haga detonar la unidad del frente. El objetivo, mientras tanto, es que el debate en Diputados se lleve a cabo "lo más rápido posible". "El debate tiene que ser acotado e intenso. Si en Diputados somos Cámara de origen tenemos que dejar el tema masticado para que luego se le ponga el punto final en el Senado", detalló el mismo Martínez hace dos días en declaraciones televisivas.

Si bien en el oficialismo pro-acuerdo se muestran confiados en que cuentan con los votos para aprobar el entendimiento en el Congreso, la crisis interna que generó la renuncia de Máximo Kirchner tuvo consecuencias concretas en la dinámica parlamentaria. Puntualmente, debido al caos interno causado por el paso al costado de Máximo Kirchner (que no fue otra cosa que un anticipo de las fracturas internas que generaría el acuerdo con el Fondo), la convocatoria a sesiones extraordinarias terminaron fracasando por primera vez en más de 10 años.