Escuela de café

Pablo Mehanna

Omnipresente en la ciudad, el café es tal vez la bebida peor preparada en muchos, demasiados bares porteños. En este panorama de sabores quemados y granos torrados, han surgido aquí y allá algunos reductos que rinden culto a esta gran infusión. Lugares con máquinas para espresso apropiadas, calidad en la materia prima, pericia del barista y molido adecuado, para que todo culmine en un pocillo delicioso.

Santa, en Moreno al 800, es uno de esos lugares. Un local pequeño con barras y banquetas, presidido por una Nuovava Simonelli (la Ferrari de las máquinas de café), con algunos carteles en sus paredes que funcionan a modo de declaración de principios de la casa (“Las lágrimas son para momentos tristes”).

De las manos de los baristas salen espressos perfectos ($40 el simple, $50 el doble) con la capa de crema (natural de los granos) bien marcada y densa; también ricos flat white ($50), preparados con dos shots de café y una fina capa de leche espumada por encima, que adquiere un dejo dulce por la acción del vapor en la proteína del lácteo.

Para acompañar sirven alfajorcitos de maicena, brownies, budín de banana o las consabidas medialunas. Pero las palmas se las llevan las galletitas de limón ($15) en el justo equilibrio de acidez, manteca y azúcar; adictivas, se deshacen en la boca. Para aquellos que prefieran optar por un desayuno más hippie, la casa ofrece yogur con granola ($60). Vale la pena mencionar que, tanto los bocados dulces como el yogur y la granola, son provistos por pequeños emprendedores, que aseguran buena materia prima y un producto final libre de conservantes.

Los mediodías Santa suma un almuerzo por $120, con plato principal (por ejemplo, tarta o una hamburguesa vegana) más jugo de la casa y café. Buen precio teniendo en cuenta la relación con la calidad, en un barrio donde no sobran ofertas para despachar un almuerzo correcto y saludable.

Cafetería de especialidad con granos de Colombia y buenos bocados, hacen de Santa uno de esos lugares que tienen tanto para enseñar a las cafeterías tradicionales porteñas.

Santa queda en Moreno 818. Teléfono: 4342-4509. Horario de atención: lunes a viernes de 8 a 19, sábados de 10 a 14.


Seguí la luz

Pablo Mehanna

Allá donde Belgrano se va desgranando en Núñez, entre un mix de torres y casas de una planta, y atrás de un paredón que nada lo anticipa, se oculta Luz Mala, un bar de tragos que apuesta a la calidad. Luego de tocar timbre y traspasar un pequeño patio, se abren las puertas de los distintos espacios que componen el bar: un patio techado, una sucesión de pequeños livings con sillones y sillas bajas y, al fondo, la imponente barra de granito negro. Música que anima pero no entorpece la charla y la iluminación bien elegida logran un ambiente tan íntimo como relajado.

La barra está comandada por bartenders que saben lo que hacen. Dos enormes pizarrones pintados por artistas de la tiza (se nota el cuidado por el detalle) ofrecen tragos de la casa. En muchos casos, reversiones que logran mantener el espíritu original, como el Bloody Mary Luz Mala con almíbar de cayena, vinagre de jerez y jugo de morrones con tomate, que a primera vista suena arriesgado pero que logra el equilibrio entre el picante, el dulzor y la acidez. Por supuesto que la carta también guarda su espacio para los clásicos de siempre ($140 a $170) y una surtida selección de whiskies y licores para todos los gustos y bolsillos.

La carta de comidas está mas cerca a la un restaurante que a la de un bar, tanto medido en variedad como en calidad. Se puede comenzar por unos bastones de mozzarella ($150, bien crocantes y en fritura perfecta) o una provoleta a la la plancha ($160). Ricas y de buen tamaño las mini hamburguesas ($180), aptas para que coman dos o piquen cuatro.  

De cocina salen principales ($210 a $255) que van desde la ineludible bondiola a la cerveza negra, pasando por ñoquis, risotto, hasta un salmón rosado en costra de coco.

En resumen: muy buena ambientación, coctelería que destaca y una comida que acompaña con orgullo. Ya la clientela responde llenando el bar noche a noche, incluso los domingos. En ese pasillo oscuro que es la noche barrial de este Belgrano/Nuñez, vale la pena seguir la luz de Luz Mala. 

Luz Mala queda en Arcos 2950. Teléfono: 6857-8700. Horario de atención: miércoles de 19 a 2, jueves y viernes de 20 a 3, sábado de 21:30 a 4, domingos de 19 a 1. 


Atención personalizada

Pablo Mehanna

No es fácil para las vinerías de barrio competir con las grandes cadenas del ramo ni con los precios  de los supermercados chinos, que cada tanto parecen rematar botellas a precio vil. Por eso, es una buena noticia que Catarsis haya cumplido más de diez años de vida en el barrio de Boedo. Un cartel discreto y el nombre como estandarte, sobre la calle Carlos Calvo de doble mano, este local de buen tamaño y grandes ventanales es atendido por sus propios dueños desde su apertura, allá por el inestable 2001.

A fuerza de buen trato, atención personalizada y consejos inteligentes, Catarsis se fue ganando un lugar en el consumo de los vecinos. Y buena parte se debe a las catas que, a precios realmente accesibles, se organizan para presentar vinos y bodegas muchas veces no tan conocidos, o sencillamente para recibir habitúes en reuniones informales y degustaciones abiertas en las se presentan cinco etiquetas de dos varietales. Todo esto, por la módica suma de $100; la intención es que sea realmente accesible. Eso sí: para participar de estas convocatorias se requiere previa inscripción en el Facebook de la vinoteca. 

Las ofertas disponibles también se pude revisar online: es común encontrar packs de tres botellas a precio promocional o descuentos del 25% a partir de la segunda botella. También, a tono con los tiempos que corren, la casa ofrece una buena variedad de espirituosas importadas y una surtida sección dedicada a la cerveza, con una buena selección de distintos países e incluso algunas artesanales de origen nacional.

Acercándose al deli, por fuera del alcohol hay una pensada selección de productos, que incluye salames de Caroya, quesos de cabra u oveja, y encurtidos entre otros. Y vale la pena probar el aceite de oliva envasado con marca propia en Mendoza: muy buen aceite que compite mano a mano con las mejores marcas nacionales.

Vinería que resiste y se hace fuerte en Boedo a fuerza del contacto con los vecinos, precios ajustados y atención personalizada. Se sabe: la mejor Catarsis se hace con una copa en la mano.

Vinoteca Catarsis queda en Carlos Calvo 4242. Teléfono: 4925-8585. Horario de atención: lunes viernes de 10 a 21; sábados de 10 a 14 y de 17 a 21.