La "violencia machista extrema", con "dominación, cosificación, humillación y perversidad", a la que Oscar Racco sometió a María Eugenia, durante 23 años, está en análisis de la Cámara Penal de Rosario, que revisa el fallo del año pasado con el que sentenciaron a 26 años de prisión al mecánico. La mujer pudo salir del calvario a mediados de 2019, y tras ello se inició la investigación por los delitos de privación de la libertad, reducción a la servidumbre y abuso sexual agravado. Ante el reclamo de apelación de la defensa del acusado, Fiscalía pidió que la sentencia sea confirmada.
Hace seis meses, un tribunal de primera instancia tuvo por acreditados los "vejámenes, amenazas, violencias, tormentos y metodologías utilizadas para someter, quebrar, despersonalizar y dominar psíquicamente a María Eugenia". Así lo expresaron, en agosto de 2021, los jueces Nicolás Vico Gimena, Rafael Coria y Nicolás Foppiani.
Tal como relató la víctima, en los primeros momentos, "fue encerrada con llave en un cuarto, encadenada, sometida a palizas permanentes, desnudez forzada, afeitado de cabeza, violencia verbal, (y estuvo) obligada a orinar en un tarro". El fallo que ahora analizan tres camaristas, describe que "la víctima manifestó que su terror fue tal que pasaba horas sin moverse del miedo".
Para el tribunal del juicio, el testimonio de María Eugenia fue un "sólido pilar", sumado a otras declaraciones y elementos que llevaron a la condena. En la audiencia de apelación de la semana pasada, la defensa cuestionó que "la única prueba incriminante fue la declaración de la víctima", y pidió absolución o reducción de la pena.
La fiscal Luciana Vallarella recordó ante los camaristas Gustavo Salvador, Alfredo Ivaldi Artacho y José Luis Mascali -que deberán resolver- los padecimientos a los que fue expuesta la víctima y el control que Racco ejercía sobre ella, no permitiéndole salir de la casa y si lo hacía, era siempre bajo su vigilancia. Además, sostuvo que varias personas declararon sobre el contexto de sometimiento y las conductas violentas desplegadas por Racco.
En esa línea, la fiscal dijo a este diario que "el relato de la víctima es el más importante, pero siempre en estos casos hay contexto y otros elementos que se suman". Además, recordó que durante la apelación hizo hincapié en que "la Corte Interamericana de Derechos Humanos da pautas de cómo analizar los relatos de las víctimas en cuanto a la coherencia, el sostenimiento en las diversas veces que lo fue contando, la no contradicción". Y consideró que "lo importante del fallo, además de ser reparador para la víctima, se da en cuanto a la figura de reducción a la servidumbre. El poder nombrarlo. Tenemos pruebas para sostener cada una de las calificaciones", aseguró.
Luego de estar por 23 años en la casa de Santiago al 3500, bajo control del agresor, el 8 de mayo de 2019, María Eugenia aprovechó una descompostura de Racco, que se encerró en el baño de apuro, y antes de irse solo tomó su DNI, 640 pesos y dos fotos de su hijo, al que no veía y a quien el hombre prometía dañar, si ella lo dejaba.
Cuando fundamentaron la condena, los jueces de baja instancia también dijeron que "el calvario al que fue sometida María Eugenia en los primeros años sólo tiene parangón con los testimonios de víctimas del terrorismo de estado".