Se cumplen dos años de la jura de Marisa Graham como Defensora de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes de la Nación, un cargo que había estado vacante durante quince años y con el que se creó un organismo nuevo y autárquico con el fin de velar por la promoción y protección de los derechos de este sector. En esta entrevista hace un balance de su gestión y plantea algunos desafíos, entre ellos, debatir sobre el avance hacia una renta universal por hijo y erradicar la violencia cotidiana con la que todavía seguimos educando a nuestros hijos e hijas.

Marisa Graham es abogada, especializada en temas de derechos humanos, en particular, de las niñas, niños, adolescentes y sus familias. Es profesora de grado y de posgrado en la Universidad de Buenos Aires. Ocupó varios cargos en los gobiernos de la Provincia de Buenos Aires, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y la Nación antes de ser elegida, luego de un concurso que llevó casi tres años, para este puesto.

--Cuando asumió la mitad de las niñas, niños y adolescentes estaban debajo de la línea de la pobreza. Usted planteó como uno de los objetivos erradicar la pobreza y el hambre. ¿Qué ha hecho?

--La pobreza, la indigencia, se acelera mucho la República Argentina a partir del segundo semestre del año 2017. Después viene la pandemia. Entonces, las primeras cosas que le dijimos al gobierno incluso sobre la pandemia, sobre todo la cuarentena, es que va a ser que se pierdan más empleos y más adultos van a ser pobres, indigentes, por lo cual tenemos que tener una política destinada a las familias, niñas, niños y adolescentes.

--¿Qué propusieron?

--Primero fue el tema de que la Asignación Universal por Hijo (AUH), una política muy importante desde el año 2009, porque la AUH se encamina hacia la asignación universal o el ingreso universal para todas las niñas, niños y adolescentes que es lo que tenemos que debatir para un futuro. Con la pandemia tuvimos que revisar y decir ahora vayamos por todas las nenas, nenes, chicas y chicos que por distintas razones no reciben la AUH y debieran recibirla. Empezamos a trabajar con Ansés y pusimos en cuestión el tema de las condicionalidades que tiene.

--¿Cuáles son las condicionalidades?

--Salud y educación. Nos encontramos con que ya había un montón de chicas y chicos que desde el año 2017 se les había dado de baja y no los habían levantado nunca. Entonces empezamos a trabajar en cómo hacer para que las bajas 2017-2018-2019 subieran automáticamente.

--¿De cuántos estamos hablando?

--370 mil. Por el otro lado, también propusimos que cambiara esto de que si la mamá no presenta la libreta con cumplimiento de las dos condicionalidades (el 94% de la de las que perciben la AUH son mujeres) se dé de baja la asignación. Eso se logró con el decreto 840 de 2020: no se da de baja la asignación y en todo caso lo que no se percibe hasta que se presente la libreta es ese 20% que los adultos responsables cobran en diciembre de cada año (La AUH se cobra el 80% por mes y un 20% a fin de año). El otro tema central es el de los monotributistas que también se sumaron en el decreto 840 y en parte tiene que ver con incidencia y pedido que hizo la Defensoría. Por el otro lado, después hubo una gran ayuda, las IFE, pero cuando desaparecieron hablamos de nuevo con el ministro de Desarrollo Social para plantearle con qué la va a suplantar. Entonces apareció la Tarjeta Alimentar (TA) con el objetivo de que ese ingreso fuera directamente a alimentos, que es lo que hay que garantizar. Fue un ingreso, pero para familias con chicos hasta seis años. Entonces trabajamos en cooperación con Daniel Arroyo para que la TA fuera a toda la familia con hijos menores de edad, es decir hasta los 17 años. Finalmente logramos que fuera hasta 14 y eso tiene un impacto importantísimo. Antes de la ampliación a 14 años llegaba a 1.500.000 de familias, y pasó a 2.500.000 se sumaron un millón de familias donde viven 3.700.000 pibes, 1.200.000 de pibes más que antes.

--Decía que se propone avanzar a un ingreso universal a la niñez. ¿Cómo sería? ¿Cómo mejoraría la situación actual?

--Si yo tomo el artículo 26 de la Convención sobre los Derechos del Niño no habla de ninguna condición para acceder a la Seguridad Social, por un lado. Y, por otro lado, en el ingreso universal, no distingue las situaciones de las familias. Entonces los nenes de los ricos también van a recibir Asignación Universal. Sí podrán recibir la asignación universal o como se llame y después por Ganancias se podrá ver cómo te devuelven eso que reciben. A nosotros nos parece que a veces la asignación universal genera cierta discriminación, hay que recordar siempre que un legislador nacional dijo que la AUH se va por la canaleta de la droga y el alcohol, y si hay una presunción se genera una discriminación.

--Hace unos días salió también el dueño de un restaurante escrachando a gente que pagó con la tarjeta de la AUH.

--¿Por qué no pueden ir a comer a una pizza? Los niños, todos los nenes y las nenas, tienen derecho alguna vez a sentarse en un restaurante. Por esto es mejor no hacer distinciones y que todos reciban una renta universal mínima. Y no es que quisiera esto ya, si no que empecemos a debatir sobre la posibilidad de un ingreso universal para las infancias y adolescencias, un debate que la Argentina se debe.

--Uno de los problemas que encontraron es la falta de políticas para las adolescencias.

--Sí. Hay mucha demanda de una política particular para una etapa particular de la vida donde más que preguntarle qué necesitan también hay que preguntar ¿qué creés que te interesa? Es una etapa donde uno elige y desecha: “yo ahora no quiero la guitarra porque quiero ser astrónomo. Ahora quiero ser veterinario, no, es difícil quiero ser músico quiero tocar el violín...”.

--Algunos ni siquiera pueden imaginarse todas esas opciones.

--Entonces, lo que nosotros pretendemos es que todas las chicas y los chicos tengan el mismo menú de oferta para elegir. Algunos te van a decir yo no quiero nada y ese es el peor problema, hay que trabajar para que surja un sujeto que desee algo.

--Una época en que aparecen maternidades como único destino posible.

--Alguna vez a mí me han contestado: “Por lo menos ahora tengo algo, que es mío”. Claro, esto es complicado. Esa política tiene que dirigirse a todas y a todos, no a los pobres nada más. Hay circunstancias que atraviesan todas las clases sociales. Te digo dos: las adicciones, un problema por supuesto no privativo de las adolescencias; el otro es la autolesión, que la he visto en chicas y el chicos en situaciones de pobreza extrema y la he visto en chicos y chicas de capas medias y altas, lo mismo que la ingesta de alcohol.

--En el informe de marzo del 2020 a marzo el 2021 recibieron 377 consultas y denuncias. ¿Y el último año?

--Ese número se triplicó.

--También hacen recomendaciones ¿son vinculantes?

--No. Pero hay dos recomendaciones que fueron bastante bien recibidas. Una sobre abusos sexuales, los defensores de menores, la utilizaron bastantes y sabemos también de sentencias que han utilizado la recomendación.

--¿Tiene relación con el mal llamado Síndrome de Alienación Parental (SAP)? ¿Qué proponen?

--Nuestro rechazo al SAP, a la revinculación parental es uno de los temas que trae la recomendación. Más allá de esto, pedimos que le crean a los niños y a las niñas pero después necesitamos que continúe la causa penal, porque a veces las medidas en el fuero civil se sostienen hasta que haya sentencia o algún pronunciamiento desde lo Penal.

--¿Qué desafíos tiene por delante?

--Queremos ver cómo cada una de las provincias aplica los protocolos en la vuelta a la escuela pero además tenemos una gran preocupación por los chicos y las chicas que ya se habían ido incluso antes de la pandemia de la escuela, cómo vamos a hacer para que la escuela los vuelva a recibir. El otro desafío importante para el país es poner en la agenda los derechos de las infancias y las adolescencias. Que haya un gran una gran concientización y sensibilización, de por ejemplo, una vida libre de violencia para las nenas y los nenes. El maltrato familiar, el maltrato cotidiano, las micro violencias en aras de educar a los hijos: el coscorrón, el mechoneo, el zamarreo, los insultos. Es un gran desafío cómo acompañamos el crecimiento de nuestras hijas y nuestros hijos con métodos que no sean violentos y para eso hay que dedicar más tiempo, más calidad de tiempo y hay que usar más la palabra y no avasallar el cuerpo de los niños.