“Todos me dicen ‘Pablo, quédate tranquilo’”, contó en tono de impotencia Pablo Solís, niyat de la comunidad wichí de La Puntana, ubicada en Santa Victoria Este (SVE), municipio del departamento Rivadavia. La frase llega después de responder varias consultas tras la muerte de otra beba de un año y dos meses perteneciente a esa población. La tercera que fallece en lo que va de este año en la comunidad.

Ruth Pérez, de un año y dos meses, falleció ayer en la madrugada en el Hospital Juan Domingo Perón (ubicado en Tartagal, ciudad cabecera del departamento San Martín), tras haber sido trasladada el lunes pasado desde SVE.

“No sabemos hasta ahora de qué falleció porque no se entiende que dice”, afirmó Solís. Y es que solo contaba con un certificado de defunción del cual se dedujo que la muerte fue por un “paro cardio respiratorio” causado por “sepsis” (infección), que al lado tiene una barra que parece decir que la causa de ello fue “gastrointestinal/respiratoria”.

Por el momento no se había tenido contacto con la familia, dado que ayer todavía estaban en Tartagal esperando el trámite del traslado, tanto de ellos como del cuerpo de la bebé para darle sepultura. Hasta donde pudo saber Solís, la beba es hija de un joven matrimonio que tiene por lo menos dos hijos más.

En el informe oficial que el Ministerio de Salud Pública de Salta entregó a Salta/12, se detalló que la beba ingresó al hospital victoreño el lunes a las 13.15 derivada desde Santa María, paraje cercano al municipio “en compañía de sus padres, quienes refieren cuadro de diarrea de 5 días de evolución”. Es así que el diagnóstico fue de “deshidratación moderada”.

Tras disponer de un tratamiento se logró “buena evolución de la paciente” y a las “16 se reevalúa paciente reactiva se indica plan de hidratación”. A las 20.30 se “observa abdomen distendido y tiraje subcostal, afebril con satírico de oxígeno (SO2) del 96 por ciento”. Pero media hora después, la niña empieza a saturar al 94 por ciento “con mayor dificultad respiratoria por lo que se decide derivación” al Hospital tartagalense a las 22.

Al seguir con tratamiento de hidratación, a las 2 del martes, la beba sufrió un paro cardiorrespiratorio y los análisis de laboratorio indican el combate de una infección y anemia. El parte sostiene que pese a continuar con los esfuerzos, la niña hizo un segundo paro cardio respiratorio a las 3.45 y tras los esfuerzos de reanimanción, falleció minutos más tarde.

Otras muertes sin conocerse

En enero pasado uno de los bebés fallecidos a causa de la covid-19, según indicó la información oficial, era nieto de Solís. El niyat salió entonces en más de un medio local y nacional contando las realidades que atraviesa la comunidad, que sobrevive los avatares de las crecidas del río Pilcomayo, la falta de agua en los domicilios, la intransitabilidad de caminos, la falta de médicos o de ambulancias en el lugar, además de ausencia de un destacamento policial.

El camino a La Puntana, cuando llueve. 

Desde que se informó sobre estos primeros fallecimientos, el ministro de Salud, Juan José Esteban, arribó al territorio. Pero “se están muriendo los chicos, por lo que algo está fallando en el sistema de Salud”, afirmó Solís. En este punto, como ya lo vienen diciendo por lo bajo otros dirigentes, afirmó que “hubo casos (de fallecimientos de niños y niñas de las comunidades) que no se hicieron conocer”.

Reconoció que, no obstante, tras las dos primeras muertes de criaturas en enero “hubo un poco de mejora en las atenciones médicas y trajeron medicamentos como nunca”. Pero para la comunidad, que cuenta con unos 3500 habitantes, aún falta “aunque sea un mini hospital, con ambulancias y más servicios” médicos. Pues, a entender de Solís, por las limitaciones que tiene el centro sanitario que les corresponde “podemos decir que es solamente una sala de primeros auxilios”.

El pedido de los caminos es de al menos “hace 30 años”. La solicitud implica que se enripie el camino vecinal que se extiende por 18 kilómetros desde La Puntana hasta la ruta provincial 54, que une a SVE con Aguaray (en el departamento San Martín). Con las lluvias, el camino queda intransitable. Aunque Solís afirmó que en principio el gobernador Gustavo Sáenz se había comprometido a acondicionar la vía de comunicación, luego desde Vialidad de la Provincia dijeron a otros referentes de las comunidades que no les correspondía a su jurisdicción por ser un camino vecinal. Esa arteria es la que a su vez comunica con la frontera boliviana, siendo el último límite nacional el de Hito 1, ubicado a dos kilómetros de La Puntana.

Solis agregó que si bien se inauguró uno de los pozos de agua nuevos en la zona y fue entubado “falta todavía la conexión a los domicilios”. Calculó que se necesitan “30 kilómetros de mangueras” para llegar a todas las casas, incluso las de aquellas familias que fueron “corridas” por la crecida del Pilcomayo. Este año, detalló el niyat, algunas familias se tuvieron que trasladar unos tres kilómetros de donde estaban para volver a asentarse, intentando que una nueva crecida no los alcance.