Así maulló Zaratustra
Hace unos cuantos años, comprendió la artista rusa Svetlana Petrova que grandes obras maestras de la pintura –de distintos siglos, estilos, artistas– podían ser tantísimo mejores si tan solo les agregaba… un gatito. No cualquiera, dicho sea de paso: su micifuz anaranjado, Zaratustra, gordiflón adorable que empezó a irrumpir en cuadros de Degas, Monet, Botticelli, Kahlo, Ingres, Rubens, Rembrandt, Miguel Ángel, Da Vinci o Vermeer, photoshop mediante. “Este gato encantador nos lleva de paseo por la historia del arte”, cosechó elogios de medios de todas las latitudes Zaratustra, que ha sabido derretir corazones, todavía más blanditos que los relojes de Salvador Dalí en La persistencia de la memoria. Pieza donde, obviamente, el minino también ha aparecido. ¿Lirios y girasoles de Vincent van Gogh? Mordisqueados con saña por el implacable minino. El beso de Klimt, inter-especie: entre el galán y un felino que, además de tener su propio libro (Famous Masterpieces Improved by a Ginger Cat with Attitude), se renueva constantemente en Fat Cat Art, su cuenta de Instagram. Contra viento y marea, todo sea dicho, porque como compartió una desconsolada Svetlana hace un mes y monedas, “Su presencia en el arte es gloriosa, y el arte nunca muere”. Estaba dando la noticia más triste: Zaratustra había muerto con 16 pirulos, a causa de una pancreatitis que presentó complicaciones. Así las cosas, Petrova no soltará el proyecto, de ninguna manera. Seguirá plantando en cuadros al compañero felino que la salvó de la depresión tras fallecer su madre, a partir de imágenes de archivo, que tiene y a montones. Con el visto bueno de la criatura, presuntamente. “Estoy listo para continuar nuestro viaje a través de los siglos”, las palabras desde el más allá del curvilíneo animal, que firmaba el mensaje como corresponde: “Así habló Zaratustra, el Gato”.
Sensual olor a panceta
Que el mundo muchas veces no tiene sentido, no es precisamente novedad. Inexplicable, verbigracia, el perfume lanzado por los productores de patatas de Idaho con aroma a fritanga, que esta sección mentó semanas atrás. Así las cosas, más irrisoria aún resulta una fragancia que acaba de salir en Gran Bretaña, que tienta los sentidos con sus notas... de panceta. Lo más peculiar del caso es quién la ha producido: una empresa de alimentos ¡vegana!, dedicada a los alimentos a base de plantas. “Esto debería ser una broma, pero no lo es. Hemos fabricado 120 botellas de Eau de Isn't Bacon, y sí, huele divino”, la declaración de la firma THIS, que vende pollo que no es pollo, albóndigas que no son de cerdo ni cordero, salchichas alternativas, entre otros sustitutos que replican la apariencia, el sabor y la textura de pollo, cerdo o cordero. “Hemos pasado años desarrollando nuestros productos, y el resultado es un montón de comida que te permite comer carne virtualmente, sin matar animales”, anota en su web THIS, que ha dado un paso más allá de las papilas gustativas, buscando conquistar territorios nasales. A partir, según han explicado desde sus filas, de una investigación reciente: una encuesta que indicaba que uno de cada tres británicos consideraba que el tocino estaba entre “los olores más sexis” que existen. Eau de Isn't Bacon, sobra decir, no tiene ni pisca de extracto de bacon verdadero: es un perfume absolutamente vegano, creado a partir de mezclas vegetales, con “aromas ahumados, amaderados, sabrosos, garantizados para seducir incluso a los más carnívoros”. Lo que sí: la compañía dejó asentado que no se haría responsable “por ningún romance que saliera mal si una de las partes se porta como un chancho”. Chascarrillo aparte, con toda seriedad, las 120 unidades volaron en un pispás, en menos de media hora, para desilusión de las 25 mil personas que solicitaron su botellita y se quedaron con las ganas. Otro tanto se habrá quedado con una confusión supina: ¿para qué diantres alimenta una compañía vegana la atracción desmedida por la panceta? Dudas...
Sorprendente y BOElocuente
En las antípodas de cualquier cuenta que comparta información con mínimo salazón, la gracia brilla por su ausencia en el Twitter del Boletín Oficial del Estado español (BOE por sus iniciales), donde se publican leyes, disposiciones, etcétera. De recorrida por sus posteos, lo habitual será toparse con mensajes de esta guisa: “Nuevo Código de Aguas de Consumo Humano. 277 páginas y 25 disposiciones en permanente actualización. Gratis en PDF y ePUB. Estantería de Medio ambiente”. O sea, bastante soporíferos. Y sin embargo, la “cuenta institucional por excelencia” –como le llama el diario El País, apuntando que su perfil es aséptico, “manejado por humanos con apariencia de robot”– hizo algo que dejó a España patidifusa. Resulta que la persona que maneja la red “hizo algo extraordinario”: por primera vez en su historia, días atrás, a la cuenta –que no seguía a nadie– se le dio por darle follow a una persona ¿A Pedro Sánchez? ¿A la Casa Real española? ¿A Rafa Nadal? Oh, no: empezó a seguir a Bizarrap, damas y caballeros, el joven DJ y productor argentino, máquina de hacer hits traperos con L-Gante, Nicki Nicole, Nathy Peluso, etcétera. Las bromas, por supuesto, se sucedieron a la velocidad del rayo entre internautas españoles: “Se acabó el estado de alarma, llega el estado de armarla”, “Ministerio del perreo”, “Una perra sorprendente curvilínea y BOElocuente”, “Esperando versión audiolibro del BOE con base de rap”, entre ellas. “Hay que decir que aquello no fue un minuto. No, no. El BOE estuvo siguiendo a Bizarrap durante casi cuatro horas. Alguien, ojalá que Pedro Sánchez, llamaría a los funcionarios del BOE para decir que una cosa era ser serios y otra parecerlo. Así que el BOE dejó de seguir al muchacho argentino. Y el pueblo, al enterarse de que Bizarrap dejó de ser el primero y el único, se vino muy abajo: ‘Qué feo esto’. ‘Duele más tenerlo y haberlo perdido’”, relata el mentado rotativo sobre episodio con corolario aburrido: seguir –hoy día– no sigue a nadie. El BOE ha vuelto a cero.
A menina do xadrez
“A Cibele Florencio, de 24 años, siempre la han llamado Bele, pero desde inicios de este año también es conocida por otro apodo: a menina do xadrez”, cuenta el rotativo brasilero Folha de São Paulo sobre esta muchacha de ascendente fama por haber clasificado para el Campeonato Mundial de Ajedrez, que se celebró en Polonia a fines del diciembre pasado. Normal el interés en su historia: Cibele –que vive en Macaíba, Rio Grande do Norte– es una joven la mar de humilde, que persiguió su vocación como ajedrecista en forma autodidacta, compaginando su hobby con su laburo limpiando casas dice horas al día. Logrando, dicho sea de paso, descollar en el juego. “Había días en los que volvía tan agotada a mi hogar que ni siquiera podía entrenar por las noches”, contó. La chispa por el ajedrez, tenido por deporte de élites, se encendió en Cibele a los nueve años, cuando tuvo clases obligatorias en la escuela: “Me llamaron la atención las piezas, nunca había visto algo tan hermoso”. Aunque empezó a competir entonces, era un lujo incompatible con su realidad cotidiana, amén de una madre que criaba –con escasos recursos– a siete hijos. Luego, alcanzada la mayoría de edad, Bele comenzó a trabajar como empleada doméstica y los ratos de juego se volvieron aún más dispersos. Aún así, el pasado año, ayudada por dos empleadores, logró abonar la inscripción para el Campeonato Nacional Brasileño de Ajedrez, y quedó en segundo puesto, tanto en la modalidad rápida (quince minutos para cada jugada) como en la blitz (apenas tres minutos), lo que le garantizaba una invitación al mundial en Polonia. Pero tenía que costearse solita la inscripción, el viaje y la estadía. Y Florencio no tenía ni dinero ni pasaporte. Tampoco sabía otro idioma. Nunca había salido del noreste. Y es madre soltera de un purrete de cinco años, al que cría con la ayuda de su familia. Así las cosas, el caso de la campeona estatal y subcampeona nacional de ajedrez –tenida por la Gambito de Dama local– llegó a oídos de más y más gente. Un doctor, Marcelo Cascudo, escuchó su historia por la radio y se hizo cargo del pasaje aéreo y del hotel. Sus empleadores, Ana Lígia y André Borges, a quien hoy Cibele llama madrina y padrino, ayudaron con el pasaporte y la ropa de abrigo. También la llevaron al aeropuerto el 24 de diciembre, le dieron consejos sobre cómo desenvolverse en el extranjero y le prestaron una tarjeta de crédito para emergencias. “Gastó poco y nada, y solo porque le insistimos que comiera bien”, relata el matrimonio. Si bien no recogió títulos en el mundial, sí trascendió su nombre y se supo lo mucho que ha currado por motu proprio para dominar el deporte. Y es que expertos han analizado su estilo y reconocen que tiene un talento descomunal. “Cuidado con el peón, que si corona, puede convertirse en reina”, bromea la veinteañera, que aspira a dedicarse exclusivamente al ajedrez. Si bien de momento aún no ha sido posible, su suerte está cambiando: empezó un nuevo empleo en el Hospital Rio Grande, que también se convirtió en su patrocinador. Y en breve comenzará a tomar clases en la Facultad de Educación Física de Uninassau, que le otorgó una beca. Además, maneja una agenda digna de celebridad: llena de eventos y entrevistas, impensables para una chica tan tímida. “Estoy aprendiendo a perder la vergüenza”, dice ella, y exclama con palpable entusiasmo: “¡Me encanta!”