El conflicto bélico entre Rusia y Ucrania continúa y genera incertidumbre respecto al impacto que puede llegar a tener en la economía argentina. Página|12 dialogó con cuatro economistas sobre las consecuencias que pueda tener la guerra en la economía local. El alza de los precios, tanto en los commodities como en los combustibles, y la presión inflacionaria son las dos principales preocupaciones. Además, hay dudas sobre la influencia que pueda tener sobre el acuerdo que está por cerrar Argentina con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
“El conflicto claramente tiene un impacto al alza en el precio de los commodities agrícolas, ya que implican un recorte abrupto en la oferta de la producción de materias primas de Ucrania (donde es el campo de batalla). Hay que tener presente que Ucrania representa el 10 por ciento de la producción mundial de trigo y maíz. Por otro lado, en lo que respecta a los combustibles, las sanciones a Rusia pondrán presión al alza en el precio del crudo y del gas (que luego de subir fuerte el día de la guerra, terminan la semana en los niveles de antes de la inversión)”, explica Francisco Mattig, economista de Consultatio.
El precio internacional de la soja refleja una fuerte suba en lo que va del año, ya que pasó de los 495 dólares el 3 de enero a 645 dólares el jueves pasado. A su vez, la tonelada de trigo sube 18 dólares, hasta los 340 dólares, mientras que la del maíz se incrementa en 13 dólares, para alcanzar los 282 dólares.
“Para Argentina esto tiene un impacto dual: la suba de las materias primas agrícolas nos favorece, pero la de los combustibles nos perjudica. La mejora en el precio de la soja, el trigo y el maíz, impacta básicamente en el frente externo (la cuenta corriente), diferenciándose de la suba en el precio de los combustibles en el sentido de que aquí el problema es fiscal (aunque obviamente una mayor cosecha derivaría en una mejora fiscal por la recaudación de retenciones, esta mejora es mínima)”, agrega Mattig.
“Puntualmente, la suba en el precio de los combustibles (gas y crudo) pone presión al costo de generación de energía eléctrica (más del 60 por ciento de la generación argentina es térmica y se hace en base a gas) y, por ende, demanda mayores subsidios, una línea que el Gobierno está negociando reducir en el acuerdo con el FMI”, concluye el economista de Consultatio.
Por su parte, Martín Burgos, coordinador del Departamento de Economía Política del Centro Cultural de la Cooperación, plantea que “va a haber una mejora en los precios internacionales de los commodities que puede ser duradera. Efectivamente por el lado de la soja, que ayer llegó a 640 dólares la tonelada, lo cual es un muy buen precio, que viene en el momento justo porque el mes que viene arranca la cosecha, eso es importante para el sector externo y el sector fiscal". "Desde ya que puede haber problemas inflacionarios, pero que tienen más que ver con los precios que con los costos con lo cual, si hay voluntad política, son cosas que se pueden se pueden manejar”, agrega Burgos.
Respecto al contexto de guerra y la presión inflacionaria, Mattig agrega que "la guerra viene a profundizar una dinámica que ya se venía dando: el costo de generación en USD ya venía subiendo un 30 por ciento en enero de 2022 versus el mismo mes del año pasado. El problema es que, debido a la devaluación anual del peso (que genera necesidades de más subsidios), también hay que hacer frente a una inflación en dólares. Esto podría traer problemas con el Fondo Monetario"
Por su parte, Alejandro Vanoli, director de Synthesis y ex presidente del Banco Central, discrepa con la idea de que el conflicto podría traer mejoras en el desarrollo económico y explica que "el aumento en el precio de los commodities que se ha disparado genera inflación, en todo el mundo y repercute en Argentina vía el encarecimiento de alimentos y energía que va a haber que atender. Esto va a generar volatilidad financiera y menor crecimiento mundial, así que este entorno de mayor inflación internacional y menor crecimiento global es malo para la Argentina. Particularmente también que crezcan mucho los precios de energía va a hacer más difícil la reducción de los subsidios fuera del tema inflacionario"
Vanoli menciona que desde el punto de vista del sector externo aparecen dos cosas: que aumentan nuestros exportables y las importaciones de gas y petróleo. “Ucrania y Rusia representan un 25 por ciento de las exportaciones de granos, esto es bueno en términos de precios pero hay que ver qué pasa con la cosecha, particularmente en Ucrania. A su vez, esto se ve compensado por importaciones más altas en términos de gas y petróleo, los cuales se encarecen mucho. Obviamente, a mediano plazo puede ser una oportunidad para desarrollar Vaca Muerta pero a corto plazo es negativo. A corto plazo va a haber una mayor inflación, mayor recesión y el efecto en el sector externo es ligeramente negativo”, concluyó Vanoli
“Este cambio de contexto internacional es relevante también para lo que es la negociación con el Fondo Monetario Internacional donde se vera la necesidad de mejorar los resultados fiscales, sobre todo por el lado de la recaudación, para poder reducir el déficit sin que eso implique modificar el gasto público”, señala Burgos.
“Me parece que el conflicto viene justo porque va a impactar positivamente en lo que son las retenciones, aunque no se muevan de la alícuota. Entonces, evidentemente ahí tenemos un nuevo contexto, que hay que mirar y que hay que tener en cuenta para poder transitar en estos años venideros”, concluye Burgos.
Vanoli afirma que "probablemente haya que revisar algunos datos y proyecciones pero creo que el acuerdo con el Fondo se concretará".
Juan Manuel Telechea, economista y director del Instituto de Trabajo y Economía (ITE), de la Fundación Germán Abdala, menciona que el aumento del petróleo es un factor que podría afectar directamente en el acuerdo con el FMI. “Estamos atravesando la última parte del acuerdo del Fondo Monetario Internacional, donde sabemos que uno de los puntos más difíciles de la discusión es el tema de las tarifas y entonces el precio del petróleo tiene un impacto ahí, sobretodo en estos días en que le puede agregar incertidumbre a la negociación y dilatar las cosas”.
“Y después, tenemos una cuestión típica de país periférico, que cualquiera de estos eventos internacionales nos afecran por el lado del tipo de cambio y en nuestro caso se podría manifestar a través de la brecha, aunque estos días está cayendo bastante. El otro factor que juega en contra y que ahora no está sucediendo es el precio de los commodities. Si hacemos una lectura más amplia y miramos lo que siempre pasa cuando Estados Unidos aumenta las tasas de interés que es que los commodities caen, ahora tenemos el precio de la soja muy alto y eso está jugando a favor. Es difícil dimensionar el efecto pero estas cosas son las que hay que tener en cuenta en estos tiempos”, concluyó el director del ITE.