Ariel Gauna, recordado por su activa participación como actor en uno de los históricos elencos de El Rayo Misterioso, retorna a la escena, ahora dirigiendo Migas. Teatro físico, una propuesta que, desde el título, pareciera hacer algún guiño a las metodologías implementadas por el teatro laboratorio que coordina Aldo El‑Jatib. "Comencé a hacer teatro a los 15 años, participando en comedias, sainetes, trabajos que tenían que ver más con lo social, pero la formación más fuerte fue junto a El Rayo Misterioso, allí encontré una relación intensa entre lo que yo pretendía del teatro y el cuerpo", dice Gauna a Rosario/12, reafirmando esa mirada que sigue sosteniendo actualmente, más allá de algunas diferencias de matices.

La obra, que podrá verse todos los viernes de junio a las 22 en Espacio Bravo (Santiago 150), es protagonizada por Analía Torti, actriz vinculada a la expresión corporal, cursando estudios en la Escuela de Danzas Isabel Taboga, con maestros como Norberto Campos, Griselda Montenegro y Cristina Prates. A partir de su encuentro con figuras de la danza local como Ana Varela o Cecilia Colacrai, por nombrar sólo algunos de sus maestros, Torti se conecta con el mundo de la danza, formándose con referentes nacionales e internacionales como Carlos Casella, Gustavo Lesgar y Leticia Mazur.

‑ ¿Cómo se produce este encuentro entre los dos, para armar este trabajo?

- Analía venía trabajando en solitario con proyectos que tenían que ver más con la performance, con una duración breve, que se podían mostrar en distintos ámbitos. En el 2014 ella comienza a gestar una nueva producción con estas mismas características y me invita a presenciar algunas ideas que venía trabajando, me pareció que ese material en bruto que estaba proponiendo tenía chances de arribar a una experimentación más rica y extensa, así que le propuse que pensara en una propuesta de obra más amplia.

Ese fue el germen de lo que sería Migas y de alguna manera el retorno a la dirección de Ariel Gauna, más ligado en los últimos años con la actuación y algunas producciones relacionadas con el cine. "En ese material que me mostró Analía había elementos que me gustaron muchísimo, como el pan duro, que me pareció un elemento inspirador en estos tiempos, un elemento icónico que atraviesa todas las culturas. Ese fue nuestro encuentro y desde allí fuimos trabajando en la construcción de nuestra propuesta", dice.

En Migas. Teatro físico el espectador -‑según sus responsables-‑ será invitado por la protagonista a viajar en el tiempo bajo la imagen del recuerdo, donde la postura de la actriz se recompone totalmente para transformarse en una mujer fresca que evoca sus años de juventud y el baile como expresión de libertad y goce. La conjunción del trabajo de dos creadores como Torti y Gauna, define al teatro físico como "forma de introducirnos en la posibilidad de crear una poética desde el movimiento, desde la gestualidad, quizá más alejada de un teatro naturalista o de la inclusión de textos. Nos interesa ese entramado y pulsión que generan los cuerpos en el hecho comunicacional", dice el director a Rosario/12.

El grupo de Migas se completa con el aporte técnico de Mauro Cappadoro, el vestuario de Rita Rojas, los objetos creados por Daniel Gauna y el área musical compartida por Augusto Trapani y el propio Ariel Gauna. "Tengo algunos conocimientos musicales, pero ya hace unos años que trabajo con la experimentación de sonidos digitales en la composición de texturas sonoras para algunas producciones de video‑danza que venía haciendo. La sonoridad para Migas fue diseñada exclusivamente para la obra y se relacionaba con esa textura del campo", explica Gauna.

Según comenta a este diario, el director trabajó a partir de sonidos de perros, ranas, loops de una obra en construcción y los obreros, que se constituyeron en algunas de las sonoridades que necesarias para crear un todo en escena.

- ¿El tema de la mujer aparece como marca de época o es una búsqueda de la experimentación en el cuerpo de la protagonista?

- En el transcurso de este proceso de construcción de Migas quisimos plantear ese cuerpo en escena como un cuerpo universal. Se pueden apreciar movimientos que a lo mejor en algunos casos refieren más al hombre, al trabajo más rudo, de fuerza, y por momentos marcadamente a los gestos femeninos. La idea es universalizar ese cuerpo sin género. Por supuesto que uno lo relaciona inmediatamente con la mujer porque es lo que aparece en escena. Luego está la interpretación que cada uno le quiera dar.

Director y actriz trabajaron durante dos años para llegar a estrenar, respetando el ritmo de los dos, intentando un trabajo de búsqueda donde aparecen algunos textos de John Berger y Oliverio Girondo y algunas conexiones con el mundo de lo cinematográfico. "Tomamos de esos autores esas palabras tan desprovistas y esa poética de lo crudo, de lo desmaquillado. Lo del cine tiene que ver con mis prácticas en la cercanía al ensayo, al documental, una incorporación que viene del aprendizaje con Gustavo Galuppo, que fue mi maestro, y se plasma en la obra con esa rítmica segmentada de imágenes cercana al cine", dice Gauna que aprovecha, desde la dirección, sus experiencias en los cruces de lenguajes entre distintas disciplinas artísticas.