Fue un pase interno, fuerte hacia adentro de la alianza opositora, uno más entre los tantos que registra la mediática protagonista. Florencia Arietto fue presentada hace poco como la flamante incorporación al armado bonaerense de Horacio Rodríguez Larreta. Compartieron anuncio, hecho en Vicente López, además de Diego Santilli, Miguel Angel Pichetto, toda otra señal hacia adentro. El jefe de gobierno porteño refuerza y levanta, de este modo, el tema de "la seguridad", que --junto con el de la educación-- se vislumbra como la gran apuesta comunicacional ofensiva de la campaña. Convoca para ello a una experta en la materia: a lo largo de estos años, Arietto ha mostrado su rendidor perfil en medios en cuanto panel calzara, desde el de 6, 7, 8 en tiempos de kirchnerismo, hasta los múltiples decorados de TN y LN+, del macrismo para acá. Su desempeño como "experta en seguridad", en cambio, es bastante más difícil de corroborar.
El anuncio sonó a "mojada de oreja" hacia adentro de un frente opositor en el que, a esta altura del armado, ha llegado el tiempo de sincerar aspiraciones personales: Bullrich hace rato que imprimió remeras de Patricia Presidenta - Pro y recorre incansablemente el país con este slogan; Larreta al fin dejó de decir que "falta mucho" y que lo importante es la gestión local, y admitió públicamente que, efectivamente --ya nos habíamos dado cuenta-- su norte es el sillón presidencial.
Enojos mutuos
"Que salgan a buscar gente para agrandar, no sacar de gente que está trabajando en mi espacio. Me enojan estas prácticas", se quejó con todas las letras Patricia Bullrich. "Me parece mal, no es juego limpio que una fuerza política haya ofrecimientos a personas que están trabajando en otros equipos. No me gusta, se lo dije a Larreta y se lo dije a Santilli, que no son prácticas adecuadas".
Hacia adentro del larretismo --aunque no públicamente-- corrieron también otros enojos: hay quienes consideran que la incorporación de una figura que ubican como ajena a la política, aunque hable por la tele de política, "resta más de lo que suma": "es complicado presentarla como parte de tu equipo si hasta ayer estaba hablando en Córdoba en nombre de Patricia, muy creíble no es", razonan.
Una mujer diversa
Arietto es abogada panelista y se presenta como especialista en Seguridad. Su trayectoria y sus posturas públicas son sorprendentemente cambiantes. Los inicios la ubican accionando contra genocidas en causas de lesa: Mercedes Benz, Campo de Mayo, la que iniciaron los hermanos Iaccarino, empresarios secuestrados junto a sus padres para ser despojados de todos sus bienes. Quienes compartieron con ella aquellas jornadas de instrucciones y alegatos alrededor de 2008, coinciden en calificar de "fugaz" su aparición por los ámbitos de derechos humanos, y en sorprenderse por su viraje discursivo posterior. Por aquellos años llegó a acompañar a familiares a los actos de un aniversario por la Masacre de Trelew.
Firmaba los comunicados con una frase de la Carta abierta de Rodolfo Walsh: "Rompa el aislamiento, vuelva a sentir la satisfacción moral de un acto de libertad".
Hubo entonces un caso muy resonante, el ingeniero Ricardo Barrenechea fue asesinado de cinco tiros cuando entraron a robarle a su casa de San Isidro. El principal acusado era un joven que tenía 16 años, y que junto a otros dos menores fue finalmente condenado en 2012. El caso ocupó las primeras planas y volvió a desatar el debate sobre la baja de la imputabilidad. Florencia Arietto asumió entonces la defensa del joven. "Ahí se contactó con la Comisión Provincial de la Memoria, al pibe después lo dejó en banda", recuerdan sobre aquellos años.
Fueron años en que integró la ONG Arde la Ciudad, desde donde defendía a menores que entonces calificaba como "en conflicto con la ley" y no "delincuentes", y levantaba las mismas posiciones que hoy acusa de "garantistas": defendía las salidas programadas de internos de cárceles, la función "resocializadora y no retribucionista" de la pena, denunciaba que en el Servicio Penitenciario Federal "hay tortura y violencia", criticaba la tapa de Clarín: "utiliza una técnica que es pegar en el prejuicio más bajo para generar un poco de pánico". "El único efecto que va a generar es que los pobres, que son la enorme mayoría de los presos, van a terminar sufriendo", le decía a Página/12.
Como se le recriminó en la mesa de Polémica en el bar, por ese entonces se sumó también al “Vatayón militante” que organizaba recitales en las cárceles, compartió actividades con Amado Boudou cuando era vicepresidente. Pasó luego por el espacio de Pino Solanas, como asesora de Proyecto Sur en las Comisiones de Justicia y Seguridad de la Legislatura.
Cambia, todo cambia
El perfil mediático de Arietto se expandió cuando llamó a Javier Cantero para ofrecerse como jefa de Seguridad de Independiente, en su batalla declarada contra los barras, y al presidente del club le pareció una buena idea. Duró poco allí, lo suficiente para batirse en denuncia contra "la mafia de los Moyano".
Su carrera siguió rauda y la llevó por el Frente Renovador de Sergio Massa, como compañera de fórmula de Matías Tombolini en la lista de coalición 1País. De allí pasó a hacer buenas migas con Elisa Carrió, hasta recalar como asesora del Ministerio de Seguridad, convocada por Patricia Bullrich, no sin despertar asombro porque hasta hacía poco había criticado fuerte la gestión de Mauricio Macri. Mucho antes, también había sido asesora de León Arslanián en el ministerio bonaerense.
Su marido, el trabajador social Federico Jakimowicz, tuvo una trayectoria laboral más estable: permaneció en el Ministerio de Seguridad de la Nación desde los tiempos de Sergio Berni hasta que recientemente fue desvinculado, en la gestión de Aníbal Fernández.
Tengo otra opinión
Habitual invitada al programa de Mirtha Legrand y a cuanto panel aparezca, sus apreciaciones sobre el siempre rendidor tema de "la seguridad" han cambiado bastante. "Los progresistas son todos antipolicía hasta que los chorean", "yo trabajo para la gente y mi límite es el choreo", "el relato del gobierno justifica el delito", opina ahora. Sorprendió cuando, en una de sus apariciones en TN, adelantó el año pasado el levantamiento de la Policía Bonaerense: "hay malestar en las bases de la policía, porque falta conducción, falta escucha", advertía, erigida en vocera de la fuerza.
Si algo hay que reconocer es que en las arenas mediáticas, que reclaman histrionismo e impacto, reacción rápida y empatía con "la gente común", Arietto se mueve muy bien. Algo que seguramente habrá medido el jefe de gobierno porteño.