Según los datos que se desprenden de un informe publicado por Unicef sobre riesgos relacionados con clima, energía y medio ambiente y el cumplimiento de los derechos de la niñez y la adolescencia en la Argentina, miles de catamarqueños de los departamentos del oeste provincial verán afectados sus derechos en el contexto de la crisis climática.
Si bien, el informe se realizó con todas las provincias del país y se analizaron diferentes variables, se destaca que Catamarca se verá afectada principalmente por el derretimiento de glaciares, contaminación ambiental y erosión del suelo.
El informe fue publicado a finales del año pasado y está basado en el índice de Riesgo Climático de la Infancia (IRCI) realizado también por Unicef. El documento analiza diferentes variables que permiten analizar el riesgo para cada uno de los escenarios futuros y para cada una de las variables climáticas (temperatura, precipitación, etc.) que se verán afectadas en las próximas décadas. En dichas proyecciones y en ambos escenarios temporales se observan los siguientes efectos generales para nuestro país: “Aumento de la temperatura media con valores entre 0,5 y 1 o C a corto plazo. Con un máximo de aumento en el Noroeste Argentino (NOA) y el centro de la Patagonia”.
“La Argentina no se encuentra entre el listado de los países más vulnerables a los efectos del cambio climático, su vulnerabilidad es media en relación al escenario global. Al mismo tiempo, desde el punto de vista de las emisiones de gases de efecto invernadero, tampoco es un país de peso en el escenario mundial, pues aporta solo un 0,7% de las emisiones globales. No obstante, los cambios observados al momento y, sobre todo, los escenarios proyectados para las próximas décadas (2021-2035) muestran un potencial impacto significativo en varias áreas que van desde la salud hasta la economía, muchos de ellos con repercusiones directas sobre la niñez y la adolescencia”, contextualiza el informe.
Así, uno de los riesgos analizados por Unicef es el “derretimiento de glaciales”. En Catamarca, según el Inventario Nacional de Glaciares, hay 691 que ocupan 64, 82 kilómetros cuadrados en total y entre los que destacan los glaciares de escombros de El Aconquija.
El informe explica sobre “el efecto severo del cambio climático sobre la reducción de la superficie y el volumen de los glaciares. Estos cuerpos de hielo actúan, particularmente en zonas áridas, como reservorios de agua, aportando este recurso vital a las cuencas durante los años secos y acumulando en forma de hielo en sus áreas de recarga durante los años húmedos. Tienen así un rol amortiguador del efecto de sequía que en algunas zonas puede llegar a ser extremadamente relevante (más del 30% del caudal aportado por derretimiento de glaciares en años secos en algunas cuencas de NOA-Cuyo)”.
“Este efecto sería más pronunciado en las regiones áridas del NOA y Cuyo, pudiendo comprometer la seguridad alimentaria de pequeñas comunidades con economías de subsistencia y a la población más vulnerable sin acceso a servicios sanitarios”, señala.
En cuanto al riesgo y exposición el informe presenta un mapa de las poblaciones urbanas en cada cuenca a nivel departamento de población de niños y adolescentes para las áreas afectadas y destaca que “el retroceso de glaciares podrá potenciar los efectos de las sequías pronunciadas particularmente en los territorios que se encuentran dentro de las cuencas señaladas y en zonas áridas. Estos son los departamentos de Antofagasta de la Sierra y Tinogasta en Catamarca y Burruyacú en Tucumán. En total, estos departamentos concentran una población de 19.362 niños y niñas de 0 a 14 años”.
Otras de las variables que analizan es la “Degradación de suelos y desertificación”. De esta manera, explica que “Tanto los suelos agrícolas como los de regiones áridas del país se encuentran expuestos a procesos de erosión que pueden estar potenciados por diferentes factores: prácticas agrícolas inadecuadas, sobrepastoreo, cambio climático, etcétera. La pérdida de la productividad de suelos, particularmente en regiones áridas o semiáridas, representa un problema para la seguridad alimentaria de la población rural de bajos recursos, así como la afectación a los medios de vida de pequeños productores y comunidades rurales, que quedan expuestos u obligados a procesos migratorios hacia grandes centros urbanos”.
En cuanto al riesgo y exposición Catamarca esta dentro de las 11 provincias afectadas por éste fenómeno. De este análisis surge que “podrían estar expuestos a los riesgos asociados a procesos de pérdida de suelos por erosión eólica e hídrica unos 296.786 niños y niñas”.
Dentro del ítem “Contaminación ambiental”, detallan que “otro de los principales efectos de la actividad humana está vinculado con la liberación al medio de productos contaminantes, muchas veces en concentraciones que generan impactos sobre el ambiente y sobre la salud de las personas. La contaminación tiene múltiples orígenes y efectos, pero se encuentra fuertemente vinculada con el desarrollo de la actividad productiva (agrícola, industrial, hidrocarburos, minería), como también con las emisiones del transporte, los efluentes cloacales y la generación de residuos en grandes centros urbanos”.
En este contexto, las niñeces de Catamarca se ven afectada por la producción minera. Así, el informe explica que “La minería incluye una diversidad de modalidades de explotación que van desde pequeñas canteras hasta emprendimientos de gran escala para extracción de metales. También explotaciones bajo diferentes tecnologías de aprovechamiento, como es la minería a cielo abierto, utilizada para la extracción de cobre y oro, entre otros; y otro tipo de intervención como la extracción de litio o potasio, que cuenta con procesos totalmente diferentes”.
El documento refiere que “Según CIPPEC , los impactos ambientales de la actividad minera se ordenan bajo cinco ejes: 1) uso y disponibilidad del agua, 2) afectación a la calidad del agua, 3) impacto sobre ecosistemas y biodiversidad, 4) residuos y manejo de sustancias tóxicas, 5) etapa poscierre y pasivos. En particular, las cuestiones vinculadas al agua han sido de alta conflictividad social en muchos proyectos metalíferos. No solo por la potencial contaminación del recurso, sino por los riesgos asociados a la gran demanda de volúmenes para los procesos productivos que, en zonas donde el recurso es limitante, puede competir con otros usos productivos (agricultura) o el consumo humano. Un tema a considerar en particular es la existencia de pasivos ambientales derivados de la explotación en décadas pasadas de yacimientos hoy cerrados”.
Así, en cuanto al riesgo y exposición asegura que para poder identificar las áreas de potencial afectación “se cuantificó la población de niños y niñas de 0 a 14 años que habita cada departamento donde existen proyectos mineros de gran escala en operación, construcción o exploración avanzada. De allí surge que, en total, 129.572 niños y niñas entre 0 y 14 años habitan estos departamentos, de los cuales Tinogasta, Belén, en Catamarca y San Rafael en Mendoza muestran índices de vulnerabilidad social alta”.