En la madrugada del 18 de octubre de 1945 en camino hacia San Nicolás, Perón le prometió a Eva dos cosas, lo primero que se casarían a la brevedad y lo segundo que sería esposa de un presidente popular.
- Ud. ganó la partida, le dijo Farrel a Perón en el salón de invierno de la Casa Rosada. Con ese aval comenzó el rápido armado de una estructura partidaria que le permitiría participar en las elecciones que se convocó para el 7 de abril de 1946 y finalmente ocurrieron el 24 de febrero del mismo año.
El desplante de Sabattini desanimó un poco Perón, no contaría con una parte importante del radicalismo para soldar esa alianza entre trabajadores y los sectores urbanos no obreros. Sabattini creyó, equivocadamente, que sería el candidato de la Unión Democrática por lo que no aceptó participar en la fórmula de Perón presidente.
Rápido de reflejo, el Cnel. apeló a un aliado que tenía a mano. El elegido sería Hortencio Quijano, un conocido hombre del litoral que había transitado por las dos vías que tenían en ese momento la UCR. El correntino era lo suficientemente leal como para ser parte de la dupla de candidatos al ejecutivo nacional, pero adolecía de una estructura que pudiese acompañar al “huracán de la historia”.
La UCR Junta Renovadora era una minoría dentro de la tradición radical resultando insuficiente para contener la marea de conservadores, radicales, socialistas, comunistas e independientes que desde las filas obreras pedían un instrumento para participar en las arenas de la política. La solución fue la creación del partido laborista, siguiendo el modelo inglés, que estaría a cargo de algunos de los sindicalistas que a esa altura se sentían muy seducidos por Perón. Entre ellos ferroviarios, telefónicos, de la carne, vidrio, periodistas, espectáculos públicos.
Al entusiasmo de los trabajadores se les sumó los aportes realizados por sectores católicos e independientes que se nuclearon en los centros cívicos Cnel. Perón. Con estas incipientes herramientas se lanzaron a las aclamadas elecciones donde todos los actores estaban ávidos de participar.
La Unión Democrática alianza de conservadores, radicales, socialistas y comunistas, unidos contra el “nazifascimo” convinieron votar a la fórmula presidencial (Tamborini-Mosca) y dejar liberada a cada fuerza a que presenten sus propios candidatos en las otras categorías en juego (senadores, diputados, gobernadores, concejales). Esta medida acusaba un exceso de confianza en un eventual triunfo, a la vez de evidenciar la imposibilidad de acordar la letra chica de los pactos en las provincias y en Capital Federal.
En la lejana y pequeña Catamarca el esquema nacional casi fue un calco. Por el radicalismo aparecieron viejas figuras como Julio Figueroa, Armando Correa, Pacífico Rodríguez, Juan León Córdoba el Tte. Cnel. Félix Doering. En ese dinámico grupo emergía con mucha fuerza la figura de un joven abogado: Vicente Saadi.
Los trabajadores se nuclearon entorno a sus gremios nacionales. Sobresalían ferroviarios, comercio, bancarios, gráficos y viales. Entre las organizaciones de trabajadores locales se destacaban los municipales y los trabajadores de la original “tejeduría doméstica”. Hombres como Benildo Moreno, Pablo Romero, Ramón Ahumada, Segundo Gallo, Petronilo Toledo, Fausto Mercado entre otros.
Los centros cívicos Cnel. Perón fueron cooptados por los jóvenes católicos de la Juventud Antoniana, la Acción Católica que orientados por el Pbro. Arturo Melo resignificaron estos centros transformándolos en la Asociación Cívica Juvenil donde se destacaría Duilio Brunello y Admon Zaud, a esta organización adhirió la Alianza Nacionalista Argentina.
Estos tres grupos: los jóvenes, los obreros y los políticos profesionales conformarían una alianza que bajo el nombre de Partido Laborista enfrentaran las elecciones del 24 de febrero a La Unión Democrática, fiel representante ésta de la elite tradicional. El Partido Demócrata y el Partido Radical fueron con candidatos propios en las categorías provinciales. Esta fractura resultó letal para sus objetivos.
El partido laborista obtuvo 14.630 votos contra los 9.466 de la UCR (Comité Nacional) y 9.281 del Partido Demócrata Nacional. La UCR (Junta Renovadora) obtuvo 103 votos. Ello le granjeó 30 de los 33 electores del colegio electoral que termino consagrando a la formula Pacifico Rodríguez -Juan León Córdoba
Si bien los gobernantes electos pertenecían a la élite tradicional y tenían en sus curriculum una larga actuación en las pugnas electorales; el laborismo/peronismo se presentó como algo inédito en la política y, del campo popular. Esto no era compartido por los referentes de la oposición; tanto que le restaron chances electorales. Por lo que desde el diario El Radical Luis Ahumada el candidato a gobernador por la UCR ridiculizó a sus oponentes caracterizándolos como ingenuos y especuladores que pretendían instalar esa “locura peronista”. A la par, la prensa nacional destrataba al emergente peronismo. Duilio Brunello contó que en ocasión de la visita de Perón a Catamarca (15/12/45) les manifestó que temían perder Capital Federal, Corrientes, Córdoba y Catamarca. Algo que los propios laboristas se preguntaban : “Por las estructuras que teníamos ¿quien iba a pensar que un grupo de jóvenes improvisados, dirigentes gremiales que no tenían nada, pudieran organizar una campaña electoral?”
En ese contexto ¿qué factores explican el triunfo del peronismo? Una clave podemos encontrar en las percepciones y demandas de los editoriales del diario la Unión que con vehemencia insistía en la necesidad de comicios libres y limpios. Apelaba a la obligación ciudadana de un cambio de actitud a los efectos de vencer los enemigos de la moral pública, es decir a aquellos que practicaron el fraude electoral sin ningún tipo de escrúpulos en el pasado.
Otra clave fue la división de la elite tradicional al ir partida al acto electoral, repitiendo viejas peroratas del discurso político. Enfrente tenía respuestas efectivas al problema social existente. Es decir el peronismo ofrecía aumento salarial, aguinaldo, vacaciones pagas, indemnizaciones, incorporación a la legalidad salarial a los trabajadores rurales entre otras medidas.
Con ello se cumplía lo que Perón le había prometido a su esposa: sería un presidente por obra y gracia del voto popular, toda una novedad en la historia nacional.