Durante la quinta audiencia del juicio que se sigue en Orán contra el obispo emérito Gustavo Zanchetta por abuso sexual en perjuicio de dos jóvenes, el cura Carlos Subelza, testigo de la defensa, fue confrontado con uno de los denunciantes y otro ex seminarista. Por otro lado, la psicóloga del Ministerio Público Fiscal, Natalia Colombo, dijo que el acusado tiene rasgos de personalidad psicopática.
En el primer careo, entre Subelza y uno de los denunciantes, el Tribunal de Juicio dispuso que se desalojara la sala y luego solo se informó que ambos mantuvieron sus dichos. El segundo careo fue porque uno de los jóvenes que brindó testimonio en esta causa dijo que el obispo le había apoyado los genitales por detrás y que al comunicarle esto a Subelza, el sacerdote le había contestado que estaba “malinterpretando” porque Zanchetta “al venir de Buenos Aires era una persona cariñosa y en el norte no estábamos acostumbrados a recibir esa clase de afecto”. Subelza negó esta situación y por eso se decidió confrontarlos.
El joven ratificó sus dichos anteriores y contó que en otro encuentro, en 2018, Subelza le dijo que el rector del Seminario Juan XXIII, el también sacerdote Martín Alarcón, lo manipulaba. Pero el ex seminarista añadió que en realidad Subelza fue quien intentó manipularlo: contó que este religioso se enteró que se "estaba viendo con una chica menor que él" y le recomendó que escribiera una carta contando esta situación al arzobispo Andrés Stanovnik, lo hizo, y luego le envió la foto de esa carta a Subelza. Después el también sacerdote “Luis Gómez y Carlos Subelza me aprietan y amenazan”, incluso tratándolo de “pedófilo” para que no declarara en contra del obispo, o de lo contrario hablarían con la familia de esta chica.
A su turno, Subelza dijo que no tenía ningún poder sobre este joven. Teniendo en sus manos la carta que el ex seminarista había enviado a Stanovnik “donde está la firma de él”, negó las presiones y lo trató de mentiroso. Además, dijo que Gomez ingresó en diciembre de 2018 como formador y señaló que sería una falta muy “grave” que hubiera actuado antes como tal: “Si se sabe por comentarios que viene un nuevo formador es muy grave que haga antes lo que vos estás diciendo”, le recriminó.
El joven ratificó que Subelza le recomendó hablar con Gómez, diciéndole que el rector Alarcón ya no tenía nada que ver con el Seminario, y aclaró que fue seminarista hasta enero de 2019. “Si vamos a hablar de gravedad, no se compara con las cosas que pasaron ahí dentro”, replicó el ex seminarista.
Rasgos de personalidad psicopática
Ayer también declaró la psicóloga Natalia Colombo, del Ministerio Público Fiscal, que realizó la pericia a Zanchetta en 2019 junto a la perito de parte del obispo, Eleonora Naranjo.
Colombo indicó que Zanchetta no reconoce los hechos que se le atribuyen, no niega que se hubieran cometido, pero “le adjudica la responsabilidad a otras personas”.
Dijo que el obispo emérito intenta ocultar aspectos de su personalidad, se presenta como encantador, una persona amena, pero tiene dificultades en el control de los impulsos y las emociones, es una persona inmadura y tiene dificultades para establecer relaciones, que intenta justificar su accionar en historias de abandono y falta de afecto.
La profesional sostuvo además que el religioso "observa solo una parte de la realidad que es lo que a él le interesa y le sirve”, que tiende a manipular. ”Hay cosificación de las personas y situaciones, busca sacar beneficio”, aseguró. Y tampoco tiene capacidad de autocrítica, tiende a acomodar la realidad y presenta inmadurez en lo sexual.
Según esta perita, Zanchetta llega a sortear normas sociales, tiene dificultades para acatar las normas comunes y esto se relaciona con la forma en que aborda la realidad. Encontró también dificultad para adoptar conductas sustitutivas, “no tiene capacidad de sublimar” y esto afecta sus vínculos y relaciones sociales, dijo. También dijo que tiene necesidad de contacto físico relacionado con lo vivido en su primera infancia.
Como rasgos psicopáticos en su personalidad, Colombo encontró tendencia a “manipular”. “Percibe a los demás como objetos. Las carencias e historia de vida que él tiene refuerzan estos rasgos. Desea obtener beneficios personales, su relación con las personas es la de utilizar a otros para su beneficio”, aseguró.
El fiscal Pablo Rivero pidió a la perita precisiones sobre las “dificultades para el control de impulsos”, Colombo dijo que tiene que ver con la estructura del yo, que en este caso es frágil, inmaduro e infantil. Señaló que para control de impulsos tiene que haber una personalidad sana, para sublimar y adoptar otra acción socialmente aceptable. Ejemplificó que una persona que tiene dificultad de control de impulsos, ante las ganas de golpear no frena esta acción, sino que “pega” y ante la falta de consentimiento sexual “obliga a una persona que no quiere, a tener relaciones sexuales, no tiene posibilidad de racionalizar y no dejar que el impulso emerja”. Indicó que estando en un lugar de autoridad se potencian los rasgos psicopáticos “va a ser más intenso”; “puede obligar a otras personas a hacer lo que desea”.
"Psicología de sacerdotes"
Tanto el fiscal Rivero como la jueza María Laura Toledo Zamora y el juez Raúl López preguntaron a Colombo sobre el informe de la perito de la defensa, Eleonora Naranjo, ya que difieren en sus conclusiones.
Naranjo había indicado que el obispo tiene “personalidad pertinente de tipo lógica”. La jueza precisó que también esta psicóloga señaló que es “detallista, ordenado, autoexigente, (y) que no presenta patología compatible con rasgos psicopáticos”.
Colombo explicó que esa “no es una característica de personalidad”, que “existe la neurótica, psicótica o perversa”. “No sé a qué se refiere (…) No es una personalidad que exista dentro de una nuestra ciencia”, manifestó respecto a las definiciones de su colega.
El juez López recordó que Naranjo dijo que es profesora de la Universidad Católica de Salta y se especializa en psicología de sacerdotes y “hace un trabajo con ellos cuando tienen algún problema”. Colombo respondió que desconocía que existiera esa especialidad en “sacerdotes”. “La psicología es la psicología, doctor. Nos manejamos con estándares internacionales y códigos de ética”, manifestó, y aclaró que en su caso es experta en perfiles de psicología criminal y forense.
Esta no es la primera vez que en un juicio por abuso sexual eclesiástico las conclusiones de Naranjo generan dudas. Ya había sucedido en el juicio contra Agustín Rosa Torino, en el que trató de favorecerlo negando conocer sobre abusos sexuales pese a que la congregación del religioso le había enviado a una de las víctimas, quien dijo que le había contado esta experiencia.
Scozzina habló de acoso
Ayer también se leyeron las declaraciones por escrito de los obispos que sucedieron a Zanchetta en Orán. El actual obispo, Luis Scozzina, que asumió desde el 18 de mayo de 2018, dijo que tuvo coloquios formales con los denunciantes y les pidió que presenteran sus renuncias formales.
Detalló que entre agosto y diciembre de 2018 se hicieron las entrevistas en el obispado y que pidió a todos los que tenían algo por denunciar que lo hicieran por escrito par luego elevar los informes a Roma. Especificó que la Sagrada Congregación para los Obispos nombró a Carlos Sánchez a cargo de la investigación canónica. Dijo que se entrevistó con los seminaristas de la época de Zanchetta en Orán y varios manifestaron “molestias” con él, hablaron de “tratos discriminatorios, algunos expresaron sentirse acosados”, y refirió un “conflicto relacional”. Pero añadió que no recibió ninguna denuncia de abuso sexual.
Respecto a los seminaristas denunciantes, dijo que se entrevistó dos veces con M.C, quien le manifestó las “dificultades” que tuvo con el obispo emérito y que se las expresó por escrito después de hacer la denuncia penal. Comento también que G.G. “le manifestó que en expresiones cariñosas de Zanchetta se sentía abusado”. Dijo que ambos, G. G. y M.C., le presentaron sus renuncias en 2018 aduciendo “motivos personales”.
Después sostuvo que le consta que los más allegados a Alarcón estaban siendo “inducidos a realizar la denuncia en fiscalía”. Agregó que “tiene conocimiento” de que el seminarista señalado como uno de los preferidos de Zanchetta “se sintió presionado” por la fiscalía y los medios de comunicación para denunciar a Zanchetta.
El arzobispo de Corrientes, Andres Stanovnik, fue el administrador de la diócesis luego de la renuncia de Zanchetta, desde el 1 de agosto de 2017. Aseguró que supo de esta investigación por medios periodísticos y que “no habló con las víctimas” y “no mantuvo relaciones personales con seminaristas referidos como víctimas”. También negó saber sobre “conductas indecorosas”.
Negó conocer el motivo de las renuncias de los denunciantes y dijo que Alarcón no le presentó “ninguna inquietud, ningún problema de los seminaristas” y que ningún seminarista le planteó problemas de abuso.
Stanovnik negó además el “intento de ocultar algo” y reconoció haber recibido la carta del seminarista que le contaba sobre su relación con una menor de edad, y aseguró que además le decía que se “sentía manipulado y chantajeado por Martín Alarcón”.
El fiscal Rivero y la fiscala Soledad Filtrín dijeron a Salta/12 que se pidió al Vaticano el expediente canónico de las denuncias contra Zachetta pero no les fue remitido hasta la fecha. Solo el abogado canónico del obispo, Javier Belda Iniesta, quien también lo acompaña en este juicio, remitió de forma digital lo que atañe a sus actuaciones de la defensa.
Llamados al silencio
Sara Araguino, una de las mujeres que se manifiesta en apoyo a los denunciantes fuera de los Tribunales oraneses, contó a Salta/12 que desde el jueves último "están recibiendo los fieles un mensaje como 'nos llamemos a la oración y al silencio, sin publicaciones ni comentarios'. Otro de los mensajes dice 'cuidemos nuestro trabajo', ese mensaje va para la gente que trabaja dentro de la diócesis, (éstos últimos) son mensajes anónimos, realmente no sabemos quiénes son, de números desconocidos".
Araguino contó que Subelza también estuvo realizando esos pedidos mediante publicaciones en redes sociales y luego las borró: "también en el grupo de whatsapp de la Catedral pide 'sigamos en oración y silencio'", aseguró
"Para mí eso está muy mal porque todos tenemos derecho a expresarnos y opinar, y porque como fieles no podemos mirar hacia otro lado y no opinar, y creo que tenemos el derecho de compartir si así lo deseamos", expresó. Adelantó que el día de la sentencia estarán ahí, así sean "dos, tres, cuatro o cinco. Vamos a acompañar a los jóvenes que sufrieron este abuso, también a los sacerdotes que denunciaron (ante el Vaticano). Vamos a estar esperando los resultados (del juicio) rogando a Dios que se haga justicia".