Desde Barcelona

UNO La noticia es que parece que era verdad eso de que en el momento de la muerte la vida de todo humano pasó y pasa y pasará frente a sus ojos ciegos en cuestión de segundos. La noticia es que Rusia se mete en/con Ucrania y que más de uno titula "Crónica de una invasión anunciada" y que más de otros, en cualquier momento, volverán a berrear "Imagine". La noticia es que los políticos se inutilizan por política. La noticia es que Rosalía lanza nueva canción/video. La noticia es que Rodríguez perdió cable-cargador (modelo que ya no se fabrica) de teléfono móvil (modelo que ya tampoco se fabrica). La noticia es que una cosa es ser obsoleto (ser plenamente consciente de que ya no se funciona y, por lo tanto, ya no se piensa en tantas cosas) y otra muy diferente la de ser obsolescente (ser consciente de que pronto se dejará de ser funcional, pero mejor no pensar en eso). Ahora, noche insomne y un obsolescente Rodríguez, quiera o no quiera (no quiere) piensa en eso y en eso otro.

DOS La noticia --Rodríguez de noticiero 24 horas-- es que, mientras un equipo de la Universidad de Tatu, en Estonia, estudiaba las convulsiones de paciente epiléptico de 87 años para ajustar tratamiento, éste murió. Y así, por primera vez, se registró la actividad del cerebro humano en el momento preciso del fallecimiento. Entonces, se observó banda específica de oscilaciones neuronales que se producen en relación con funciones cognitivas asociadas a los recuerdos. Una última voluntad de memoria, un estallido de lo que fue cuando ya no se es para que, ya muerto, se revivan momentos selectos de vida y obra completa que --pensó Rodríguez-- ojalá que sean felices: que se cuenten y se recuenten entre lo mejor que fue y que ya no será.

TRES Después, últimos alientos de cadáver político: Pablo Casado. Alguna vez joven promesa y luego presidente del Partido Popular español y ya no aplaudido por aquellos que lo aplaudían, porque es muy difícil aplaudir con un puñal en una mano. Rodríguez lo mira y piensa en que Casado, cazado, tiene cara de ya no querer recordar nada, de querer olvidar todo.

CUATRO Y, sí, en alguna parte Rodríguez se olvidó el cable-cargador de su teléfono móvil. Ambos obsolescentes. Rodríguez le muestra el segundo a vendedor oriental de uno de esos bazares Made in China donde puede encontrarse todo lo que ya no se encuentra en ninguna parte. El hombre sonríe paciente y como pensando "Ah, mis nietos tendrán a los tuyos trabajando a sus órdenes en mina de silicio". No hay, el hombre no le tira un cable. Y Rodríguez piensa en elchip --dale que te dale-- almacenando memoria de su vida entera. Ahí, en su mano, dentro de ese teléfono cuya carga se descarga dejándose ir con cadencia HAL 9000. Como quien se olvida de todo lo que tanto recordó, como esas personas que siguen vivas pero que ya no se acuerdan de nada...

CINCO ...con esa cara-de-shock y de por-qué-a-mí (versión mega-maxi-ultra-plus de la que se le pone a Rodríguez luego de ver/oír algo de Rosalía --también ella pasará-- titulado "Chicken Teriyaki"). La cara que tienen los que, de pronto, se despiertan en la pesadilla una nueva guerra (las guerras, se sabe, son esos productos que rompen todo pero que, a su vez, son irrompibles). El rostro herido de quienes ya no tienen más que la memoria de lo que perdieron. Cosas mucho más valiosas (pero tan difíciles de recuperar que cable-cargador de teléfono móvil) y que ahora son suplantadas por otras. Tanques por tierra baldía. Explosiones verticales en el horizonte. Bolsas del mundo vaciándose, suba de precio de gas europeo. Sean Penn haciendo otra de las suyas en Kiev. Terminator-replicante Putin sólo pensando en pegaresa rota Unión Soviética. Biden como cowboy más eclipsado que crepuscular. Retos de estadistas obsolescentes (entre las "duras represalias" está, ¡auch!, la "cancelación" del pabellón itroruso del Mobile World Congress de Barcelona por acto de guerra a desinformar vía TikTok con BangBoom), muy quietos, como móviles descompuestos. Antes no era así. Antes las cosas tenían arreglo o piezas de recambio. Antes no se fabricaba, advirtiendo ya en el estreno, triunfal fecha de vencimiento/expiración/bajada del mismo modo en que (con mayor o menor gracia/eficiencia, programando para desprogramación) se comunica a niño, además del "algún día todo esto será tuyo", también el "algún día todo esto dejará de ser tuyo porque tú ya no estarás". Antes (ahora lo funcional y jerarquizante y deseable parece pasar por alcanzar ese disfuncional momento off/k.o. para poder pasar al on/o.k. de modelo nuevo no necesariamente mejor) se fabricaba para resistir. Y durar/servir mucho era sinónimo de calidad y prestigio. Así, se heredaban autos y refrigeradores y, sí, sólidos y pesados y fijos teléfonos de negra baquelita que no hacía falta consultar, porque los números de amigos y enemigos eran inolvidables y se llevaban tatuados en el cerebro. Nah: ni Skynet ni Matrix: las máquinas eliminarán a los hombres sin necesidad de atacarlos; las máquinas se limitarán a dejar de funcionar para que los hombres ya no funcionen ni puedan recargarse.

SEIS Y Rodríguez, en la noche oscura y sin batería del alma, tiene una idea que le parece formidable: app-algoritmo para tonos telefónicos que sean (previamente almacenadas) las voces de quienes llaman. O que, también, sonasen de acuerdo al contenido de la llamada por recibir: feliz cumpleaños, "I Just Called to Say I Love You", marcha fúnebre, "Telephone Line", violines acuchillados de Psycho,no-es-número- equivocado-sino-que-me-equivoqué-yo-al-haberte-llamado-alguna-vez, "Back in the U.S.S.R.". Pero enseguida se le rompe el entusiasmo, se olvida, pierde el hilo de sus pensamientos como si fuese un cable-cargador de esos que ya no se consiguen. Y Rodríguez se pregunta --de aquí a vaya uno a saber cuándo, pero cada vez más pronto y cerca-- si en el momento de su desconexión lo asaltará esa visión en la que, sí, recordará cuándo y dónde fue que perdió ese cable-cargador. Y entonces, no puede evitarlo, imagina bombas y tormentas de fuego y furia (la suya) cayendo y estallando sobre Silicon Valley, California.

SIETE Y así noche se descarga en mañana. Y Rodríguez se dice que va a ser un/otro día muy largo. Y que transcurrirá entre bostezos y a la espera del milagro de que alguien llame para comentarle que (¿lo perdió la sala en la que vio la nueva y noble y cesarizada y tan perturbadoramente actual adaptación de Illusions perdues de Balzac?) encontró en un cajón de los recuerdos un viejo y senil cable-cargador como el suyo y que justo entonces su teléfono se quede sin energía. Y que pensará que si hay algo peor que el ser obsoleto es el ser obsolescente: que pronto todo lo que restará por sumar y asumir será que es inútil saberlo todo. Y que todo eso se perderá --en cuestión de últimos y voluntariosos y póstumos segundos-- como lágrimas en la lluvia o como cables-cargadores. Y que será imposible reponerse, porque ya no habrá repuestos.

OCHO "Fue noticia", se decía de aquello que era parte de la Historia. "Fue noticia" ahora, en cambio, es algo que ya fue aunque siga siendo pero se prefiere no recordar. Como estas obsolescentes pero ya casi obsoletas líneas: cables sin descargo alguno.

La noticia es que fue noticia que aún hay una pandemia.